Con Gokul habíamos quedado por la tarde para acercarnos a una casa de acogida de huérfanos, y entregar una parte del lote de turrones recogidos mediante la campaña “ Turrones para Nepal ” promovida por Sheila. Gracias a muchos compañeros, esta misión de momentos felices en un orfanato nepalí ha sido posible. A mí me ha regalado instantes de emociones que nunca olvidaré.
En el coche de Gokul abandonamos el centro de Kathmandu para dirigirnos a un barrio periférico en el que se sitúa este edificio. Son 15 los adolescentes huérfanos que viven en esta casa como si fueran una gran familia, ya que todos se consideran hermanos. Una mujer con una vocación increíble los cuida y atiende, pero sobre todo, los mira y abraza con más dulzura que todos los kilos de turrón que viajaron a Nepal. Realmente es más un hogar que cualquier idea que podamos tener de un orfanato.
Un matrimonio australiano es su principal benefactor, junto con la cooperación de algunos turistas, ya que no reciben ninguna ayuda oficial.
Uno a uno se acercaban a saludar y a presentarse, haciendo gala de una educación impecable. Pronto me invitaron a sentarme con ellos, acercaron el mapa del mundo para que les explicase dónde vivo, cómo había sido mi viaje para llegar a Nepal…………….Mientras me atiborraban a preguntas, pasábamos las fotos de sus álbumes de recuerdos.
Formaban corros para rodearnos, preguntarnos, contarnos………..por ejemplo, cómo habían celebrado el año nuevo nepalí la semana anterior, cómo discurrían sus estudios en diferentes escuelas, cómo habían sido sus viajes por su país como el que hicieron a Chitwan para montarse en elefantes, y sobre todo, hablaban de fútbol, eran auténticos entusiastas del fútbol.
Educación, higiene y cariño no les falta. Y por una buena temporada, tampoco les faltará turrón para endulzar sus vidas.
Turrones para Nepal
Con Gokul también compartimos cena, en el restaurante Gokarna, en Thamel, una especie de centro cultural, donde acompañan la cena típica nepalí con espectáculos populares de cultura nepalí, como canciones, danzas y representaciones teatrales.
Y ahí ya empezamos a hablar del próximo viaje a Nepal.
Casualidad que en la cena nos encontramos con la chica que nos había facturado las maletas en España (y especialmente la caja de turrones, que mimó con esmero) y que nos había comentado que se iba a Nepal un par de días más tarde. Venía del Campo Base del Everest……….quizá nuestro próximo destino!!!