Desde Ribas de Mouro, en un luminoso día nos desplazamos en coche hasta Santo Antonio de Val de Poldros, en el municipio de Monção, norte de Portugal. Vistas impresionantes durante el recorrido, subiendo hacia la montaña. Pequeños pueblos de tejados rojos, verdes valles, escarpadas sierras.
Las brandas de montaña.
Santo Antonio de Val de Poldros es una branda en la montaña, a 1050 m de altitud, colgado sobre el valle glaciar del río Vez. Ya desde la Edad Media se destinaron estas tierras a la cría de caballos, de ahí su nombre (poldros).
Las brandas eran agrupaciones de cabañas, denominadas cardenhas, que ocupaban los pastores en la montaña durante la época estival, cuando subían el ganado a los pastos altos de montaña. Normalmente, estas gentes también eran agricultores. Durante el verano subían a pie repetidas veces a la montaña, turnándose para atender la recogida del ganado cada día. Después bajaban a los pueblos agrícolas para seguir ocupándose de las labores campesinas.
Varias cabañas han sido restauradas como viviendas vacacionales, porque la verdad, el emplazamiento es magnífico.
Ruta de Senderismo
Junto al restaurante Val de Poldros comenzamos nuestra caminata, que nos lleva al borde del valle glaciar, enfrente a la zona que recorrimos ayer desde Sistelo.
El panorama es precioso durante todo el recorrido, ya que vamos por la zona alta, con vistas abiertas. El paisaje del Valle Glaciar del Vez es encantador. Observamos los restos de glaciarismo, como los bloques graníticos arrastrados por el antiguo glaciar que ocupaba el valle, y que se fueron depositando sobre el valle.
Cabaña tras cabaña se van sucediendo, muy cuidadas, parece un paisaje de cuento.
Enfrente vemos la Branda do Furado, por la que pasamos ayer.
Cuando alcanzamos el parque eólico, cualquier roca hace de espléndido mirador. La panorámica es amplísima. Divisamos el Valle del Vez, Sistelo escondido en el valle, y las sierras del norte de Portugal y sur de Galicia, a ambas márgenes del valle del Miño. Las vacas pastan panchas al pie de los generadores eólicos. También la Serra da Peneda queda al alcance de nuestra vista, asomando por detrás de Val de Poldros. De hecho, queda muy cerquita.
Las vacas cachenas son típicas de estas sierras del norte portugués……… Carne riquísima.
Por un ancho camino seguimos descendiendo con vistas hacia el valle del Mouro, En el valle distinguimos Riba de Mouro, así como otros pueblos entre verdes campos de cultivo. El río Mouro nace en las tierras altas de la Serra da Peneda, en Lamas de Mouro, y desemboca en el Miño en las tierras bajas de Ponte do Mouro, cerca de Monçao.
En estas zonas altas, la mayor parte de vegetación se compone de matorral, predominando brezos y retamas. En las zonas menos expuestas al sol y cerca de manantiales, crecen bosques de reducidas dimensiones.
En descenso, nuestra perspectiva va cambiando, girando por el Val do Mouro. Los bolos graníticos y sus equilibrios añaden un toque singular al paisaje.
Improvisando camino, sin saber a dónde nos dirigíamos, llegamos a un lugar imponente. Resultó ser una fabulosa atalaya hacia el río Vez, lugar que contemplamos impresionados desde una roca en lo alto, prácticamente colgada sobre el vacío. Las escarpadas laderas forman un cañón por el que el río fluye en voz alta. Su sonido resuena, se nota que tiene vigor. Mientras que una ladera está cubierta de vegetación, la otra es más pedregosa.
Además, descubrimos un conjunto de chozas de granito prácticamente mimetizadas con el entorno. Un lugar fantástico.
Por aquí pasa un trilho que vimos señalizado con puntos rojos, y que nos apuntamos para otro día porque tenía una pinta estupenda. Sólo lo seguimos unos cuantos metros, y nos dejó con ganas de más, porque hoy ya toca regresar. O sea que, tomamos un camino empedrado, que asciende hacia lo alto, ante la mirada de las vacas, y bajo un sol que nos hace sudar.
Volvemos a girar de perspectiva, dejando a nuestras espaldas el Val do Mouro y viendo de frente el Val do Vez. El valle del Vez es muy estrecho por esta zona que estamos bordeando y que más lejos se abre en el valle glaciar.
Así alcanzamos el parque eólico. Tremendo calor en el último fin de semana de verano.
¡Qué vistas durante el regreso! El precioso Val do Vez de frente, salpicado de brandas, y la Peneda al fondo.
La raza caballar típica de esta zona son los caballos garranos, de escaso porte y color castaño.
Santo Antonio de Val de Poldros
La ermita de Santo Antonio de Val de Poldros se sitúa en las cercanías de esta branda, construida para proteger al ganado que pasta en la sierra. Ahí hay un mirador con vistas al valle glaciar. Es mejor ir por la mañana, ya que por la tarde está el sol de frente.
También con vistas hay un par de restaurantes en Val de Poldros. Uno es el restaurante Brandeiro, más nuevo, y otro es el restaurante Val de Poldros, con buenas vistas. Nosotros no llegamos para comer, sino para merendar.
Queda carretera por delante para volver a casa. Parada junto al puente de Ponte do Mouro, casi en la desembocadura del río Mouro. Otra parada para comprar dulces en Monçao. Y así se acaba el fin de semana.
Track de la ruta
Descargable para GPS: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=11073533