En Castro nos quedamos 3 noches. Es la capital de la provincia de Chiloé, perteneciente a la Región de los Lagos. Sin duda, las imágenes de los palafitos de Castro se han propagado por todo el mundo, haciéndonos soñar con esas pintorescas viviendas de aspecto tan diferente en pleamar o bajamar.
Los palafitos de Castro
Para despedirnos de la isla en nuestro último día en Chiloé, no podíamos quedarnos sin sentir su lento palpitar. Nos sentamos en un palafito admirando el sosiego del mar, mientras los carpinteros de ribera realizaban su trabajo artesanal en los astilleros.
Ahora, los palafitos de Castro se han puesto de moda como atractivos turísticos y se han ido restaurando para montar alojamientos y restaurantes. Pero no siempre ha sido así. Antiguamente, los palafitos se emplazaban en las zonas marginales de los pueblos de Chiloé. Los pescadores construían sus viviendas sobre el agua, ya que así no necesitaban poseer tierra firme en propiedad. Era como si se apoderaran de un trozo de mar. En los últimos años han pasado de considerarse zonas deprimidas a ser deseados por todos. Las construcciones todavía no se han legalizado, siguen siendo concesión marítima y no hay título de propiedad.
Palafitos de Castro
Aunque antiguamente existían palafitos en varias localidades isleñas, eran frecuentemente pasto de las llamas y en las últimas décadas han quedado muy mermados. De las zonas de palafitos que se conservan en Castro, las más fotografiadas son el barrio de Gamboa y el de Pedro Montt. Ambos cuentan con miradores. Yo intenté acercarme a los miradores en bajamar y en pleamar para fotografiar las imágenes icónicas de Chiloé. Cuando baja la marea, los pilares de madera se presentan clavados sobre el terreno pantanoso y los barcos quedan varados. En pleamar, las construcciones de madera parecen flotar sobre el agua, reflejándose su silueta. Cuando estás dentro de la vivienda, notas el flujo de las mareas bajo la cama.
Palafitos de Castro: barrio de Gamboa en bajamar
Palafitos de Castro: barrio de Gamboa en pleamar
Palafitos de Castro: barrio de Montt
De paseo por Castro
En Chiloé siempre hay que conocer las historias de los lugares para poder ver más allá de lo que captan nuestros ojos. Hay que escuchar a sus habitantes, siempre dispuestos a hablar sobre su isla, de la que tan orgullosos se sienten.
De paseo por Castro, contemplamos la arquitectura chilota en madera, conocimos un poco de su historia en el pequeño museo regional, visitamos la iglesia Patrimonio de la Humanidad y saludamos a los cisnes de cuello negro que llegan en pleamar a los humedales.
Calle Blanco Encalada en Castro
En el Museo regional aprendimos que Castro es la tercera ciudad más antigua de Chile, fundada en 1567. Continúa la lección histórica detallando la etapa de la colonización, las primeras revueltas entre indígenas y españoles, la posterior fidelidad a la Corona española, y la tardía independencia del territorio insular debido a su aislamiento e ignorancia de lo que ocurría en el resto de Sudamérica.
Museo regional de Castro
La iglesia de San Francisco de Castro es una de las 16 iglesias de madera de Chiloé que han sido distinguidas como Patrimonio de la Humanidad. Es fácilmente reconocible su aspecto neogótico, tan diferente al resto de iglesias chilotas más rudimentarias. La fachada amarilla se alza en la Plaza de Armas, muy céntrica. Ese es su aspecto actual, aunque en su andadura ha sufrido completos destrozos y posteriores reconstrucciones. Visitar su interior es más fácil que en otras iglesias, ya que ésta suele estar abierta.
Iglesia de Castro
Los cisnes de cuello negro son originarios de Sudamérica y en Chiloé han encontrado un lugar preferente para su reproducción. Hay que esperar en el estuario del río La Chacra para verlos llegar con la pleamar. Avistamos colonias realmente numerosas, que conviven con otros tipos de aves, aunque son los curiosos cisnes los que acaparan una atención especial.
Cisnes de cuello negro en Castro
Dónde dormir y cenar en Castro
Alojamiento:
Encontramos alojamiento en Palafits, un palafito recién restaurado que justo acababa de abrir un par de días antes. Se ubica en el barrio de Gamboa, barrio que cuenta con una hilera de palafitos sobre la desembocadura del río Gamboa. El hospedaje está a cargo de tres encantadores jóvenes muy ilusionados con su nuevo proyecto, que les ayuda a sobrevivir para dedicarse a su carrera de documentalistas. Nos atendieron de maravilla. Todo está impecable. Las habitaciones son pequeñas, aunque muy acogedoras, respetando la arquitectura tradicional de los palafitos. La terraza colgante es un encanto.
Hay que tener en cuenta que no se exime del pago de IVA a los extranjeros cuando te alojas en un palafito, al contrario del resto de alojamientos en Chile. Se debe a su singularidad histórica, ya que no tienen título de propiedad.
Restaurante La Cevichería, en el barrio de Gamboa. Cenamos de maravilla. Chupe de pescado y marisco. Y por supuesto, el plato típico chilota, curanto, aunque en este restaurante no preparan la receta tradicional, sino una versión propia. Qué rico estaba todo.
Restaurante El Mercadito, ubicado en el puerto. Mi favorito en Castro. Muy muy bien. Merluza con puré de choclo y ensalada chilena. Cordero con puré de manzana y chucrut. Suspiro limeño con frutos rojos. Pastel de lima y limón.
Restaurante del Casino. Nos presentamos en este restaurante por fuerza mayor. Esa noche estábamos ya sentados en El Mercadito, que tanto nos había gustado y pensábamos repetir. Ya habíamos pedido los platos cuando de repente un corte eléctrico dejó la ciudad a oscuras y las cocinas apagadas. No pudieron servirnos y todos los restaurantes se vieron obligados a cerrar, excepto el del Casino que dispone de grupos electrógenos, y ahí terminamos cenando. Es un sitio más bien elegantorro aunque notamos poca calidez humana. Al final no cenamos mal. Congrio con puré de habas verdes, merluza con puré de choclo.
Los días primaverales son largos en Chiloé. Hay luz hasta casi las 10 pm y los restaurantes de Castro no cierran hasta las 23 h.
Habitación en Palafits
Apacible siesta en Palafits
Excursiones desde Castro
Circuito en coche por la Isla Lemuy
Circuito en coche por la Isla Quinchao
Parque Nacional Chiloé y Muelle de las Almas
Pingüineras de Puñihuil y bahía Pumillahue
Costa nordeste de Chiloé
Ha llegado el momento de emprender rumbo hacia el norte, pero en vez de hacerlo directamente por la Ruta 5, queremos dar un pequeño rodeo para conocer la costa nordeste de Chiloé. Así que, desde Castro nos ponemos en marcha hacia Dalcahue y después a Quemchi. Poco antes de Quemchi, nos llama la atención el Humedal de Aucar, donde volvemos a encontrarnos cisnes de cuello negro, además de otros tipos de aves.
Humedal de Aucar
Quemchi es una localidad costera. Nos han contado que es tierra de leyendas y de brujería. En vez de encontrarnos brujas narigudas cociendo brebajes en su olla, descubrimos un puerto pesquero muy apacible, ferias de artesanía, y una chica muy amable en la oficina de información turística. Eso sí, nadie preparaba curanto al hoyo ese día para que lo pudiéramos degustar.
Iglesia de Quemchi
Quemchi: puestos de artesanías
Tomar la carretera de la costa por Linao nos retrasó bastante. Están asfaltando el tramo de Quemchi a Chacao. Algunos tramos ya están finalizados, pero otros estaban en obras y sufrimos varios cortes de tráfico. A cambio resultamos obsequiados con vistas a la Cordillera, cuyas cumbres nevadas brotan del mar. Pasamos por pequeñas granjas rurales, por pequeñas bahías que acogen pueblos pesqueros. Es la esencia de Chiloé: campo y mar.
De Chiloé a Osorno
En Chacao embarcamos en el transbordador para cruzar el Canal que separa la isla del continente. Y en Pargua retomamos el contacto con el Chile continental para dirigirnos a Osorno. Es una gozada conducir con los volcanes Osorno y Calbuco de frente, uno a cada lado de la autopista.
Navegación por el Canal de Chacao
Antes de llegar a Osorno no podíamos resistirnos a parar de nuevo en Frutillar para tomarnos unos jugos y unas tartas en Duendes del Lago. Vaya día tan caluroso. En Chiloé se han alcanzado 28 ºC. El Lago Llanquihue está lleno de bañistas. Parece pleno verano y sólo estamos a principios de diciembre.
Frutillar. Lago Llanquihue
Nuestros amigos chilenos, Vero y familia, nos aguardan en Osorno para hacer gala de una inagotable hospitalidad. La velada resulta encantadora. Qué lujo que te traten tan bien.
ESTA ETAPA PERTENECE AL VIAJE: CHILE. UN VIAJE ENTRE VOLCANES: NORTE, ARAUCANÍA Y CHILOÉ
Yo estoy en este momento en la isla nos internamos por Pargua todo bien solo un inconveniente cuando pasamos a Dalcahue tanto para internamos como para salir la espera fue muy largo en tiempos más de una hora y media de espera creo que es mucho y eso hace tedioso mucho tiempo.
De lo demás bien tranquilo
Hola Carolina,
Gracias por comentar la situación en directo. Tal vez las esperas se deban a las mareas, no sé.
Un saludo