Circuito chimú por la mañana, cultura mochica por la tarde, dándonos un respiro a mediodía para inhalar aires marinos contemplando pelícanos. Es lo que incluye este tour por las antiguas culturas de Trujillo, en la costa norte de Perú.
A Trujillo llegamos derrotados, a las 4:30 am, tras el viaje en bus nocturno con MovilTours. Pero, 3 horas durmiendo en una cómoda cama en el Hotel Las Condes, nos renovaba las energías. En cualquier caso, estábamos lo bastante rendidos para no tener ningunas ganas de buscarnos la vida. En el hotel nos lo sirvieron en bandeja, y por teléfono nos reservaron una excursión en grupo con Colonial Tours, que incluía la visita a los principales recintos arqueológicos de Trujillo (circuito chimú y circuito mochica), así como avituallamiento en el puerto de Huanchaco…….vamos, lo típico. Un auténtico empacho arqueológico. Y nos pasaban a recoger en 10 minutos………. A ponerse listos de inmediato!
Desde el primer momento nos damos cuenta de que Trujillo no tiene nada que ver con el mundo andino que hemos conocido en la región de Ancash. Si allá, la tradición indígena y el entorno rural predominaban, percibimos que Trujillo es una acicalada ciudad, con notable actividad económica. Coches nuevos, rostros más pálidos, vestimentas modernas…….. era como estar en otro país. Todo ello, ambientado en un marco de arquitectura colonial. Tras el paso de los siglos, Trujillo representa una combinación de cultura nativa e hispánica. Incluso los desayunos son distintos y el pan es similar al que estamos acostumbrados en España.
Con 4 peruanos y la guía Olga nos dejaremos llevar en un tour “completísimo” que nos ocupará el día entero. Por un día, estábamos dispuestos a convertirnos en turistas obedientes, y dejarnos guiar.
Circuito chimú de Trujillo
Comenzamos la visita en orden cronológico inverso, ya que la civilización chimú se desarrolló después de la mochica, e iniciamos el circuito chimú visitando la Huaca del Arco Iris.
Huaca del Arco Iris o del Dragón
La Huaca del Arco Iris o del Dragón es uno de los 2 antiguos templos chimús que se han acondicionado para el turismo. Construido en adobe, data del año 1100 dC, y pertenecía a la gran ciudad de Chan-Chan. Al igual que todos los edificios chimús, estaba amurallado y disponía de una única entrada.
En un clima tan árido, el agua era…….y sigue siendo……..el bien más preciado, que sólo recibían/reciben cada varios años, cuando se produce el fenómeno de El Niño. Así que, necesitaban invocar a los dioses para pedir agua. Y a eso es a lo que se supone que dedicaban este centro ceremonial, a realizar ofrendas para implorar fertilidad y agua. Los relieves del arco iris simbolizaban la llegada de las lluvias. Las representaciones de figuras en forma de serpiente o de pez estaban asociadas a los ríos, y por tanto, al agua.
Huaca Esmeralda
La Huaca Esmeralda era nuestra próxima visita del circuito chimú. Techada desde hace unos meses para protegerla de las lluvias de El Niño que esperaban próximamente. También fue edificada en estructura piramidal, como es habitual en las antiguas culturas de la costa peruana. Esta construcción chimú se considera vinculada a un dios del mar, ya que algunas paredes están decoradas con figuras de redes pesqueras y de peces. También observamos relieves de ardillas, abundantes en los bosques secos de algarrobos que antes poblaban la costa norte.
Museo de Chan-Chan
Las explicaciones que recibimos en el Museo de sitio Chan-Chan nos ayudaban a entender las distintas etapas de la civilización de la costa norte de Perú. Los chimús, al igual que los incas, también eran un pueblo guerrero y expansionista. Eran además expertos orfebres, lo cual atrajo la atención de los incas, que los terminaron conquistando.
Aunque los chimús nunca conocieron el principio de Pascal ni la ecuación de Bernoulli, su sistema hidráulico no ha podido ser superado ni siquiera hoy en día. Mediante una extensa red de canales distribuían el agua desde los ríos, y consiguieron convertir la aridez del desierto en terrenos muy fértiles, que permitían la agricultura.
Tras la visita al museo, Olga ya nos había dejado abrumados con tanta información. Y eso que todavía era media mañana.
Palacio Nikan de Chan-Chan
Chan-Chan era la capital del imperio chimú, aunque ése no era su nombre indígena. La extensa ciudad ocupaba casi todo de lo que hoy es Trujillo, y a ella pertenecían todos los recintos que ya habíamos conocido en la mañana. También pertenecía a Chan-Chan el Palacio Nikan, que no es más que uno de los 9 palacios que existían en la ciudad. Construido por completo en adobe, el palacio constaba de altas murallas, amplias plazas, paredes con relieves que antiguamente estaban policromadas en azul, rojo, verde, etc., colores que la erosión ha borrado.
Palacio Nikan de Chan-Chan en circuito chimú
Recorríamos cada zona………..La planta ceremonial pública, el corredor de peces y aves, la sala del altar, la sala de audiencias, numerosas habitaciones decoradas con rombos, la plaza de ceremonias privadas, los almacenes………..Es inmenso.
Podría pensarse que el huanchaco o balsa de agua, también de considerables dimensiones, se usaba para almacenar agua para uso doméstico o para cultivos. Pero, ¡qué sería de estas visitas sin el punto romántico de los arqueólogos!. Según ellos, los chimús rellenaban la balsa de agua para ver reflejada la luna en su superficie, y adorarla.
Palacio Nikan de Chan-Chan en circuito chimú
Conocemos sus idiomas, sus cerámicas, su historia, su estructura social, sus costumbres, sus cultivos……..Todo ello, a pesar de que no tenían escritura, característica común en todas las antiguas civilizaciones peruanas, incluidos los incas…………Aunque ello es discutible……..ellos tenían sus medios de comunicación escrita, sólo que todavía no hemos sido capaces de descifrarlos. A día de hoy, todo el conocimiento existente se basa en averiguaciones de los investigadores a partir de los objetos hallados.
Tampoco se conoce la finalidad de los palacios de la ciudad de Chan-Chan. En función de lo que me contaron, yo apuesto a admitir que se destinaban a la vida y a la muerte de sus gobernantes, y que tras su enterramiento quedaban abandonados, ya que los palacios no coexistieron simultáneamente entre ellos.
Tras visitar Chan-Chan damos por finalizo el circuito chimú.
Huanchaco
Desplazarnos a Huanchaco para comer nos concedía un momento de relax a pie de playa. Como anunciaba el restaurante elegido, El Sombrero, “Comer frente al mar es uno de los mayores placeres de la vida”. Y así es, especialmente ante unos ceviches de corvina y de langostinos, contemplando las olas del Pacífico, sobre las que se deslizaban surfistas encima de sus tablas, y pescadores remando en sus balsas de totora, al igual que ya hacían sus antepasados desde tiempos remotos. Al son de la música, suave temperatura a la sombra……..un placer.
Pescadores en Huanchaco
Los pelícanos surcaban el cielo, y cuando se posaban sobre la arena, ni siquiera se inmutaban ante la presencia humana. Considerable tamaño el de estas aves de pico alargado, cuyo gaznate actúa de desalinizadora natural, depurando el agua salada a dulce, y cuyos antepasados ya volaban sobre nuestro planeta hace millones de años.
Pelícanos en Huanchaco
Huanchaco emana un cierto aire del pasado. Es como volver al sur de Tenerife de hace años, con sus chiringuitos al borde del mar, su costa desértica, las montañas que se desdibujan en el horizonte porque la atmósfera nunca es del todo nítida, y ese perpetuo ambiente vacacional que invita a la relajación.
Balsas de totora en Huanchaco
Balsas de totora
Circuito mochica de Trujillo
El ritmo de visitas organizadas es duro y no hay descanso. Con lo bien que me quedaría yo en Huanchaco paseando al lado del mar, sintiendo la brisa, porque, menudo calorazo hace en Trujillo………..Tras la mañana del circuito chimú, ¡nos espera la tarde del circuito moche!!!, retrocediendo todavía más en el tiempo.
Museo de las Huacas
Y la comenzábamos en el Museo de las Huacas, que se ubica en un paraje desértico, junto el Cerro Blanco. Antes se emplazaba ahí la ciudad Moche, ahora sepultada bajo la arena. No permiten tomar fotos en el interior del museo.
La cultura mochica se desarrolló en la costa antes que la chimú, entre los años 100 y 800. Interpretar los ciclos del agua era clave para sobrevivir en un mundo árido, de ahí su adoración al agua.
Los sacerdotes encarnaban el poder, hasta que perdieron credibilidad al no conseguir mitigar la furia de los dioses en un año de grandes inundaciones……. Aquellas lluvias no eran más que una visita del Niño con especial intensidad. Así, en el año 600 dC, el poder cambió de religioso a civil.
En el museo te haces una idea de la cultura moche: sus ritos, creencias, organización social y religiosa, música, su alimentación, ceremonias de sacrificios humanos. Aunque a semejante velocidad, que yo creo que me enteré mejor a mi ritmo en una exposición temporal de cultura mochica a la que asistí en Madrid un par de meses antes.
Huaca de la Luna
La Huaca de la Luna era nuestro siguiente objetivo. En este centro religioso, construido en forma piramidal mediante 5 edificios superpuestos de adobe, se han encontrado 70 enterramientos correspondientes a sacrificios humanos. Lo hacían para apaciguar la ira de los dioses o para atraer la fertilidad. Eso dicen……… Unos pocos eran quienes doblegaban al resto de la población, haciéndoles creer que conectaban con el mundo superior. En trance sí que debían de entrar, a juzgar por la cantidad de coca y otras sustancias alucinógenas que quedan como rastro en los espacios ceremoniales.
Sus pinturas murales se consideran incomparables a nivel mundial, en las que la figura del atemorizador Dios Ai-apaec se repite indefinidamente. Posiblemente, su función iba más allá de la decorativa, representando algún tipo de comunicación.
Enfrente se sitúa la Huaca del Sol, otra estructura piramidal que se destinaba a residencia y centro de poder de los gobernantes. Permanece cerrada al público, pues todavía no ha sido excavada.
En el suelo dormitaba un perro autóctono sin pelo de Perú, de raza viringo, especie protegida. Al parecer, cada recinto arqueológico debe preservar algún ejemplar de perro viringo.