Durante cinco días en Maui recorrimos la isla del buen clima, una de las mayores islas del archipiélago de Hawaii. La ruta a Hana, el Parque Nacional Haleakala, La Perouse, la Piilani Highway, la Kahekili Highway……. son lugares de Maui…… nombres que en su mayoría no conseguimos memorizar.
Tan variados son los ambientes humanos que transitan en Maui como los naturales. Ricachones turistas que se alojan en glamurosos resorts, surferos trotamundos que se hospedan en cabañas a pie de playa, viajeros deseosos de hermosos paisajes, visitantes que se mezclan con campesinos, artistas bohemios, o jubilados que han encontrado su lugar de retiro.
La naturaleza de Maui es generosa y también diversa. De las frondosas selvas del norte irrumpidas por frecuentes cascadas a los desolados y bellos paisajes volcánicos, pasando por acantilados, playas de diferentes colores, sugestivos fondos marinos o campos de cultivos tropicales.
Así es Maui, una de las islas que componen el archipiélago de Hawaii, ese destino vacacional soñado, al que todos queremos ir alguna vez en la vida. Y este es mi punto de vista de los lugares de Maui que visité hace años.
Los paisajes volcánicos del Parque Nacional Haleakala
La caldera del volcán Haleakala ocupa el interior de la isla de Maui. Siempre me han gustado los paisajes volcánicos y éste no se podía quedar atrás. En coche subimos a los 3000 m de altitud del volcán, notando cómo la temperatura de la isla tropical se iba refrescando a la vez que se producían repentinos cambios de paisajes hasta alcanzar la aridez de la cima.
El Haleakala era un lugar sagrado para los indígenas hawaianos, a donde acudían para adorar a sus dioses, principalmente al dios Maui. Desde 1961 es Parque Nacional.
El mirador superior nos regala una panorámica sensacional hacia el cráter de 34 Km de circunferencia, un mundo de colores en el que observamos cómo varios cráteres menores emergen sobre el suelo de la depresión principal.
Por esos parajes queremos caminar y acercarnos a algún cráter. Nuestro paseo no abarca más que unos pocos kilómetros de la red de senderos con la que cuenta el Parque Nacional Haleakala, pero lo disfrutamos con intensidad. Adentrándonos en su geología nos fijamos en los colores, en las texturas y en la morfología de las rocas volcánicas. También en la escasa vegetación, que incluye plantas endémicas como la ahinahina, la cual relacionamos con la puya Raimondi años después, ya que al igual que aquella, tarda montones de años en florecer, y a continuación se muere.
Parque Nacional Haleakala, uno de los hermosos lugares de Maui
Ahinahina, planta endémica de Haleakala
La ruta a Hana
Tan visitada como la cima del Haleakala es la carretera que conduce a Hana por el norte de la isla. Es una maravilla conducir entre la vegetación tropical que te envuelve. El agua se cuela entre la vegetación, componiendo un espectáculo oloroso y visual de verde y agua. Era diciembre y las cascadas estaban esplendorosas.
Aunque la ruta a Hana recorre la costa norte de Maui y la mayoría de gente va y vuelve por la misma carretera, nosotros decidimos aplicar una variante, yendo por el norte y volviendo de Hana por la carretera del sur, apenas transitada y con tramos sin asfaltar. Pasamos una noche en Hana para tener tiempo de recrearnos en el recorrido. Sin duda, es otro de los lugares de Maui que nadie quiere perderse.
Ida a Hana por la carretera del norte:
Nada más aterrizar en el aeropuerto de Kahului, al norte de Maui y recoger el coche de alquiler, nos disponemos a recorrer la carretera a Hana. Realizamos numerosas paradas en esta sinuosa carretera, unas veces para comprar fruta o agua de coco, en ocasiones para admirar la fuerza de las cascadas y la exuberante vegetación, otras veces para acercarnos a la costa de lava batida por el mar.
Hookipa beach es un icono para surfistas, donde se congregan forofos venidos de todo el mundo. Es todo un espectáculo ver la playa inundada por los maestros de las olas.
A continuación, el despliegue natural está servido en forma de cascadas y más cascadas que se suceden tras cada curva. Aunque es imposible recordar sus nombres, casi todas lo tienen, como Waikamoi, Puohomakoa, Haipuaene, Waikani………. En ocasiones tomamos algún corto sendero para internarnos más en la vegetación tropical.
Me gustó también desviarnos hacia el mar en la península de Keanae. Éramos los únicos turistas entre los pescadores que lanzaban sus cañas al batido océano Pacífico. Por la costa de lava paseamos y contemplamos los cultivos de taro que crecen en los campos de la pequeña península. El taro es una planta básica de la alimentación hawaiana y se cultiva en parcelas inundadas.
Ya cerca de Hana volvemos a acercarnos a la costa en el Wainapanapa State Park. Al caminar por los senderos que recorren este salvaje recodo de costa nos vamos encontrando con preciosas postales. La costa de lava negra contrasta con la verde vegetación. La playa de arena negra está solitaria al atardecer y curioseamos por sus cuevas y sus formaciones rocosas.
Nos costó encontrar alojamiento en Hana. Habíamos reservado una cabaña que se alzaba en medio de la vegetación. También fue difícil encontrar un restaurante. Tal vez por la fecha del año, todo estaba demasiado tranquilo, excepto los potentes chaparrones nocturnos que parecían que dejarían todo encharcado al día siguiente. Pero afortunadamente no fue así y la pista de tierra que comunicaba nuestra cabaña estaba transitable.
Costa norte de Maui
Hawaii es paraíso surfero
Costa norte de Maui
Plantaciones de taro
Cascadas en la ruta a Hana
Wainapanapa State Park
Vuelta de Hana por la carretera del sur:
Si ayer visitamos la playa de arena negra de Wainapanapa State Park hoy nos esperan dos playas de colores especiales.
La primera es de arena roja, la Red Sand Beach, una pequeña cala escondida entre acantilados que reposa bajo el hotel Hana Ranch Cottages.
La segunda playa es todavía más singular, ya que su arena luce franjas blancas y negras. Se trata de Hamoa Beach, que se emplaza un par de kilómetros más al sur.
Durante un buen tramo las vistas a la costa son permanentes, una costa acantilada, que podemos apreciar desde distintos puntos panorámicos. También se descubren algunas cascadas, como Paihi Falls o Wailua Falls.
En Kipahulu (Ohe’o Pools) nos detenemos un buen rato……….en realidad varias horas, para emprender la ruta de senderismo Pipiwai Trail que conduce a la cascada Waimoku. Es un camino precioso y variado de ida y vuelta que se encuentra dentro del Parque Nacional Halekala, durante el cual conocemos:
- Las Ohe’o Gulch o Seven Sacred Pools: un conjunto de pozas agradables para un baño.
- Un enorme banyan de ramas entrecruzadas.
- Una panorámica superior de las cascadas Makahiku.
- Un sombrío y espeso bosque de bambú que nos hace sentir su opacidad y que parece que va desvelándonos secretos a cada paso.
- Finalmente, alcanzamos la base de las altísimas Waimoku Falls, que se despeñan por una pared rocosa desde más de 100 m de altura. Impresionan. Me gusta el lugar y su sonoridad.
De nuevo en la carretera del sur, el paisaje termina perdiendo verdor hasta que nos internamos en coladas volcánicas por la Piilany Highway. La recorremos en sobrecogedora soledad, mientras el atardecer se va apoderando de las laderas del volcán Haleakala que vemos deslizarse hacia el mar. Enfrente divisamos la isla de Kahoolawe.
Me ha gustado mucho recorrer esta carretera, por su soledad y por la transición paisajística que ofrece.
Red Sand Beach
Hamoa Beach
Wailua Falls
Costa este de Maui
Pipiwai Trail: banyan gigante
Pipiwai Trail: cascada
Pipiwai Trail: bosque de bambú
Pipiwai Trail: Waimoku Falls
Costa este de Maui
Carretera del sur de Maui con la ladera del Haleakala al fondo
La costa noroeste de Maui
En este recorrido por carretera constatamos los cambios paisajísticos de la costa noroeste de Maui. De acantilados relativamente abruptos a calas más o menos humanizadas, para terminar en la animada Lahaina, la capital de la isla.
Partiendo de Kahului, realizamos este itinerario en sentido contrario a las agujas del reloj, siempre por el carril cercano al mar. Pienso que así es la mejor forma de apreciar los paisajes y parar al borde de la carretera.
Tomando la Kahekili Highway nos adentramos en un área de acantilados forrados de verde cuya soledad me sorprende. Creo que no coincidimos ni con media docena de coches en toda la mañana. Nos entretenemos bastante, porque a mí me gusta mucho el paisaje y el día está muy luminoso. La temperatura es perfecta, suavizada por la suave brisa. No sé cuántas veces paramos, a cada poco me parecía encontrar una panorámica mejor que la anterior.
Especialmente bonita es la bahía de Kahakuloa, donde los acantilados amparan la pequeña y pintoresca aldea de Kahakuloa. En ocasiones era el momento de aparcar el coche y acercarnos caminando hasta el borde del mar, encontrándonos sobre rocas de lava embestidas por la fuerza del oleaje. Es el caso de los acantilados de Nakalele. Geiseres marinos, formaciones geológicas y verdes prados culminando los promontorios es lo que nos encontramos a cada instante.
Más adelante surgen las bahías ocupadas por playas, algunas más surferas y otras más snorkeleras. Una de ellas es Honolua Beach, enclavada en una bonita bahía semicircular, paraíso de surfistas, la cual contemplamos desde un mirador. En Kapalua Bay paramos a hacer snorkel. Es estupendo que los arrecifes y los peces de colores lleguen casi hasta la orilla en Hawaii. Nada más meterte en el agua, y ¡zas!, ya te rodean montones de habitantes acuáticos. La isla de Molokai queda enfrente, y yo todavía me estoy arrepintiendo de no haber ido a conocerla. Es mucho más salvaje y despoblada, y sus acantilados son tan altos que lamento no haberlos visitado. Mientras tanto se celebraban un par de bodas hawaianas sobre la arena. Curioso para nosotros ver a los novios en bermudas.
Poco después nos sorprendía el atardecer en la playa de Kaanapali, perfectamente orientada al oeste. Buscamos un rincón más solitario, alejado de los hoteles que llegan hasta la playa. Un grupo de oriundos cerraba las horas del día desembarcando de su canoa hawaiana. Son herencia de las canoas polinesias, en las que se considera que llegaron los primeros habitantes de las islas navegando por el Océano Pacífico procedentes de las islas de la Polinesia.
Lahaina es la capital de la isla de Maui. En su época fue un puerto ballenero tan importante que incluso Herman Melville, el autor de la novela Moby Dick, lo visitó para recabar información. Es una población pequeña de unos afortunados 10000 habitantes, que alberga varios edificios históricos y constante animación. Iglesias cristianas comparten espacio con templos asiáticos, e incluso el buda más grande fuera de Asia se acomoda junto a uno de los templos budistas. Su calle principal, Front Street, rebosa bullicio por las noches, repleta de galerías de arte y locales turísticos instalados en los antiguos edificios de madera. Nos resultó muy agradable cenar en un restaurante con música en directo antes de regresar a nuestro alojamiento en Kihei.
Kahakuloa Bay
Acantilados de Nakalele
Kapalua Beach
Boda hawaiana
Canoa hawaiana
El valle de Iao
Iao Valley se ubica en el interior del oeste de la isla. Es uno de los típicos lugares de Maui. Verdes valles y colinas redondeadas conforman un espacio declarado State Park en el que destaca la forma puntiaguda de la Iao Needle. Es un sitio fotogénico, pero más que por su belleza paisajística, el lugar merece una visita por su significado espiritual para los nativos. Es el lugar en el que antiguamente realizaban rituales y ceremonias de enterramientos de los gobernantes, además de escenario de sangrientas batallas. En 1790, el rey hawaiano Kamehameha I derrotó en este enclave a los guerreros de Maui logrando conquistar la isla con el fin de extender sus dominios.
A este húmedo valle se accede desde Wailuku siguiendo la Iao Valley Road. El recinto tiene horario de apertura y dispone de aparcamiento de pago.
Por los cortos senderos recorrimos el parque alcanzando distintos miradores que nos permitían apreciar la espesura de la vegetación, las formas de las montañas y la potencia del río que fluye por el escarpado valle.
Iao Needle
La costa sudoeste de Maui
En la zona más soleada de Maui se salpican playas y costa de lava. Desde los primeros resorts turísticos de Kihei, Kalama y Wailea, la costa se va haciendo más solitaria hacia el sur hasta alcanzar la Bahía de La Perouse, donde finaliza la carretera y donde nos plantamos un día de diciembre por la mañana.
La Perouse es un lugar salvaje de costa volcánica. En cuanto llegamos, nos dedicamos a recorrer a pie el sendero que discurre entre las coladas de lava. Es la lava más reciente de Maui, escupida por el volcán Haleakala en 1790. Entre los negros y marrones volcánicos resplandece el verde de la vegetación que envuelve una pequeña cala.
Muy cerca, la Reserva Natural Ahihi Kinau es un buen lugar para snorkel. No hay arena, sino una había de aguas cristalinas entre la costa rocosa. Los bañistas se empezaban a marchar cuando llegamos nosotros, y pronto nos dimos cuenta del motivo. En esta época del año, el mar sólo está tranquilo a primera hora de la mañana, y más tarde el oleaje va enturbiando la visibilidad acuática. Por eso no conseguimos ver la vida marina que frecuenta estas aguas.
Lo intentamos en una pequeña playa cercana, no demasiado bonita, pero muy solitaria y de aguas bastante más tranquilas. En este caso necesitamos nadar unas docenas de metros mar adentro para llegar al arrecife coralino y encontrarnos con unos cuantos peces de colores.
Las playas de Makena distan pocos kilómetros en dirección norte. Se emplazan al amparo de un cono volcánico apoyado en un brazo que penetra en el mar. Este brazo de tierra separa las hermosas Big Beach y Little Beach. En esta última se practica nudismo a escondidas. Otro buen lugar para un baño.
Enfrente queda Molokini, pequeña isla compuesta por un cráter semicircular, paraíso de vida marina. Se organizan excursiones en barco de ida y vuelta en el día para snorkel o buceo.
Siguiendo la carretera hacia el norte, tras pasar Makena entramos en un tramo de costa asediada por resorts turísticos. En la zona de Wailea predominan los hoteles de lujo y campos de golf. Por un sendero costero nos inmiscuimos durante unos instantes en la vida de los ricachones que descansaban sobre las hamacas de los lujosos hoteles. En cambio, el turismo se populariza en la zona de Kihei. Ahí los edificios de apartamentos y condominios hacen cumplir los sueños de muchos que desean unas vacaciones en Hawaii. Una costa soleada ocupada por playas con cocoteros donde parece que el invierno no existe.
La Perouse
Big Beach Makena
Hoteles de Wailea
Atardecer en Maui. Molikini al fondo
ESTA ETAPA PERTENECE AL VIAJE: HAWAII, 4 islas asombrosas
Hola! Me han encantado tis entradas de Hawaii y Sudáfrica. Estamos decidiendo destino aún….
Maoui nos está escandalizando por lo caro que resultan los alojamientos… es asi o es porq eatamos pensando ir a finales de enero? Nos puedes aconsejar alguno?
Gracias
Hola Yita,
Muchas gracias por tus comentarios. Yo también viajé en invierno en Hawaii. Cuando estuve allí, el cambio del euro era muy favorable, y supongo que ahora todo resulta más caro al convertirlo a euros, aparte de que ya de por sí los alojamientos son caros en Maui.
En Maui me alojé en este bed and breakfast en la zona de Kihei: What a Wonderful World Bed and Breakfast. Había muchísimo alojamiento disponible en esa zona en aquella época.
En Hana me costó mucho más encontrar alojamiento, ya que muchos cerraban en invierno. Reservé una cabaña por medio de esta página:
http://www.hanamauitravel.com/
Suerte con la búsqueda y disfruta mucho del destino!!