De Puerto Tranquilo a Villa Cerro Castillo CHILE - PATAGONIA


Por Villa Cerro Castillo continúan nuestras andanzas patagónicas, que se acercan a su fin. El Cerro Castillo, Cerro Campana, el Salto del río Ibáñez, el Lago Tamango……..paisajes que continúan regalándonos belleza. Pero no sólo gozaremos de belleza natural, sino que seremos agasajados con auténtica hospitalidad patagónica.

Nuestra cabaña en Puerto Tranquilo está situada justo al borde del lago, donde comienza nuestro día, que nos recibe intercalando nubes y claros con algunos chubascos.

Puerto Tranquilo

Una de las atracciones de Puerto Tranquilo consiste en visitar las Cuevas de Mármol, también llamadas Catedral y Capillas de Mármol. Estas formaciones rocosas de colores parecen de mármol y lucen especialmente su colorido a la luz del sol. Ya que se encuentran en islotes del lago General Carrera, muchos lugareños te acercan en sus barcas para verlas.
Pero, ni se me ocurre montarme en un bote abierto tal como está el día.
Si hubiera estado más despejado, habríamos vuelto a recorrer el Valle del Exploradores, pero, así….mejor seguimos camino hacia el norte.

De Puerto Tranquilo a Villa Cerro Castillo

Nos dirigiremos a Villa Cerro Castillo, bordeando el lago General Carrera hasta Puerto Murta. El día se va poniendo más feo. Los chubascos intermitentes dan paso a una lluvia continua.

El paisaje es precioso, pero la visibilidad es muy baja y apenas percibimos las montañas.

Carretera de Puerto Tranquilo a Villa Cerro Castillo

La carretera está destrozada, llena de agujeros, ¡es que con tanta agua!
El bosque selvático envuelve la estrecha carretera de ripio.

Cuando pasamos por el mirador del precioso Valle del río Murta, sigue lloviendo. El río, habitualmente de color esmeralda, está hoy más bien descolorido.

Continúa lloviendo también a nuestro paso por el Bosque Muerto.

Baches y más baches. Lluvia y más lluvia. Escuchando canciones de Xoel.
Pienso en los esforzados ciclistas que recorren la Ruta Austral, ¡qué duro!
Aysén no nos está tratando bien.

Varios gauchos, auténticos, nos cruzamos de camino

Pasamos por el Río Cajón, por la laguna Verde……..y bosques………..y montañas

Villa Cerro Castillo. El Valle del río Ibáñez

Aproximándonos a Villa Cerro Castillo, ha parado la lluvia. Nos detenemos para contemplar el Valle del río Ibáñez.

Mirador del Valle del río Ibáñez

El paisaje cambia completamente, dejamos los bosques lluviosos, y la vegetación se vuelve más escasa.

Muy sonrientes nos saluda una pareja de ciclistas que nos cruzamos. ¡Pobres!……, la lluvia que les espera más adelante!

Las montañas altas empiezan a dejarse ver: el Cerro Castillo, el Cerro Campana………

En Villa Cerro Castillo buscamos alojamiento. No hay mucho donde elegir, así que nos quedamos en el mejor hostal del pueblo, un hospedaje modesto, pero suficiente para pasar la última noche.

Yo tenía ganas de subir a la laguna del Cerro Castillo, con vistas a su glaciar. Por allí dicen que es más bonito que la laguna de Torres del Paine. Requiere unas cuantas horas de caminata y no teníamos tiempo. Otra vez será.

De Villa Cerro Castillo a Puerto Ibáñez

Como la tarde se ha quedado soleada, emprendemos un recorrido precioso. Desde Villa Cerro Castillo, pasaremos por varias lagunas: Lapparent, Tamango, etc, hasta llegar a Puerto Ibáñez por carreteras de tierra, y regresaremos por la ruta normal pavimentada.

De camino, las vistas de las montañas (Cerro Castillo, Cerro Campana, etc.) son preciosas. Se trata de una pista estrecha y poco conocida que recorre bosques de lengas, lagos, quebradas. ¡Muy bonita!

Lago Lapparent, de forma alargada

Nuestro último día en Aysén. Nos estábamos quedando con un sabor agridulce.
Unos días atrás, yo ya había empezado a maquinar un plan de viaje para el próximo año: Aysén norte, partiendo de Bariloche, hacia Esquel, cruzar a Chile, visitar el parque Queulat……..ya tenía el circuito medio pensado. Pero, en estos momentos, pensaba en que a mí no me volverían a ver el pelo en Aysén…………….

Tierra de naturaleza desbordante, y al mismo tiempo, de gentes tan infranqueables como sus selvas, como sus campos de hielo.

Hasta que se nos ocurrió parar a orillas del Lago Tamango. Allí hay unas cabañas en alquiler, y nos acercamos a preguntar si ofrecían café. El panorama es espectacular, justo a orillas del Lago Tamango, con vistas al Cerro Castillo enfrente.

Lago Tamango

Entonces, se acercó Ayelén, una niña de 4 años, de nombre mapuche. De inmediato me agarró de la mano, y tuve el honor de que me adoptase como su tía. Sus padres, los propietarios de las cabañas, nos invitaron a entrar en la suya. Nos prepararon café, y nos agasajaron con fuentes de deliciosos dulces, y con las cerezas más ricas que he comido en mi vida. Un buen rato de conversación y juegos. Ayelén, mi nueva sobrina, no quería que me marchase. Hospitalidad auténtica, sin conocernos de nada. No es que presten este servicio a turistas, fue una invitación a su propia casa.
¡Tenemos que volver a Aysén!

Continuamos nuestro recorrido. Unas bonitas quebradas, al suave solecito patagónico.

Una parada para mojarnos un poco con las salpicaduras del Salto del río Ibáñez, con enorme caudal de agua, que forma arcos iris.

Salto del río Ibáñez

Salto del río Ibáñez en Villa Cerro Castillo

Nuestra ruta nos conduce a Puerto Ingeniero Ibáñez, pulcro pueblo en la orilla norte del lago Chelenko, desde donde parten ferries que cruzan el gran lago hasta Chile Chico, en la orilla sur.

Donde, definitivamente, nos despedimos del ripio por este año.

Por carretera asfaltada regresamos a Villa Cerro Castillo, parando de camino en un mirador sobre el lago.

Mirador de Puerto Ibáñez

Y aproximándonos de nuevo a las montañas, donde, casi siempre, viven las nubes.

Villa Cerro Castillo

 

ESTA ETAPA PERTENECE AL VIAJE: Patagonia sur: Chile y Argentina

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