De Cafayate a Cachi transcurre esta etapa. Nos siguen sorprendiendo los paisajes dominados por configuraciones rocosas. En este caso, nos parecerá transitar entre lasañas de arenisca, eso es la Quebrada de las Flechas. Estamos en el NOA.
Quebrada de las Flechas
Emprendíamos rumbo a nuevos lugares del noroeste argentino, que desde el principio tanto nos estaba atrapando………..¡Y lo que faltaba!
Sonaba atrayente descubrir el aspecto de la Quebrada de las Flechas, y convivir por unos momentos con todas esas configuraciones rocosas en forma de flechas. Seguimos en la provincia de Salta y tenemos por delante 150 Km de Cafayate a Cachi.
Pero antes de penetrar en ese peculiar paraje, realizamos una parada en el pueblo de San Carlos. Escenario de las Guerras calchaquíes entre indígenas y españoles, ahora es un lugar plácido en el que las artesanías parecen más auténticas que las que habíamos visto en otros lugares.
La Ruta Nacional 40 entre Cafayate y Cachi se vuelve de ripio después de San Carlos, para adentrarnos a continuación en la Quebrada de las Flechas. Las formaciones rocosas que nos rodean emergieron hace millones de años. Por la pinta, supongo que sufrieron plegamientos y después fueron trabajadas por el viento. Capa a capa, son como hojaldres de arenisca. Desde luego, tales pedruscos se apoderan del paisaje y retienen la mirada, recordando formas de flechas, como indica su nombre.
En el momento en el que entramos en el desfiladero, dudaba si conseguiríamos llegar a destino en el día. Aunque todas aquellas puntas que emergían a ambos lados de la carretera de ripio parecían recibirnos con agresividad, nada más lejos de la realidad. Yo quería parar a cada instante para curiosear por aquel mundo de duendes.
La carretera serpentea entre semejante escenario, siguiendo el curso del río Calchaquí. El polvo se filtra por cualquier rendija del coche, y ya empezamos a sospechar que nos esperan unas vacaciones polvorientas. Aunque me imagino que nada comparable al polvo que van chupando los audaces ciclistas que se aventuran a pedalear por estos parajes.
Por esta ruta se asientan varios pueblecitos en los Valles Calchaquíes. Uno de ellos es Molinos, a 2000 m snm, con su iglesia cuzqueña, su valle rodeado de montañas, y una hostería preciosa donde hay que hacer un alto para sentarse en el patio a tomar algo.
Lugares donde apenas hay transporte público, y las camionetas se ocupan de este servicio
Otros pueblos son Angastaco y Seclantás. Este último, conocido por sus telares y por ser la cuna del poncho salteño, así como por la laguna de Brealito que se emplaza a escasa distancia.
En lugares más perdidos, las humildes cabañas se salpican en un entorno árido, exhibiendo colgajos de carne seca que cura al sol.
Cachi
Cachi es un pueblito asentado en el Valle del río Calchaquí, y dispone de bastantes opciones de alojamiento y restauración. Sus calles empedradas y los farolillos que se iluminan por la noche, crean una atmósfera encantadora.
Por los caminos de Cachi corre diariamente un puñado de atletas. Y es que sus condiciones óptimas para el entrenamiento deportivo, a una altitud de 2300 m, han propiciado la construcción de un centro deportivo de alto rendimiento.
Sus rutas de senderismo tienen pinta de ser una gozada. Algunas requieren un día completo. En la oficina de información turística ofrecen información al respecto.
También hay varios miradores, a los que se llega fácil y rápidamente desde el pueblo, el más popular es el mirador norte. Desde este punto panorámico disfrutamos de unas increíbles vistas hacia los nevados de Cachi, con picos de más de 6000 m de altura, así como del pueblo en el valle. Subimos por la tarde y por la mañana, además de acercarnos a otros miradores, de pasear por elpueblo, y de acercamos a Cachi Adentro.
Cachi Adentro es todavía más remoto y rural. Ya lo dice su nombre. Hay que adentrarse unos kilómetros en el valle desde Cachi para llegar a un lugar alejado del mundo. Una aldea en un paisaje típicamente andino. Un decorado amparado por montañas, por el que desfilan pastores y campesinos.
Yo había conocido Buenos Aires unos años antes, y ahora me sentía absolutamente en otro país, en la otra Argentina, la de tradiciones indígenas.
Alojamiento en Cachi
Hostal Llaqta Mawka Cachi. Agradable y correcto
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