Galapaguera, Puerto Chino, Cerro Tijeretas en la isla San Cristóbal ECUADOR - GALÁPAGOS


Dispuestos a conocer una nueva isla de Galápagos arribamos a San Cristóbal. Dedicamos el primer día a visitar los lugares de libre acceso en la isla. En coche recorrimos el interior, parando en El Junco, La Galapaguera y Puerto Chino. Caminando subimos al Cerro Tijeretas para terminar el día contemplando un espléndido atardecer desde Playa Carola.

Transporte de Santa Cruz a San Cristóbal

Otra vez me he quedado grogui en el barco. En cuanto me tomo la biodramina me entra una modorra que no me entero de nada, y me han tenido que despertar al llegar a Puerto Baquerizo Moreno.

El yate Gema cubre el trayecto en dos horas desde Puerto Ayora. Es un barco rápido y cómodo, incluso con baño, aunque saliendo de Puerto Ayora ha sonado la alarma y se han parado los motores. Qué susto. Menos mal que después se ha solucionado.

“Aquí en vez de perros tenemos lobitos. En vez de ladridos, escuchamos gruñidos”, fueron casi las primeras palabras que escuchamos al desembarcar en Puerto Baquerizo, la capital del archipiélago Galápagos. Y es que, la isla es de los lobos marinos. Campan a sus anchas por todas partes. Se tumban en las escaleras del puerto, dormitan en los bancos del paseo marítimo, se arrastran por las calles, se contonean sobre las rocas, nadan en el mar. Gritan y se hablan entre ellos. Los ves en cualquier lugar y los oyes en continuo.

En San Cristóbal nos alojamos en el Hotel Zapaya, justo frente al embarcadero. La ubicación es excelente, los desayunos buenos, y la atención de Eric, su propietario, es inmejorable. Era de lo más agradable desayunar en la terraza del hotel, anclada en pleno paseo marítimo, escuchando los gruñidos de los lobos marinos como sonido de fondo.

Eric es galapagueño aunque estuvo viviendo 15 años en España. No sólo le alegra recibir españoles, sino que se nota que disfruta aportando explicaciones sobre los lugares visitables en la isla.

 

Excursión en taxi a El Junco, la Galapaguera y Puerto Chino

Nuestra primera excursión del día resultó un fracaso. Contratamos un taxi para recorrer la única carretera de la isla, entre la costa suroeste y la sureste, y se ha puesto a llover en cuando abandonamos Puerto Baquerizo. La carretera asciende a la parte alta de la isla, que, al igual que hemos visto en Santa Cruz y en Isabela, está poblada de abundante vegetación. Un par de pequeños poblados viven ajenos al turismo, en modo muy humilde. Parece otro mundo. La agricultura es su medio de vida. Modestas cabañas se esconden entre plataneras, papayos y cañas de azúcar.

El Junco es uno de los puntos de interés paisajístico de esta ruta. El taxista aparca para que podamos subir a lo alto de un cráter ocupado por una laguna. La vegetación recubre las laderas, en las que pastan algunas vacas.  Sólo que no veíamos mucho más que niebla.

Laguna El Junco

Siguiente parada en la Galapaguera, la visita más provechosa. Aunque ya habíamos visto las tortugas de Santa Cruz y de Isabela, ya hemos aprendido que en cada isla viven diferentes especies. Las de San Cristóbal son similares al Solitario George, de cuello largo, que les permite hurgar en las ramas para comer hojas y frutas.

Al igual que en el Centro Darwin de Santa Cruz, en este centro también realizan incubación de huevos para facilitar el repoblamiento de la especie. Se pueden ver tortugas de diferentes edades, desde diminutas crías a especies adultas. A los cinco años están preparadas para ser liberadas al medio natural.

Galapaguera de San Cristóbal

Las tortugas tienen el estómago preparado para comer el fruto del manzanillo, que es venenoso para los humanos.

La carretera finalizar junto a la Playa de Puerto Chino. Curioso nombre para este lugar. Seguro que tiene una historia. No es una playa especialmente bonita, y menos bajo la lluvia. Manglares, costa de lava, y soledad. En resumen, un fracaso haber gastado 70 $ en el taxi.

 

Paseo por el Cerro Tijeretas

Menos mal que el paseo de la tarde ha estado bien y hemos podido salvar el día. Por el paseo marítimo continuamos hasta la playa de Man, para después tomar los senderos que serpentean por el Cerro Tijeretas. Increíble que pueda crecer tanta vegetación entre las rocas de lava que cubren el suelo. En el entorno del cerro se halla un didáctico centro de interpretación. Nos detenemos en los paneles para conocer la historia de las Galápagos, antiguamente bautizadas como Islas Encantadas.

Varios miradores nos invitan a gozar de las vistas panorámicas. Y es que el Cerro es un acantilado que cae vertical sobre la costa. A lo lejos divisamos la silueta rocosa de León Dormido, nuestro destino para mañana. Pero lo mejor ha sido conocer la simbiosis entre los lobos marinos y las fragatas, también conocidas como aves tijeretas por la forma de su vuelo. Las fragatas son las enfermeras de los lobitos. Cuando las mamás paren, quedan tan débiles que ni siquiera se pueden mover. Las fragatas acuden a ayudarlas, retirando la placenta y cortando el cordón umbilical.

Cerro Tijeretas

León Dormido desde el Cerro Tijeretas

Joven fragata en el Cerro Tijeretas

Majestuoso vuelo de fragata

Continuando el sendero descendemos hasta una cala de aguas transparentes en la que nadaban los lobos marinos, la Bahía Tijeretas. Nos entretenemos un buen rato mientras los niños se lo pasaban en grande jugando con ellos en el agua.

Bahía Tijeretas

Pelícano en Bahía Tijeretas

El atardecer se acerca y queremos presenciarlo desde Playa Carola, orientada al oeste. Y vaya si es un buen momento. No todos los días se contonean ante ti los lobos marinos frente a una puesta de sol. El faro de Punta Carola también forma parte de la escena.

Playa Carola

Muy cerca se localiza la Playa de Man, otra de las siete playas del entorno de Puerto Baquerizo Moreno. Y también allí se citaban varios lobitos dispuestos a posar o a recrearse en sus baños. A pesar de su torpeza en tierra, me parecen unos animales bastante presumidos.

Atardecer en Playa de Man

Puerto Baquerizo Moreno

Cenamos en «El Descanso Marinero». Yo pedí camarones a la plancha que resultaron la atracción del restaurante. Me los sirvieron dentro de una antigua plancha de hierro y los turistas de las mesas contiguas se acercaron para hacerle una foto. Los camareros se partían de risa. También bacalao de Galápagos, nada que ver con el del norte.

Camarones a la plancha

Lo que ocurre en Puerto Baquerizo por las noches hay que verlo para creerlo. Es un espectáculo natural descomunal. Cientos de lobos marinos se instalan en la playa y en el puerto para pasar la noche.

Es impresionante escuchar gruñidos de lobos por todas partes. Se acomodan en la arena, en las escaleras, en los bancos o sobre las rocas buscando una posición cómoda para pasar la noche. Los grandes hacen notar su poder chillando más que el de al lado. Los pequeñajos huelen uno a uno buscando a su mamá, y saltan por encima de los demás hasta que la encuentran. Otros duermen abrazados, o colocan la cabeza sobre el lomo de su compañero. Casi desde cualquier lugar del pueblo se escucha la fiesta nocturna a cualquier hora de la noche. Es inenarrable.

Lobos marinos en Puerto Baquerizo

 

ESTA ETAPA PERTENECE AL VIAJE: Galápagos y Ecuador

 

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