San Xusto de Toxosoutos: papeleras y cascadas – Lousame RIAS BAIXAS 1


Iniciamos la ruta en la aldea de San Xusto, municipio de Lousame. Recorreremos bosques, ríos, cascadas, los restos del antiguo monasterio de Toxosoutos, y una serie de antiguas fábricas de papel abandonadas que se abastecían de energía hidráulica.

Localización de la ruta

Estamos en las Rías Baixas. La aldea de San Xusto pertenece al municipio de Lousame, a 35 Km de Santiago de Compostela.

Ruta de Toxosoutos

Tras dejar la aldea de San Xusto, de inmediato nos internamos en el bosque por un estrecho sendero que sigue el curso del río San Xusto, y notamos la humedad del ambiente. También la notan los troncos de los árboles o las rocas, forrados de musgo.
La ruta está señalizada con marcas blancas y verde fosforito, y se dirige al monasterio de Toxosoutos.

En un entorno de verdor, el mes de junio trae también el color rosado de las campanillas. Bonitas pero tóxicas.

Puente sobre el río San Xusto

Ya muy pronto nos encontramos varios molinos abandonados y varias cascadas antes de llegar a la iglesia de San Xusto, inmersa en el bosque.

Un par de edificaciones de piedra escoltan a la iglesia de San Xusto en su retiro solitario. Corresponden a las antiguas dependencias anexas al monasterio de San Xusto de Toxosoutos. Fundado en el siglo XII, fue abandonado en el XIX. El monasterio de Toxosoutos era relevante en su época, al cual también pertenecía la iglesia. De hecho, era uno de los monasterios más poderosos de Galicia, que además disponía de propiedades fuera de Galicia. Incluso dicen que estos monjes de Toxosoutos eran más dados a las riquezas terrenales que a los votos de pobreza y a la oración. Su claustro románico forma parte ahora de un pazo privado, tras ser vendido por el párroco de la iglesia a principios del siglo XX.

Monasterio de San Xusto de Toxosoutos

Llegar hasta aquí nos ha supuesto pasar una parte difícil de la ruta, por un sendero estrecho y resbaladizo. A partir de entonces, el camino es mucho más fácil.

Tras cruzar el río por un puente de madera, continuamos por su margen izquierda. Una carballeira se desarrolla en las laderas que envuelven el río. Pero pronto los eucaliptos ganan terreno, y toca un tramo sin interés paisajístico ni natural, aunque sirve para desbloquear las fosas nasales.

Llegamos a una estrecha carretera asfaltada, de la cual nos desviamos a la izquierda por un sendero prácticamente imperceptible, que nos sumerge de nuevo en un bosque de ribera, llegando a otra cascada, en un bonito y verde entorno.

La bajada al río es un pelín complicada, en la que hay que echar manos a troncos, raíces o rocas para asegurarse.

El pasado está representado en este lugar en forma de ruinas de una antigua papelera que aprovechaba la energía del agua.

Cuesta avanzar en el siguiente tramo al lado del río de San Xusto. Sendero muy estrecho y húmedo, a 3 m sobre el río y vegetación muy crecida. Tan chunga estaba la cosa que no nos quedó otra que volver a la carretera. Continuar por el sendero impracticable junto al río nos parecía demasiado temerario.

Tras nuestro bypass de menos de 1 Km por asfalto, enlazamos con la ruta junto a otra antigua papelera en ruinas a orillas del río.

Después de otro tramo cómodo, aunque insulso, en ligera bajada, llegamos a orillas del río Vilacoba. También compone un verde entorno, en el que el sonido del agua nos va acompañando al caminar por el sendero que discurre al lado del río.
Robles, ameneiros, helechos, laureles, e incluso algún acebo, pueblan sus orillas.

La antigua actividad humana se deja notar en muros, canales y molinos, todo ello forrado de musgo.

El río Vilacoba fluye pausado en esta zona, y sirve de espejo a los árboles que pueblan sus riberas.

Sin embargo, después gana fuerza y salta entre las rocas. Tal vez se ha dado cuenta de la escasa distancia que le queda para conocer la ría de Muros-Noia y se apresura para encontrarse con ella. O tal vez teme que el río San Xusto le tome la delantera.

Precisamente en el punto en el que ambos confluyen emprendemos nuestro regreso. Esto nos obliga a repetir el tramo a orillas del Vilacoba, hasta el puente, para después continuar siguiendo su curso, río arriba.

Todo este tramo a orillas del río es muy bonito. En ocasiones forma saltos de agua, otras, circula más remansado. No sólo estamos en contacto íntimo con la naturaleza, sino que también vamos descubriendo y conociendo la historia del pasado, los ingenios hidráulicos que forman parte de la cultura popular de siglos pasados. Papeleras, canales, molinos, conforman un sistema de aprovechamiento ecológico del agua.

Gran papelera invadida por la vegetación

Llega el momento de abandonar el río, subiendo hasta la aldea de Lesende, pequeña y rural. Allí me eché unas parrafadas con un paisano: “E logo, ¿hay algo que fotografiar por aquí?. Ti bota fotos si queres, pero eu levo aquí 60 anos e aínda non atopei nada interesante”….. No logramos ponernos de acuerdo, pues yo siempre veo algo interesante en la vida rural.

La subida continúa, y llegamos a divisar la ría de Noia. Seguimos subiendo un tramo por asfalto, hasta desviarnos a un camino de hierba por el bosque. Su acceso es un sendero estrecho bastante cerrado de vegetación; aunque volvemos a desembocar en asfalto. Por esta estrecha carreterita asfaltada y sin tráfico regresamos, en subida, entre pinos. Vamos viendo parte de la Sierra de Barbanza, destacando el Monte Iroite. Finalmente, por un camino tradicional nos reencontramos con el río San Xusto. Y ya sólo un plis plas para llegar a la aldea de San Xusto, donde recogemos el coche.

 

Track de la ruta de Toxosoutos

Descargable para GPS: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10382704

 

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