El sol tan reluciente casi me deslumbra al despertarme. Entra por la ventana, iluminando mi habitación, igual que ilumina las ruinas de Ollantaytambo. Estoy a 80 km de Cusco y a 2800 m de altitud, en un extremo del Valle Sagrado de los incas. En este día recorreré el Valle Sagrado, visitando las ruinas de Ollantaytambo y Pisac.
Un desayuno potente, como siempre en Perú: huevos revueltos, pan, queso, mermelada, fruta, zumo, yogur, café con leche….….Una pareja de limeños me invita a desayunar en su mesa al verme sola. Son unos enamorados de la zona, a donde se escapan siempre que pueden. La conocen a fondo, así que me dan buenos consejos. Lástima que no tendré tiempo para visitar muchos de los sitios que me recomiendan, porque esos paseos en bici o a pie sonaban muy bien.
Poco va a durar el sol, pues se van acercando nubes amenazantes.
Vista desde Ollantaytambo
Fortaleza de Ollantaytambo
A primera hora me dedicaré a visitar las ruinas incas de Ollantaytambo. Quedan al lado del pueblo (entrada incluida en el boleto turístico). No quiero guía, que ya me han contado la historia de los incas muchas veces……¡me aburren! Prefiero recorrerlas a mi aire, en mi ignorancia, pero sin apretones. No me importa no enterarme completamente de su historia, porque disfruto más mirando y parando donde me llame la atención. Las historietas que cuentan los guías sobre los beneficios de la coca, la quinua, la pachamama, la vida de los incas, la conquista, etc, etc., me resultan repetitivas. Ya las conozco.
Grandes terrazas se integran en la ladera de la montaña. Subo las escaleras para llegar a la zona alta y alcanzar el Templo del Sol, un lugar donde recargar energía. Enormes rocas de granito rosa extraídas de una cantera de la montaña de enfrente, rompen la homogeneidad de la piedra usada en el resto de las construcciones.
Esta ciudad, fundada por el Inca Pachacútec, fue una fortaleza de importante resistencia contra la conquista española. Se enclava en el Valle Sagrado de los incas.
De la parte alta del recinto parte un sendero que sigo, hasta llegar al Incahuatana. Esta construcción fue usada como cárcel, y no existen ventanas hacia la salida del sol, ya que, contemplar el amanecer era un honor que no se permitía a los presos.
Desde aquí, las vistas son privilegiadas. Diviso 3 valles: el Valle Sagrado del Urubamba, el del Vilcanota, y el del Patachanka.
Todavía continúo subiendo un poco más para conseguir mejores vistas. Pero a 3050 m de altitud, veo que el sendero se vuelve peligroso y no hay nadie alrededor.
De nuevo en las ruinas, me siento a contemplar el panorama. Francisco es un guarda del recinto que me honra con su compañía, sentándose a mi lado y parloteando durante un buen rato. Charlamos sobre el devenir de la historia de este lugar y de Perú en general. “¿Cómo es España?”, me pregunta………. pregunta recurrente de muchos peruanos. “Es más pequeña que Perú, ni siquiera la mitad en tamaño”………..”No me lo puedo creer, si es la madre patria, si era un imperio poderoso”………..Y le voy explicando mi punto de vista sobre la diversidad de España, forma de vida, paisajes, ……
Me vuelvo a encontrar con los franceses con quienes compartí taxi de Maras a Ollantaytambo, y a quienes me encontré al día siguiente en Machu Pichu, y después cenando en Ollantaytambo. Cada vez que nos encontramos, vamos ganando confianza y nuestras conversaciones se alargan.
Mi visita prosigue por las antiguas terrazas de cultivo anexas a la fortaleza, a mi aire, hasta que desciendo a las ruinas inferiores. En la Plaza Manyaraque destaca el Templo del Agua y las fuentes que rinden culto al agua.
Fortaleza de Ollantaytambo
Vista de Ollantaytambo desde el Incahuatana
Graneros incaicos de Ollantaytambo
Todavía me quedan ganas de subir hasta los graneros incaicos, encajados en una ladera frente a la fortaleza. La subida es pronunciada y resbaladiza, ya que se ha puesto a lloviznar. En la subida conozco a Pier, un suizo que me invita a cenar en Cusco por la noche, aunque no puedo asegurarle llegar a tiempo para la hora propuesta. Todavía me quedan muchos planes y el día terminará tarde!
Desde los graneros obtengo las mejores vistas hacia el conjunto arqueológico.
Vistas de Ollantaytambo y las ruinas desde los graneros incaicos
Graneros incaicos de Ollantaytambo
Pasear por las calles incaicas de Ollantaytambo
Pasear por Ollantaytambo es un placer. Sus estrechas calles empedradas conservan el trazado incaico, con sus canales de agua en el suelo, sus altos muros de piedra bordeando las casas, y con bonitos patios interiores.
Calles de Ollantaytambo
En transporte público por el Valle Sagrado del Urubamba
Recojo la pequeña mochila en el hotel porque mi siguiente destino será Pisac, en el otro extremo del Valle Sagrado. Necesitaré dos etapas para llegar de Ollantaytambo a Pisac en transporte público. Primero tomo una combi hasta Urubamba, justo a tiempo de librarme de un intenso aguacero. Un grupo de pasajeros de lo más variopinto se reunían en el interior de la combi. Algunos peruanos vestidos con sus trajes tradicionales, otros con ropa occidental, pocos turistas.
En la Terminal de Urubamba, me entretengo tomando un tentempié mientras espero por el autobús a Pisac. Las coloridas vestimentas de los indígenas desfilan por la Terminal de autobuses.
De Urubamba a Pisac se suceden los campos de choclo en este Valle Sagrado rodeado por cerros de pronunciadas pendientes. Los incas pensaban que el recorrido del río Urubamba por el valle seguía el curso de la Vía Láctea, lo cual lo conectaba con el cielo. Por ello, consideraban que este valle era sagrado.
El autobús se va llenando cada vez más, ya cuesta respirar. Un autobús que no es precisamente último modelo, en el que se suben y bajan vendedores ambulantes en cada pueblo, ofreciendo sus productos: chicha casera, gelatina, choclo……….Una experiencia un tanto pintoresca, aunque……….después de haber estado en Bolivia, esto me parece civilización absoluta.
Terminal de autobuses de Urubamba
Valle Sagrado de Urubamba a Pisac
Mercado dominguero de Pisac
El mercado indígena de Pisac viste de colorido cada domingo la plaza y calles aledañas. Tejidos, cerámicas, comida, en multitud de puestecillos colocados en la plaza del mercado. Es también una buena ocasión para mezclarse con indígenas de diversas comunidades, ataviados con vistosas vestimentas.
Pisac se emplaza en el Valle Sagrado de los incas, y es el principal punto de visita del valle, junto con Ollantaytambo. Las calles cuadriculadas de Pisac recuerdan su pasado colonial. Los españoles trazaron el nuevo pueblo en la parte baja.
Calles de Pisac
Mercado de Pisac
Ruinas incaicas de Pisac
El parque arqueológico de Pisac corresponde a la antigua ciudad inca. El poblado prehispánico estaba construido en las laderas de las montañas, a 9 km del pueblo actual y a unos cuantos metros más de altura. Para visitarlo, localizo un taxi (tarea difícil en un domingo de mercado), que por 22 soles me lleva a la parte más alta del complejo (entrada incluida en boleto turístico). Al igual que en todos estos recintos, se pueden contemplar restos de edificios civiles, militares, religiosos, agrícolas, además de terrazas de cultivo………………. Y un antiguo cementerio inca de gran tamaño, que fue saqueado por los conquistadores.
Como no, también tiene su Palacio imperial, y sus centros ceremoniales con el Templo del Sol, de la Luna, del Agua. A estas alturas de viaje, ya diferencio perfectamente los edificios nobles del resto de construcciones.
Bajar la sucesión de cientos de escaleras hasta llegar a Pisac me parece interminable. En cualquier caso, el paisaje es sensacional, merece la pena bajar andando por este decorado natural formado por las ruinas colgadas de la montaña sobre el Valle Sagrado del Urubamba.
Ruinas incas de Pisac
De Pisac a Cusco en transporte público
En Pisac, al borde de la carretera espero encontrar un transporte para ir a Cusco, al igual que también lo esperan otras personas. Las únicas turistas somos Claire y yo, haciéndonos compañía. Claire, se vino de viaje a Perú por 2 semanas, y ya lleva 2 meses……(me acuerdo del amigo Monti). Bajamos juntas de las ruinas, con su guía, que me ayudó a no tomar un camino equivocado.
Ya anocheciendo, nos montamos en una combi. Cuento hasta 20 personas allí embutidas, no cabe ni un alfiler………… ¡Qué va! Jajaja, si es que los coches peruanos han descubierto 2 formas de estirarse como chicles. La primera es que se puede viajar de pie. La segunda es que tienen 2 pisos……….unos sobre otros…………. Va entrando más gente en diversas paradas por el camino. Ya no sé cuántos estamos dentro. De repente, me encuentro con un niño en mis brazos, que se me va escurriendo en cada curva, pero él no se queja ni lo más mínimo.
La furgoneta nos deja lejos del centro de Cusco, pero Claire me ayuda a orientarme y regresamos juntas hasta la Plaza de Armas.
Para comer y dormir
Hotel en Ollantaytambo: Hotel Sauce. Habitación acogedora, con vistas a las ruinas incas de Ollanta, buen desayuno y buena atención. Recomendable.
Restaurante en Ollantaytambo: Oryshas. Al lado del río. Comida rica, recomendable