De Malpica a Niñóns por Punta Nariga. Camiño dos Faros COSTA DA MORTE 1


Ésta es la primera etapa del Camiño dos Faros, ruta senderista de 200 Km que recorre la Costa da Morte desde Malpica a Fisterra. La primera etapa transcurre entre Malpica y la playa de Niñóns. Sin embargo, nosotros la iniciamos en el Cabo San Adrián, acortando 4 Km respecto a comenzarla en Malpica.  Realmente el tramo entre Malpica y San Adrián ya lo tenemos muy visto. Pasaremos por fantásticos lugares, entre ellos, Punta Nariga.

Localización de la ruta

Cabo San Adrián

Junto al mirador de San Adrián encontramos las marcas verdes con las que los trasnos han señalizado el Camiño dos Faros. Marcas que nos guían al sendero que bordea la costa, observando de frente las Islas Sisargas, que albergan un faro construido en 1853. Ahí, en medio de los terribles temporales de la Costa da Morte, vivieron los fareros durante años, aunque actualmente ya están deshabitadas. El faro se alza en la mayor de las 3 islas, la Sisarga Grande, a la cual acompañan la Sisarga Chica y Malante. Tan densas nieblas se llegan a formar en esta costa, que los fareros también disponían de un cañón para avisar a los buques, cuando la luz del faro no era visible.

Las Sisargas siguen acompañando nuestra mirada, al igual que acompañan a los pescadores que aprovechan esta mañana de domingo de febrero para probar suerte sobre los acantilados de Pedra do Lobo, batidos por el oleaje.

De San Adrián a Seiruga

Transcurrido algo menos de kilómetro y medio, ya aparece a lo lejos Punta Nariga, custodiada por su peculiar faro.
Para nosotros, es turno de cruzar pequeñas calas que reciben las embestidas de las olas, como el Coido de Fontán.

Un tímido sol asoma entre la niebla cuando pasamos por As Salgueiras. El día está muy tranquilo, sin pizca de viento y suave oleaje.

Desde Bico do Castro, contemplamos los acantilados, pulidos incesantemente por cada ola. Poco después, la costa de Barizo se presenta ante nuestra vista.

Arte no falta en la ruta. Entre obras escultóricas naturales, ímpetu del oleaje, o colorido sosiego en algunas calas.

Nuestros pasos nos conducen a Beo, aldea del municipio de Malpica. En su playa nos reciben varias docenas de gaviotas.

Aquí tomamos la “ruta de invierno”, atravesando la aldea de Beo y siguiendo entre fincas de cultivo. No es posible seguir por la costa cuando el río de Esteiro baja muy crecido. Alguna nueva casa de diseño llama la atención entre las tradicionales de piedra, los hórreos, y los campos de un verde tan brillante que sólo es posible cuando llueve.

El rodeo es considerable, incluso pasando un tramo de carretera, hasta llegar de nuevo a la costa, en la playa de Seiruga. Viendo el caudal del río, no creo que hubiéramos podido vadearlo.

Playa de Seiruga

Dejando nuestras huellas temporales sobre la arena, recorremos la playa de Seiruga. Playa de fina arena, con vistas a las Sisargas y con un sistema dunar.

El camino ha sido muy fácil hasta el momento, apto para casi cualquiera. A partir de entonces, el sendero se estrecha sobre los acantilados que caen vertiginosamente hacia el mar. El sol ha ido cogiendo fuerza y el calor ya se hace notar.
A la par, el paisaje va ganando en belleza agreste, y el sol invernal potencia los colores verde y azul.

Barizo

Y así llegamos a Barizo, donde se sitúa el restaurante As Garzas, uno de mis favoritos en la provincia de A Coruña. Desde que lo descubrí en sus inicios, cuando nadie venía por aquí, lo único que ha cambiado es la lista de espera y la dificultad para conseguir una mesa al lado de la ventana, todo ello bendecido por una estrella Michelín. Materia prima, cocina y vistas, siguen siendo igual de buenas que al principio. Lástima no poder quedarnos a comer, aunque pronto nos desquitaremos. Los días todavía son cortos en febrero, y tenemos que continuar. Sólo nos permitimos una breve parada para tomarnos la empanada, con vistas incluso mejores que desde el restaurante.

Siguiendo la ruta, alcanzamos las blanquísimas arenas de la pequeña playa de Barizo, que pillamos en marea alta, obligándonos a mojarnos un poco para cruzar el río. Tras recorrer la playa, nos encaminamos hacia el puerto de Barizo. Para ello, tenemos que subir por un monte que ha sufrido derrumbes, supongo que por los recientes temporales, y lo encontramos acordonado. Con ciertas dificultades conseguimos avanzar y retomar el sendero que enlaza con la pista que nos lleva al puerto.

Monte Nariga

Al final del pequeño puerto comienza la parte más aventurera de la ruta, trepando por la fuerte pendiente que nos interna en el Monte Nariga. Espectacular entorno constituido por innumerables bloques graníticos erosionados por el viento.
Alguna bajada también resulta peliaguda con el suelo húmedo. Pero, pronto empezamos a divisar Punta Nariga, entre nubes de espuma marina, visión que empequeñece cualquier penuria pasada.

En este tramo hay que extremar la atención. Se parece a otros tramos complicados del Camiño dos Faros, que, como siempre digo, no es un tranquilo paseo litoral. Senda estrecha, continuos sube-baja muy empinados, raíces sobresalientes en el suelo en las que es fácil tropezar, y el acantilado a tu lado.

Punta Nariga

Entre formaciones graníticas, que a la imaginación de cada uno pueden inspirarle diferentes figuras, discurre el sendero. Desde lo alto nos ofrece una fabulosa panorámica de Punta Nariga.

A su faro con diseño de barco nos aproximamos. Para mí, es un lugar con duende. Es el faro más joven de Galicia, en funcionamiento desde 1998. Obra del arquitecto César Portela, que lo ha diseñado con forma de barco construido en granito. Y es que, cuando te asomas a su mirador, junto al Atlante esculpido en bronce, realmente te parece que estás navegando. Sientes la fuerza del viento en la cara, y percibes la inmensa soledad del entorno, miras alrededor y sólo ves el Oceáno…….. Y si todo ello coincide al atardecer, el espectáculo está asegurado.

El paisaje costero de Punta Nariga resulta estremecedor, abarcando desde las Islas Sigargas al este y la Punta del Roncudo al oeste.

Las rocas modeladas en innumerables formas por el viento y el agua te hacen dudar si prefieres centrar la vista en ellas o en las olas que no paran de batir contra la costa. Es un lugar increíble.

De Punta Nariga a Niñóns

El tramo entre Punta Nariga y Niñóns encierra una arrebatadora belleza salvaje. Todavía impresiona más si se tiene la suerte de recorrerla con marea alta, siendo testigos del ímpetu con el que el mar golpea la costa en las Pedras das Caniceiras, Punta do Robio o Punta Anguieiro.

Tampoco por aquí es fácil el camino. Nuestras pisadas deben buscarse hueco entre las rocas, ayudándonos a veces con las manos. Perseguimos siempre las marcas verdes, típicas de este camino, ya sean en forma de flechas, de puntos o de pies. Eso sí, nuestros sentidos gozan de lo lindo.

Más pacífica es la Ensenada do Lago, protegida de las embestidas por un pequeño islote.

Punta Queimada viene a continuación. Por aquí, el camino ya se ha vuelto muy fácil, ancho y llano, y el Roncudo emerge a lo lejos.

Playa de Niñóns

Sólo un pequeño esfuerzo más, y llegamos a la playa de Niñóns, tras 20 Km caminados. Esta playa ya pertenece al municipio de Ponteceso.

Ahí nos esperaba un taxista. Tuvimos tuvimos la precaución de llamarlo desde Punta Nariga, ya que en Niñóns no hay cobertura móvil. Por 15 euros nos devuelve a Malpica a recoger nuestro coche, y volver a acercarnos al mirador del Cabo San Adrián. Desde este lugar comtemplamos la última panorámica del día: Malpica a nuestra derecha, las Islas Sisargas a nuestra izquierda, y ese océano inmenso que nunca deja de sonar en la Costa da Morte.

Track de la ruta

Descargable para GPS: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=12371910

 

Siguiente etapa del Camiño dos Faros: https://masrutasymenosrutinas.com/ninons-corme-camino-faros/

 

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