Qué bonitos son los pueblos del interior del País Vasco francés, luciendo sus casas de entramado coloreado sobre fachadas blancas. Visitamos varios de ellos: La Bastide-Clairence, Espelette, Ainhoa y Sare. Son pequeños pero preciosos y para llegar de uno a otro hay que recorrer paisajes campestres.
Paisajes del interior del País Vasco francés
Suaves ondulaciones del terreno tapizadas de verde en las que se salpican granjas. Así son los bucólicos paisajes del interior del País Vasco francés. Recorriendo las carreteras que van de pueblo en pueblo tuvimos ocasión de deleitarnos con estas bellas estampas de lugares rurales.
Pueblos del interior del País Vasco francés
Este circuito en coche por los pueblos del interior del País Vasco francés se puede realizar en un día si sólo se trata de echar un vistazo rápido. Se necesitan dos días si se pretende tomarlo con calma y realizar paradas largas en cada pueblo.
Los cuatro pueblos presentan la arquitectura típica de esta región francesa, caracterizada por las casas de fachadas blancas con entramado pintado en colores rojo, marrón, verde o azul.
La Bastide-Clairence
Para llegar a La Bastide-Clairence recorremos paisajes campestres de verdes prados que se extienden en un relieve suavemente ondulado. Se salpican granjas perfectamente cuidadas que crean bucólicas estampas con sus fachadas blancas y entramado rojo que destacan en el verde de los campos. Un rebaño de ovejas por aquí, una granja por allá, plantaciones de maíz, de vez en cuando un pueblecito, un pequeño bosquecillo………….es encantador.
Lo primero que me llama la atención en La Bastide-Clairence es la homogeneidad. Todas las casas parecen el escenario de una película. Todas con sus entramados, ventanas y puertas rojas…….o algunas verdes o azules en arquitectura navarra. Todas de similar altura. Algunas con bajos porticados, como ocurre alrededor de la plaza. El pueblo se alarga al borde de la carretera que lo atraviesa y que también es parte de su plaza principal, zona donde se ensancha y se instalan terrazas.
Los pórticos acomodan cafeterías o talleres de artesanía. En la parte alta se sitúa la iglesia del siglo XIV y un cementerio judío con tumbas muy sobrias.
La Bastide-Clairence en el interior del País Vasco francés
Espelette
Tardamos bastante tiempo en llegar a Espelette desde La Bastide, circulando detrás de una vieja furgoneta por estrechas carreteras de curvas sin facilidad para adelantar.
Espelette es muy turístico y ha hecho de sus productos típicos, los pimientos, su seña de identidad. Un vasco los trajo desde América, y desde entonces se han cultivado en las tierras que rodean Espelette. Algunas fachadas siguen exhibiendo los pimientos colgados en sus fachadas, tal como se hacía antiguamente para secarlos al sol, aunque ahora están tan perfectamente alineados que se nota que su función es decorativa.
Hay montones de restaurantes y tiendas de productos típicos. Casi parece un decorado. Todo es perfecto, como de cuento. Es un excelente ejemplo de arquitectura vasca tradicional.
El pueblo se divide en dos barrios. Junto a la iglesia, al lado del río, se asienta el barrio más residencial. En la parte alta, la plaza es el centro de la vida y las calles peatonales conducen a ella.
El castillo de Espelette era propiedad de los barones de Ezpeleta y ahora aloja la oficina de información turística. Está rodeado de zona ajardinada.
En el interior de la Iglesia de San Esteban (siglo XVIII) podemos observar los balcones interiores de madera que son típicos de las iglesias de estilo vasco.
Tanto La Bastide como Espelette engrosan la lista de los pueblos más bonitos de Francia.
Castillo de Espelette
Espelette en el interior del País Vasco francés
Ainhoa
Ainhoa es una pequeña población fronteriza con Navarra. Es un pueblo muy pequeño y pintoresco. Estamos encantados con el día más nublado y fresco que se ha presentado, y así librarnos del calor de los días anteriores.
Ainhoa se emplaza a sólo 1,6 Km de la frontera navarra por un camino peatonal que corresponde al Camino de Santiago. Y es que el pueblo nació precisamente ligado al camino jacobeo para acoger y hospedar a los peregrinos que caminaban a Santiago. Por eso, en el siglo XIII se fundó en torno a un monasterio.
La mayoría de casas de la calle principal fueron construidas en los siglos XVII y XVIII. Una de esas casas típicas de la provincia labortana es la Casa Gorritia. Se trata de amplias casas familiares con el característico entramado de madera pintado, principalmente en color rojo-amarronado, con tejados a dos aguas.
En la iglesia podemos observar los característicos balcones de madera que cuelgan en el interior.
El pueblo de Ainhoa está totalmente enfocado al turismo, con algunos bares y varias tiendas que venden productos regionales. En una cafetería degustamos el pastel vasco.
Todo está muy preparado para los visitantes en estos pintorescos pueblecitos. Hay aparcamientos gratuitos, baños públicos limpios y gratuitos, oficinas de información turística.
Ainhoa
Iglesia de Ainhoa
Pimientos en Ainhoa
La carretera nos sigue llevando por parajes rurales y pastoriles para llegar a Sare (Sara en euskera). Todo es muy verde y armonioso.
Pero, ¡qué bonitos son todos estos pueblos, el campo, y las granjas!!
Sare
Sare es muy chiquitito, rodeado de suaves colinas verdes. Desde uno de los aparcamientos caminamos a la plaza central en torno a la cual se encuentran los establecimientos turísticos.
A la Iglesia de Saint-Martin se entra por el cementerio. En su interior observamos de nuevo las tribunas de madera, en las que se encastra el órgano de madera.
Sare cuenta también con un conjunto de arquitectura tradicional de la zona.
Hay dos atracciones destacadas cerca de Sare/Sara. Una es el tren de la Rhune, que sube a una montañita con vistas. Otra son las Grottes de Sare. No visitamos ninguna de ellas.
De camino hacia la costa paramos en Ascain/Azkaine, pueblo más residencial de casas con jardín que mantienen el carácter de la arquitectura típica. Todo rodeado de vegetación.
Iglesia de Sare
Sare en el interior del País Vasco francés
Alojamiento en País Vasco francés
Nos pilló fin de semana y estaba todo a tope en los pueblos más turísticos, por lo que tuvimos que buscar un hotel apartado de los pueblos más bonitos. Sin embargo, está bien situado para conocer distintos lugares de esta región, a medio camino entre la costa y el interior.
Hotel Bonnet, en Saint-Pee-Sur-Nivelle. Habitación amplia, aunque la cama no tanto. Tiene piscina y aparcamiento. La cena de menú resultó mediocre.
Ver más excursiones por Francia: Aquí