La Costa Esmeralda se localiza al noreste de Cerdeña y está plagada de puertos deportivos con yates de lujo, por lo que constituye un destino veraniego bastante elitista. Utilizamos la ciudad de Olbia como base para realizar una ruta en coche en la que exploramos yacimientos arqueológicos y lugares costeros.
En Olbia ha amanecido un día muy nublado y feo. Desde la terraza de la habitación contemplamos enfrente el paseo marítimo jalonado de palmeras y la bahía rodeada de pequeñas montañas envueltas en niebla. Anoche llamaba la atención la colorida iluminación de la noria, pero por la mañana está parada.
Paseo marítimo de Olbia
Yacimientos arqueológicos de Arzachena
A Arzachena tardamos una media hora escasa desde Olbia, municipio en el que existen 7 sitios arqueológicos visitables. La entrada combinada para los 7 cuesta 20 € y se pueden visitar en diferentes días. Nosotros seleccionamos 2 yacimientos por 7 €: el Nuraghe La Prisgiona y la Tomba di Gigante Caddu Vecchju. Hay aparcamiento y taquilla en ambos. Las visitas son libres, no hay guías, pero te puedes informar de las características de los lugares leyendo los paneles explicativos.
El Nuraghe La Prisgiona tiene casi 4000 años de antigüedad, pues estuvo habitado entre los siglos XIII-VIII a.C. Cuando ves los grandes bloques de piedra con los que construyeron el poblado, te parece increíble que los pudieran mover hace milenios.
Como es habitual en los nuraghes, las 90 cabañas circundan las torres defensivas: una torre central y dos torres laterales. La central es cilíndrica y más alta, y su función era de vigilancia y defensa. Las murallas completan el sistema defensivo. Este poblado se resguarda bajo arbolitos, en una situación más escondida que el que conocimos en Barumini. Posiblemente, la mayor altura de las torres del Su Nuraxi de Barumini se debía a su posición más expuesta y la necesidad de vigilar la extensa planicie que se extiende alrededor.
Las excavaciones arqueológicas han evidenciado que las construcciones circulares no se destinaban sólo a viviendas, sino que también existía un taller con horno cerámico para construir vasijas, y otro horno para elaborar pan. Además se han encontrado restos de vasijas que supuestamente contenían bebidas destiladas que se consumían en ocasiones especiales.
Nuraghe La Prisgiona
Únicamente nos tenemos que desplazar 1 Km para llegar a la Tomba di Gigante Coddu Vecchju. Se trataba de una tumba colectiva, probablemente usada por los pobladores del cercano nuraghe La Pristigiona. Fue construida en 2 periodos y fue utilizada en la Edad del Bronce y Edad del Cobre. Alrededor se extienden viñedos hoy en día, perfectamente alineados y tornando a colores otoñales.
De nuevo nos asombra la antigüedad de la construcción, los arcos, las grandes losas frontales, especialmente la alta losa central labrada.
Tomba di Gigante Coddu Vecchju
Viñedos en Tomba di Gigante Coddu Vecchju
Ruta en coche por la Costa Esmeralda
Tras visitar los yacimientos arqueológicos de Arzachena emplazados en el interior, nos vamos a buscar el mar de la Costa Esmeralda, zona de pequeñas bahías en las que se asientan urbanizaciones vacacionales y puertos deportivos de alto nivel. Todo está vacío ahora.
Capo Ferro está casi todo repleto de urbanizaciones privadas que cierran el acceso a la costa. El blanco faro es terreno militar y está prohibido acceder.
Baja Sardinia, Poltu Quatu, Porto Cervo, son todos ellos lugares de veraneo creados artificialmente.
Impresionantes yates atracan en el puerto deportivo de Porto Cervo. Es un resguardado puerto bajo la vigilancia de una sencilla ermita blanca que cuelga de la ladera y rodeado por una corona de montes rocosos. Paseando por la Marina alucinamos con el poderío. Las embarcaciones más grandes y lujosas lucen bandera de Islas Caimán. El aparcamiento cuesta 3 €/hora en verano, pero ahora los parquímetros están apagados. Tampoco es que haya mucho que hacer o mirar por aquí.
Porto Cervo en la Costa Esmeralda de Cerdeña
La península de Porto Cervo separa el golfo de Arzachena (que se extiende entre Palau y Capo Ferro) del golfo de Pevero.
La playa de Pevero se considera una playa bonita, pero no lucía nada al estar llena de posidonias muertas bajo las nubes grises. Es un hábitat natural que acoge aves, ya que se comunica con una laguna rodeada de vegetación y posee un pequeño cordón dunar. La laguna se puede rodear por un sendero.
Playa de Pevero en la Costa Esmeralda de Cerdeña
En Cala di Volpe hay una sucesión de cuatro playitas preciosas rodeadas de vegetación autóctona y separadas por rocas. Llegamos por una pista de tierra de 1 Km y aparcamos en un parking privado que en temporada playera cobra 2,5 €/hora. Ahora es gratis.
Por un senderito entre fragante vegetación llegamos a la primera playa, la más grande. El agua está tranquila, aunque el cielo muy nublado y no hay nadie. Caminamos al borde del mar para irnos acercando a las sucesivas playas. Lo más sorprendente es el color rojizo de la arena. Aunque no es tan rojo como en las playas de ceniza volcánica, resulta bastante llamativo, más rosado, debido a la erosión del granito rosa que compone las rocas. Desde aquí divisamos la bahía y la Isla Tavolara que se alza por detrás de Cabo Figari.
Cala di Volpe en la Costa Esmeralda
La Playa de Capriccioli queda a muy escasa distancia. Parece un lago rodeado de montañas. Me traslada mentalmente a la Patagonia, con el cielo gris y el marco montañoso alrededor.
Spiaggia di Capriccioli
Enfrente queda otro cabo, Punta Volpe, donde hay unas casas impresionantes. Tras pasar otro de los puertos deportivos de la Costa Esmeralda, Porto Redondo, llegamos a la playa de Punta Volpe situada en el extremo del cabo.
Playa de Punta Volpe en la Costa Esmeralda
Llegar hasta el pueblo de Golfo de Aranci no resultó interesante. Se emplaza en Capo Figari (Punta del Semáforo) y es puerto de salida/llegada de ferries a Livorno. El paseo marítimo estaba mustio bajo las nubes casi lloviznando. Seguro que en verano está animadísimo. Ahora sólo están abiertos algunos bares y tiendas. Una estatua de sirenita emerge de las aguas. Al menos, este pueblo nos proporciona una vista costera del Golfo de Aranci en cuyo fondo se ubica Olbia. En este golfo divisamos la cercana isla de Figarolo y por detrás, la más lejana Isola Tavolara, que llega a alcanzar alturas de 500 m.
El Cabo Figari se estrecha aquí y remata en un promontorio rocoso, que tal vez estaría bien explorar. Por ejemplo, se puede seguir hasta algunas playas, como la Cala Moresca. Nosotros preferimos regresar a Olbia porque el día está feucho.
Olbia, capital de la Costa Esmeralda
En Olbia existe un Museo Arqueológico, que intenté visitar, pero faltaban pocos minutos para cerrar y no me permitieron entrar.
Me dedico entonces a observar los reflejos de la noria en el agua. Va cambiando de colores y resulta entretenido. Me recorro el paseo marítimo y las calles peatonales del centro. No es una gran ciudad histórica, pero es agradable. La ciudad está muy animada, con muchos bares y terrazas. Es el motor económico y de negocios de la costa este de Cerdeña.
La iglesia de San Paolo no es muy antigua, ya que fue erigida en el siglo XVIII, pero destaca el colorido de su cúpula policromada que se añadió en la primera mitad del siglo XX.
Alojamiento y restaurantes en Olbia
Grand Hotel President. Es un buen hotel de 4*. La decoración es muy clásica y algo recargada. Te transporta a otra época. Magnífica ubicación en el paseo marítimo a un paso del centro histórico que está lleno de restaurantes. Estupenda habitación con muebles clásicos y cama muy grande, armario, mesa, sillas, baño con mármol travertino. Terraza con mesa y vistas a la bahía y al paseo marítimo donde gira la noria iluminada. Se está genial.
Desayuno buffet que sirven ellos por el covid. Es abundante y variado. Platos calientes, salados (rico queso pecorino), fruta, yogur, pan, dulces.
El restaurante del hotel estaba cerrado por covid.
Restaurante Art Academy, un local moderno con terraza interior ajardinada. Cenamos muy bien: pacchero verrigni al ragú de picanha y crema de burrata, pacchero verrigni al frutti di mare, que estaba riquísimo.
Restaurante Il Paolo, en el centro de Olbia. Fregola con frutti di mare. Está rica, aunque no tanto como la que tomamos en Alghero ni como la pasta con mariscos que tomé en Art Academy, que estaba deliciosa. De postre, tarta de chocolate. El servicio es serio y muy bueno. El precio de la comida es correcto, pero se pasan en las bebidas y el servicio.