En esta excursión a la Reserva Nacional Malalcahuello conoceremos el volcán Lonquimay, en la región chilena de La Araucanía. El día transcurre entre paisajes tan diversos como bosques de araucarias, volcanes nevados y potentes cascadas en el río Cautín.
Menudo madrugón para volar de Santiago a Temuco. Con SKY han ido los dos vuelos muy bien, extremadamente puntuales y muy ágiles en la facturación.
No hemos reservado alojamiento para las próximas noches porque queremos improvisar el itinerario sobre la marcha en función de la meteorología. Ya sabemos que en Chile la naturaleza manda. Nos dejaremos guiar por ella, por las indicaciones que nos vaya dando cada día.
El conflicto mapuche está más candente que nunca tras los recientes altercados, aunque nos hemos informado que las zonas que queremos visitar están tranquilas.
Nos recibe un soleado día en el moderno y luminoso aeropuerto de la Araucanía, cerca de Temuco. Hay al menos unas 8 compañías de alquiler de vehículos en el aeropuerto. Tras recoger el Peugeout 2008 de Avis que nos acompañará durante las próximas 2 semanas y al ver el radiante día, ponemos rumbo hacia la Cordillera, para conocer la Araucanía andina. Qué contraste pasar del desierto norteño a estos verdes del sur de Chile.
Reserva Nacional Malalcahuello. Volcán Lonquimay
Nuestro destino será la Reserva Nacional Malalcahuello que alberga el volcán Lonquimay, de algo menos de 3000 m de altura. Sólo enganchar la autopista hacia Temuco ya me parece estar en casa. Verdes prados, árboles, y pequeños pueblos rurales constituyen la identidad de esta región, hogar de los mapuches, comunidad tan arraigada a la tierra que no cesa de reclamar sus derechos sobre el territorio.
El cielo azul va dejando paso a las nubes conforme nos acercamos a Curacautín. Por esta zona ha sido devastado el bosque nativo para convertir los terrenos en prados o plantaciones forestales de pinos y eucaliptos. De calles rectilíneas y casas de madera, Curacautín es el pueblo principal del valle del río Cautín. Nos aprovisionamos de víveres y agua en un supermercado. No pudimos surtirnos de información turística, ya que la oficina de información estaba cerrada.
Parece que las nieblas se acumulan en la parte baja del valle. En cuanto avanzamos hacia Lonquimay el cielo se vuelve a despejar y hacen acto de presencia los volcanes Lonquimay y Llaima. Es el momento de buscar alojamiento y encontramos a la primera.
Disfrutamos conduciendo por la carretera a partir de entonces, entre un verde brillante sobre el que sobresalen las moles blancas de los volcanes Lonquimay al norte y Llaima al sur, al tiempo que empezamos a ver nuestras primeras araucarias. Las araucarias son árboles antiquísimos que llegan a vivir miles de años. Sus piñones han sido tradicionalmente el alimento básico de las comunidades mapuches y pehuenches. No sólo los consumían en todas sus modalidades (cocidos, asados), sino que también era el ingrediente para fabricar harina. Aunque son coníferas, su aspecto me recuerda a una palmera.
Volcán Lonquimay
Alojamientos, termas y restaurantes están continuamente anunciados al borde de la carretera. Las tiendas de alquiler de material de esquí nos hacen sospechar que en invierno se debe de poner a tope de esquiadores que acuden a la estación Corralco en el volcán Lonquimay.
Malalcahuello es la pequeña población que da nombre a la Reserva Nacional. Nuestra intención era hacer la corta caminata al Cráter Navidad, llamado así porque se originó en una erupción del 25 de diciembre de 1988. Para ello hay que sobrepasar el hotel Corralco, de donde arranca el camino. Pero resulta que a estas alturas del año, la senda está todavía cubierta por nieve, y obviamente, el Cráter Navidad también. No me atraía ver las coladas volcánicas tapadas por la nieve, o sea que, abortamos la idea. De todas formas, las vistas del Lonquimay son excelentes desde el camino que parte del hotel Corralco. Además, hacia el sur asoman los volcanes Llaima y Sierra Nevada.
Volcán Lonquimay: Estación de esquí
Sendero al Cráter Navidad
Nos decantamos por recorrer el sendero Los Coloraditos, muy corto y fácil, apenas 4 km ida y vuelta. Discurre entre la oficina de Conaf y el hotel Corralco. Nos introduce en el bosque de araucarias, entre las que vive un ejemplar milenario con vistas al Lonquimay.
Sendero Los Coloraditos en Reserva Nacional Malalcahuello: bosque de araucarias
Volcán Lonquimay y araucarias
Sendero Los Coloraditos en Reserva Nacional Malalcahuello
Sendero Los Coloraditos en Reserva Nacional Malalcahuello: volcán Lonquimay y araucarias
Cordillera de las Raíces
Finalizado el paseo nos disponemos a subir la Cuesta de las Raíces en coche, que en esta época ya encontramos abierta para todo tipo de vehículos. Sólo quedan algunos neveros en los bordes. Por la pista de tierra cuesta arriba echamos de menos la camioneta del norte. Con una temperatura exterior de 21 ºC conducimos despacio entre el bosque de araucarias, el cual a veces aclara, ofreciéndonos estupendas vistas a los valles y a la Cordillera que limita con Argentina.
Cuesta de las Raíces: vista del volcán Lonquimay
Cuesta de las Raíces: bosques de araucarias
Lonquimay
Finaliza la bajada de la cuesta de las Raíces en Lonquimay, agradable localidad asentada en el valle, donde nos tomamos unos jugos naturales y unos cafés.
La Laguna de San Pedro se emplaza a 3 Km de Lonquimay, rodeada de verdes prados en los que pastan vacas. Ni siquiera sabíamos que existía. No figura en mapas ni en guías turísticas. Decidimos acercarnos porque nos la mencionaron por allí. Nos contaron que es hábitat de aves, a las que últimamente se han unido los cisnes de cuello negro. Al parecer, resulta extraño que estas aves hayan llegado a una laguna tan interior, ya que suelen habitar en humedales costeros, y está siendo objeto de estudio por parte de biólogos. Aparte de que el paisaje de la laguna no es gran cosa, no hemos tenido suerte, y no hemos vimos más que patos y unas pequeñas aves blancas.
Valle de Lonquimay
Laguna de San Pedro en Lonquimay
Regresamos hacia Malalcahuello por la carretera asfaltada del túnel de las Raíces, de peaje. El túnel, de más de 4 Km de longitud, es bastante claustrofóbico. Como es de único carril, se pasa por turnos, por lo que nos tocó esperar algunos minutos.
Cascadas del río Cautín: Salto de la Princesa y Salto del Indio
El sol sigue brillando y hace relucir la nieve de Sierra Nevada. El río Cautín es potente. Sus aguas bajan embravecidas en primavera y forman algunas cascadas espectaculares. Es el caso del Salto de la Princesa y del Salto del Indio, ambos asociados a sus correspondientes leyendas de amoríos entre un indígena y una princesa.
Al Salto de la Princesa se accede por un camino de tierra. El entorno natural en el que se asientan las cabañas colgando sobre el río es precioso. La cascada está tremenda, pero además gana atractivo al desplomarse sobre una pared de lava solidificada en columnas basáltica que la frondosa vegetación envuelve. Es muy bonita. Nunca llevo trípode, por lo que las fotos no quedan muy bien.
Salto de la Princesa en el río Cautín
El Salto del Indio dispone de dos accesos. Desde nuestro alojamiento Senderos del Indio accedemos directamente bajando unas escaleras entre el bosque nativo. No esperaba encontrarme semejante estruendo y caudal de agua. Realmente impresiona. Aunque de mucha menor altura y totalmente solitaria, me recuerda al Pailón del Diablo en Ecuador. El agua salpica y empapa.
Salto del Indio. Acceso por Senderos del Indio
El otro acceso se encuentra en la finca de los vecinos, Cabañas del Indio. Cobran 1500 CLP por persona. Ya sabemos que en Chile todo tiene dueño, incluso los ríos y las cascadas. El sendero discurre por el diverso bosque nativo, hasta que llegamos a varios miradores. La fuerza del agua es estruendosa y la pulverización del agua genera arcos iris. Menudos remolinos se forman en el río Cautín al precipitarse la cascada. Si desde la propiedad de Senderos del Indio nos acercamos lateralmente al salto, aquí disponemos de varios miradores para observarla de frente. Ambas perspectivas son bonitas y complementarias.
Salto del Indio. Acceso por Cabañas del Indio
Alojamiento en Curacautín-Malalcahuello
Hostal Senderos del Indio, en el valle del Cautín. Es uno de los pocos hospedajes de la zona que cuentan con restaurante. La cabaña está muy bien y los dueños nos acogieron estupendamente desde el primer momento. Se nota que no hay muchos turistas en esta época primaveral. Hacía una semana que no recibían huéspedes.
Cenamos en el hostal. Pollo salteado con verduras y patatas.
ESTA ETAPA PERTENECE AL VIAJE: CHILE. UN VIAJE ENTRE VOLCANES: NORTE, ARAUCANÍA Y CHILOÉ