Tupiza es una agradable ciudad de unos 25.000 habitantes, en el sur de Bolivia. Recorrer sus paisajes de cactus y pedruscos rojizos nos hacía sentir personajes de un western. Perteneciente a la provincia de Potosí, se sitúa a 100 km de la frontera con Argentina.
¡Aquí ya empieza a oler a Argentina!
Debido a su ubicación geográfica, Tupiza suele usarse como etapa intermedia para aquellos viajeros que enlazan el sur de Bolivia con el norte argentino, como nosotros. Por ello es bastante turística y dispone de todo tipo de servicios (aunque no había cajero automático en esos momentos) y de un clima muy agradable, ¡se puede disfrutar de la piscina en el hotel!. Después de todo el polvo que habíamos tragado, sentaba de maravilla!.
Tupiza nos recibía con un corte de carretera por protesta del colectivo de taxistas. En Bolivia son muy frecuentes los cortes de carretera para reclamar, y era raro no habernos encontrado ninguno hasta ahora. Como no nos permitían entrar en el pueblo en el 4×4, se acercó a recogernos personalmente la dueña del hotel de Tupiza. Quería disculparse por la cancelación del hotel de la segunda noche durante el tour de Uyuni………….ay, nunca olvidaré aquella nochecita en la Laguna Colorada.
Emplazada a “sólo” 2900 m de altitud,se notaba el descenso. Nos encontrábamos en plena forma y respirábamos mucho mejor.
Mirador de El Sillar. Intenso trabajo geológico y erosivo
Merece la pena dedicar un día a recorrer los alrededores: quebradas, formaciones rocosas, cañones, paisajes en colores, habitados por cactus y escasos matojos…
El Cañón del Inca de Tupiza
Así que, nos planteamos la primera pregunta: ¿Cómo recorremos los alrededores?
Las opciones son múltiples: en jeep, a caballo, en bici, andando, o una combinación de los anteriores.
El acuerdo fue unánime: ¡ANDANDO!
Estábamos hartos de tantos kilómetros en coche los días anteriores, y necesitábamos estirar las piernas.
Nuestro destino será el Cañón del Inca, accesible a pie desde Tupiza, contando con la ayuda de un mapa garabateado que nos entregaron en el hotel.
Primero pasamos por la Puerta del Diablo
Después, el Valle de los Machos
Recorriendo estos paisajes que nos hacían sentir personajes de un western, entramos en el Cañón del Inca. Entre pedruscos colorados avanzamos, hasta encontrarnos con la pared del cañón, y entonces resultó imposible escalar aquellas paredes verticales.
Buscando petroglifos, nos encontramos con alguno muy moderno….
Al final, gracias a una guía que acompañaba a unos franceses, encontramos los petroglifos indígenas. Estaban un poco escondidos.
Algunas curiosidades de Tupiza:
En Tupiza fueron capturados y muertos los famosos bandoleros ButchCassidy y SundanceKid, tras sus millonarios asaltos.
Para hacer la gracia con su nombre, todos los restaurantes sirven pizza.
Reflexiones de Bolivia
De esta forma nos despedimos de Bolivia, con la pena de dejar un país, un curioso país. También con pena de ver que ya quedaban atrás unos cuantos días de viaje, llenos de muchísimos paisajes y experiencias. Pero con la ilusión de lo que todavía nos esperaba por delante en Argentina.
Yo me quedé con la espinita de no haber intentado ascender a un 6000. Quizá aquí es más fácil que en ningún otro lugar del mundo. ¡Habrá que volver para intentarlo!!
También nos despedimos de nuestros nuevos amigos viajeros, Luis y Lala, que continuaban hacia Potosí. Pero con el propósito de encontrarnos en un próximo viaje.
En los 10 días que pasamos en Bolivia, apenas nos hicimos una idea de una pequeña parte del país, de la vida en el altiplano.
Pero Bolivia es mucho más. Son valles, son selvas, parques naturales de enorme biodiversidad como Amboró, el Beni, Rurrenabaque y unos cuantos más. Son ciudades coloniales, como Sucre o Potosí, son diferentes culturas y diferentes paisajes.
Al día siguiente, sólo hora y media de taxi hasta a Villazón, pueblo boliviano limítrofe con Argentina. Aunque un poco pesados en la aduana, resultó fácil cruzar la frontera hacia La Quiaca, pueblo fronterizo argentino.
¡ADIÓS BOLIVIA!
Y volvíamos al NOA.
Rumbo a una aventura por la Argentina desconocida, por la inmensidad de la puna con sus colores inimaginables, por lugares llenos de inhóspitos paisajes de inabarcable belleza, de GENTES HOSPITALARIAS, de tradiciones autóctonas y de montones de historias.
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