Salies de Bearn (Plaza del Bayáa)

Salies-de-Béarn y Sauveterre-de-Béarn FRANCIA


En la región del Bearn tuvimos ocasión de visitar dos pueblos que conservan sus cascos medievales, Salies-de-Béarn y Sauveterre-de-Béarn. Son bonitos, y a la vez mucho más tranquilos que los pueblos turísticos de su vecino País Vasco francés.

La región del Bearn pertenece al departamento de los Pirineos Atlánticos y se sitúa entre el País Vasco francés y los Altos Pirineos franceses, siendo Pau la capital.

Salies-de-Béarn

Para llegar a Salies-de-Béarn tomamos la salida de la autopista en Orteth. Sin problema, aparcamos en una calle cercana al centro histórico. 

Pasear por este tranquilo pueblo es como hacerlo por el interior de un cuento. Varias de sus calles son peatonales y están aderezadas con plantas, flores y mesitas a la vera de las puertas.

Centro medieval de Salies-de-Béarn

Centro medieval de Salies-de-Béarn

Según la leyenda, el germen de la ciudad se debe a un jabalí que, al resultar herido por unos cazadores, huyó a  estos terrenos pantanosos y apareció muerto días después en las cercanías de un manantial salado. El hallazgo de la sal fue, precisamente, el motivo que originó la ciudad e impulsó su desarrollo, ya que la sal era muy apreciada antiguamente para conservar los alimentos.

Hoy en día, las aguas concentradas en sales siguen sirviendo como fuente de ingresos, aunque con unos usos muy diferentes. Desde el siglo XIX se explotaron las propiedades medicinales para tratar diferentes dolencias, y a la ciudad acudían personajes de clases acomodadas. Todavía existe un balneario actualmente, e incluso han creado un Museo dedicado a la sal (Musée du Sel et des traditions béarnaises), que reside en una casa típica del siglo XVII.

El río Saleys atraviesa el pueblo describiendo meandros. Sobre el canal se eleva la iglesia de San Vicente, que nos muestra su aspecto de fortaleza,  ya que formaba parte del sistema defensivo de la antigua ciudadela amurallada. Desde las ventanas de la torre disparaban sus armas los defensores durante los ataques enemigos.

Iglesia de San Vicente en Salies-de-Béarn

Iglesia de San Vicente en Salies-de-Béarn

Varios puentes de piedra permiten cruzar el río Saleys de una orilla a otra. Uno es el Puente de la Luna, que nos proporciona bellas imágenes de las antiguas casas de piedra, algunas sostenidas sobre pilares. Una de las casad destacadas es La Maison Marrou, que poseía un horno de pan y en la que podemos apreciar su galería de madera.

Puente de la Luna en Salies-de-Béarn

Puente de la Luna en Salies-de-Béarn

Muy cerca está la Plaza del Bayáa, el corazón de la villa, donde podemos observar la arquitectura típica de tejados inclinados, ventanas de colores, cenefas de madera. Estaban recogiendo un mercado callejero cuando llegamos. Varios son los edificios destacados en esta plaza, como el de arcos que ocupa el ayuntamiento o la Maison des Parts-Prenants. Pero si algo es simbólico para la ciudad es la fuente del jabalí, que hace referencia a la leyenda del origen de la ciudad. No es la única representación del jabalí, sino que encontramos diversas imágenes del animal en distintos puntos del pueblo.

Plaza del Bayáa en Salies-de-Béarn

Plaza del Bayáa en Salies-de-Béarn

Plaza del Bayáa en Salies-de-Béarn

Callejear desde la plaza es la forma de descubrir las callejuelas medievales llenas de encanto. Simplemente nos dejamos llevar y nos dedicamos a curiosear, prestando atención a fachadas, puertas, ventanas, balcones….

Salies-de-Béarn

Cuando abandonamos el casco medieval para pasear por el barrio termal es como si nos trasladásemos al siglo XIX. Nos rodean elegantes edificios de los palacios, hoteles y balnearios de la época, que nos dan una idea de la distinguida clientela que visitaba este lugar.

 

Sauveterre-de-Béarn:

A sólo 10 Km de Salies-de-Béarn visitamos a continuación la villa fortificada de Sauveterre-de-Béarn, otra de las ciudades medievales de la región Béarn des Gaves. Yo destacaría su emplazamiento inmerso en la naturaleza a  orillas del río Oloron.

Ya desde el XI recibía visitantes. En aquel caso se trataba de peregrinos que hacían un alto en su camino  a Santiago para buscar cobijo. Ahora resulta sencillo conocer los principales puntos de interés, siguiendo un circuito de 45 minutos a pie que figura en un folleto que nos facilitaron en la oficina de información turística.

El circuito recomendado comienza en la zona alta. Sin embargo, nosotros preferimos dirigirnos primero a orillas del río para contemplar una vista de la fortificación. Bajamos unas escaleras y seguimos el sendero fluvial hasta el Puente de la Leyenda. Su nombre proviene de la leyenda de una reina, de nombre Sancie, que fue arrojada al río como castigo, pero logró sobrevivir sin sufrir ningún daño. El puente fue construido en el siglo XIII para permitir el acceso a la Isla de la Glère, aunque una crecida del río en el siglo XVIII fragmentó el puente y cerró el paso a la isla. Ahora se conserva un arco, además de una puerta.

Desde el Puente de la Leyenda, sumergidos en el bosque que rodea al río Oloron, contemplamos las murallas de la ciudad y la Iglesia de San Andrés, que vista desde aquí, parece más un castillo que un templo.

Vista de la Iglesia de Saint André desde el Puente de la Leyenda

Vista de la Iglesia de Saint André desde el Puente de la Leyenda

En la zona alta se alza la iglesia de Saint André del siglo XII. El edificio es una mezcla de estilos, transitando del románico al gótico. Se trata de una iglesia fortificada ubicada en una plaza que domina el entorno surcado por el río Oloron.

Iglesia de Saint André en Sauveterre-de-Béarn

Iglesia de Saint André en Sauveterre-de-Béarn

Iglesia de Saint André en Sauveterre-de-Béarn

La zona fluvial es muy bucólica y dispone de paseos, zona recreativa y camping. La terraza que rodea la iglesia fortificada es un buen lugar para contemplar el paisaje desde arriba y ver cómo se entremezclan las casas con la naturaleza.

Río Oloron en Sauveterre-de-Béarn

Río Oloron en Sauveterre-de-Béarn

La ciudad estaba protegida por murallas y por un foso, y se accedía mediante un puente levadizo. Recorriendo las calles podemos continuar observando los detalles de esta ciudad medieval fortificada, pasando por la Torre Monréal, la Puerta de Kester, el antiguo arsenal, la puerta del Datter…. El antiguo castillo vizcondal era propiedad de Gastón Phebus, príncipe de Béarn.

Sauveterre-de-Béarn

Sauveterre-de-Béarn

 

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