En este paseo recorremos la costa de Oleiros entre el Seixo Branco en Mera y el puerto de Lorbé. Tan cerca de la urbe, y, sin embargo, se convierte una maravillosa evasión caminar por los senderos litorales que sortean acantilados frente a la ciudad de A Coruña. Veremos una costa abrupta y acantilada. Un paisaje salvaje, abierto al Atlántico, distinguido como Monumento Natural Costa de Dexo -Serantes.
Localización de la ruta
Iniciamos el paseo desde el final de la carretera de acceso al Seixo Branco, en la costa de Oleiros. Para ello, nos dirigimos a Mera, y tomamos la carretera a la ensenada de verdes aguas de Canabal. Aparcamos al finalizar el asfalto, desde donde se accede al Seixo Branco por un sendero.
El municipio de Oleiros limita con el de la capital provincial, A Coruña. Este tramo de costa se sitúa entre la bahía de A Coruña y la ría de Betanzos y se engloba dentro de la Costa Ártabra.
Descripción de la ruta por la Costa de Dexo – Serantes
Mimado por un litoral privilegiado, Oleiros goza tanto de playas resguardadas en el interior de la bahía, como de costas más salvajes dominadas por acantilados rocosos.
Precisamente, el carácter natural de esta zona costera condujo a la declaración como Monumento Natural Costa de Dexo – Serantes en el año 2000. La intención es proteger este ecosistema marino, que también ostenta las distinciones de Zona de Especial Protección dos Valores Naturais y de Lugar de Importancia Comunitaria.
En la antigua casa del farero de Mera se halla el Aula do Mar (http://www.ceida.org/aula-do-mar-0.html) , que ejerce de Centro de Visitantes del Monumento Natural. Los paneles explicativos permiten entender la morfología de las rocas de esta costa, desde su formación geológica hasta su posterior erosión por lluvia y viento.
También nos hace comprender cómo transcurría la vida de los primeros pobladores, dedicados a la pesca, ganadería y agricultura. Aquellos pueblos primitivos ya conocían la metalurgia, la cerámica, la cantería, y eran buenos comerciantes. Estas instalaciones se encuentran separadas del punto de inicio de nuestra caminata, y se requiere ir en coche desde el Aula do Mar hasta el punto de inicio del sendero al Seixo Branco.
Desde el final de la carretera, donde hemos aparcado el coche, caminamos unos minutos para llegar a la Punta de Seixo Branco. En este lugar observamos antiguas baterías de costa, ahora en ruinas. En su día fueron utilizadas para defender la ciudad de A Coruña frente al ataque de los ingleses durante la batalla de María Pita.
Desde aquí las vistas ya resultan soberbias hacia una costa acantilada. La mayor curiosidad la aportan las vetas de cuarzo blanco que se descuelgan hacia el mar como si fueran cascadas, y que dan origen al topónimo del lugar, Seixo Branco.
El Seixo Branco
Hacia nuestra izquierda, vemos los dos faros de Mera, construidos a principios del siglo XX. Apostados frente a la Torres de Hércules, guían la entrada a la bahía de A Coruña.
Costa de Mera
Enfrente, el perfil urbano de la ciudad de A Coruña delinea el horizonte, que más allá se pierde en la infinidad del Océano Atántico.
Hacia el norte, la costa se expande hacia Mugardos y Ferrol, perdiéndose la visión en el Cabo Prioriño.
Acantilados del Seixo Branco
El sendero costero nos aleja del Seixo Branco, sin perder de vista los acantilados de la Punta de Santo Antón y los pequeños islotes rocosos fragmentados. En invierno, resulta espectacular contemplar los meneos del oleaje sobre las rocas. En primavera, es una delicia pasear por una costa forrada de verde. Las florecillas colman de color los paisajes veraniegos, hasta que el escenario se deja inundar por las cálidas luces otoñales. Cualquier época es buena para disfrutarlo.
Costa de Dexo – Serantes en primavera
Costa de Dexo – Serantes en invierno
La Torre de Hércules al fondo
La caminata es adorable y apacible. No requiere gran esfuerzo llegar hasta las furnas. Son varias las grutas marinas o los agujeros formados sobre los acantilados por la erosión del oleaje. Para evitar accidentes, una estructura de madera las encierra. Habitualmente se muestran tranquilas, pero otras veces escupen “géiseres” de agua espumosa. Las tres principales incluso han sido bautizadas como Furna ollo pequeno, Furna A Regocha y Furna ollo grande.
Nuestros pasos nos terminan apartando del borde costero, internándonos en un pinar, hasta que más adelante volvemos a dirigirnos hacia el mar en la Punta Rasa. Desde este punto conseguimos las primeras imágenes de los acantilados de la Costa de Dexo y del pequeño puerto de Dexo, resguardado entre Punta Rasa y Punta Purrido. Siempre me impresiona lo increíblemente verdosas que son las aguas del interior de esta ensenada natural.
Vista de Punta Purrido desde Punta Rasa
Frente a nosotros emerge A Marola, un islote rocoso en mar abierto, que lleva de cabeza a los navegantes. Así lo afirma el dicho popular: ¡quén pasou A Marola, pasou a mar toda!
Antes, habremos visto algunas indicaciones a los castros de la zona, como el de Subiña o el de Castromán. Se encuentran en pésimo estado de conservación, camuflados entre la maleza.
Desde Punta Rasa podemos intentar continuar hacia O Porto de Dexo por un estrechísimo sendero tras superar la casa más cercana al mar. En ocasiones es misión imposible, ya que la vegetación impide avanzar, obligándonos a dar un rodeo hasta la aldea de Buinte y bajar por la carretera hasta el puerto.
Las aguas color esmeralda del puerto de Dexo son incitadoras a un baño. Su escaso calado ha sido la causa del desuso del puerto, pero ahora es casi como una gran piscina natural. A la derecha del puerto parte una senda costera que recorre unos acantilados rocosos coronados de excelentes vistas, miremos hacia donde miremos.
Pegados al mar seguimos avanzando por la Costa de Dexo, bordeando Punta Purrido y Punta da Roza.
Costa de Dexo
Finalmente, los acantilados y los tojos nos cortan el paso costero, obligándonos a desviarnos por el bosque hacia el pueblo de Dexo. El siguiente tramo es feo, casi un par de kilómetros por una pista entre eucaliptos, hasta que conseguimos dirigirnos de nuevo a la costa y alcanzar Punta Torella.
Así conseguimos otra magnífica atalaya frente al mar.
Desde Punta Torella no es posible seguir fácilmente por el borde costero, exigiéndonos regresar por el mismo sitio hasta enlazar con la pista de los eucaliptos.
Ya sólo falta caminar un poco más hasta llegar al Puerto de Lorbé.
El Puerto de Lorbé es famoso por los mejillones que se crían en las aguas de la resguardada ensenada. Si en las Rías del sur abundan las bateas de mejillones y otros bivalvos, en el norte de Galicia son prácticamente inexistentes, a excepción de Lorbé. En este puerto se dan unas condiciones adecuadas para el crecimiento de bivalvos. Es obligado probar los mejillones en alguno de los numerosos baretos del puerto, donde los sirven en diferentes preparaciones.
En Lorbé, finalizamos esta caminata lineal de 12 km, siendo necesario contar con transporte para regresar. Volver caminando resulta largo, por lo que en caso de no disponer de transporte es mejor opción dar vuelta al finalizar los acantilados de Dexo, ya que los últimos kilómetros por la pista entre eucaliptos resultan poco interesantes.
Track de la ruta
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3130669
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