Este paseo llano y bonito nos permite conocer la costa de Corrubedo, en la que se alternan playas de belleza arrebatadora y formaciones rocosas de innumerables formas. Estamos en las Rías Baixas
Localización de la ruta
Corrubedo se sitúa en el extremo de la península del Barbanza, dividiendo la ría de Muros/Noia de la ría de Arousa. Posicionado geográficamente en las Rías Baixas, el mar no se muestra tan dócil como en el interior de las rías, sino que bate con energía contra las rocas o sobre las doradas arenas.
Corrubedo
Hace años, Corrubedo se había convertido en un pueblo triste y aburrido durante la mayor parte del año, marcado por la emigración de la segunda mitad del siglo XX………..casas cerradas, soledad en sus calles………..En verano retornaban los emigrantes para pasar las vacaciones, y, entonces recobraba vida. Poco tiene que ver ahora con aquella estampa tristona.
Algunos personajes famosos han encontrado chispa en este lugar, como el arquitecto David Chipperfield, entre otros, rehabilitando casas para convertirlas en residencia de disfrute. Pero antes fueron otros arquitectos nacionales quienes supieron encontrar el carácter de este lugar. Quizá porque su creatividad les permite ver más allá de los cánones estéticos creados y aplicados por el hombre durante siglos, y, con otra mirada, consiguen captar la conexión con la naturaleza y el mar.
También numerosas personas anónimas se han fijado en este pueblo pesquero para instalarse tras su jubilación o como lugar vacacional.
Lo que antes se veía como desordenado, ahora se ve como pintoresco. Corrubedo parece haber recuperado un lugar en el mundo.
En el pequeño puerto pesquero comenzamos esta ruta, que recientemente han señalizado con marcas azules, y denominado SR-1. Un puerto donde antaño existieron fábricas de salazón, y que ahora nos sigue hablando del sabor marinero que pervive en cada uno de sus rincones. En recuerdo a las tragedias del mar se erige el monumento a los náufragos.
El día de finales de octubre es claro, cálido, luminoso. Un preámbulo de esos días invernales de atmósfera limpia, pero todavía manteniendo temperaturas prácticamente veraniegas.
La costa de Corrubedo
El paseo por las estrechas callejuelas de configuración marinera nos lleva hasta la playa de Prado. Las casas se asientan directamente sobre la arena.
Las promociones urbanísticas que vendían “primera línea de playa” tendrían que venir aquí a ver lo que es de verdad vivir sobre la playa. Claro que esto sólo es posible cuando la presión urbanística es mínima.
Tras cruzar la playa, parte un sendero que nos lleva al borde del mar, por una costa rocosa de acantilados bajos, golpeada por las olas del Atlántico. Algunos pescadores prueban suerte lanzando sus cañas.
Siguiendo caminos de pescadores llegamos al Faro de Corrubedo, que fue construido en 1853. Lugar de atardeceres apoteósicos. La forma redondeada del edificio en la cara que mira al mar ayuda a frenar el viento. Su fachada hacia tierra es rectangular. Desde el Cabo Corrubedo contemplamos el Monte Louro, y más al fondo, Fisterra.
Nuestra ruta continúa hacia el noreste, dirigiéndonos a la playa de Balieiros. La hierba está tan mullida que parece que caminemos sobre una superficie acolchada. Pasando por varias calas de codios alcanzamos la playa de Balieiros, salvaje, desenfrenada. Las olas sacuden las rocas, provocando mil y una formas diferentes.
A veces saltando piedras, o caminando por la playa, otras veces por senderos de hierba, seguimos avanzando con permanentes vistas al mar. Las formaciones rocosas son continuas durante este trayecto costero.
La Punta de Pardiñeiras es un buen punto de contemplación de la playa de Espiñeirido. También divisamos la Sierra del Barbanza que emerge al fondo.
Una pasarela de madera recorre la playa, por la cual continuamos un tramo, aunque después regresamos para atravesar los montes y hacer una ruta circular. Muy cerca de la playa encontramos un viejo molino de agua, junto el rego de Espiñeirido.
Entre pinares prosigue la ruta, que nos conducen a la aldea de Teira, entre el verde de los campos y el azul del mar.
Continúan los pinares hasta pasar Olveira, donde tomamos un camino que conduce al Parque Natural de las dunas de Corrubedo. Aunque la gran duna móvil de más de 1 Km de largo sea su elemento más conocido, el parque natural es más que arena. Lagunas, vegetación, fauna, también forman parte del parque, cuyo nombre completo es Parque natural dunas de Corrubedo y lagunas de Carregal y Vixán. La duna se mueve tierra adentro, aunque nuestra dimensión humana no sea capaz de percibirlo.
¡Cuántas veces me habré tirado yo por esa duna hace años!. Ahora está prohibido pisarla, desde su protección como parque natural en 1992. Sólo se permite acceder a un mirador desde una pasarela de madera. Y es que en cuestión de años fue perdiendo muchísima arena y altura (se ha quedado en 20 m de altura)………….bueno, en realidad se la fueron robando.
Toda la zona es un inmenso jardín de vegetación dunar. Si te fijas un poco, aprecias montones y montones de plantas diferentes, algunas endémicas, que en primavera florecen por doquier.
Por uno de los senderos del parque llegamos a la laguna de Carregal, dejando la duna a la derecha. Esta laguna contiene agua salada, permaneciendo comunicada con el mar. Es hábitat de aves, anfibios, reptiles, o mamíferos acuáticos, por lo que ha sido designada ZEPA, Sitio RAMSAR, Lugar de importancia comunitaria, ZEPVN (Zona de especial protección de valores naturales), además de Parque Natural. Al fondo divisamos el Monte Tahúme.
La leyenda cuenta que la ciudad de Valverde está enterrada bajo las dunas, o sumergida bajo las aguas de la laguna. Y dicen que algunas personas han oído el repique de sus campanas.
Caminando por la playa de A Ladeira retornamos a Corrubedo.
Esponjas marinas, algas, conchas de moluscos, afloran a la superficie.
Aunque a finales de octubre, hay quien no quiere dejar de pasar un día de playa. La verdad es que la cálida temperatura invita a ello. Otros prefieren surfear.
Track de la ruta:
Descargable para GPS: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=13891687
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