Un rato en coche y otro rato a pie. Así transcurrirá esta etapa por la Ruta Austral entre Chaitén y La Junta. Exhuberante vegetación en el Parque Pumalín, lagos, ríos, cascadas, y miradores hacia el cordón montañoso Barros Arana mientras recorremos el sendero Rosselot. Un compendio de paisajes de la Patagonia chilena.
Chaitén, un pueblo arrasado por el volcán
Chaitén se está recuperando de los efectos de la erupción volcánica que asoló el pueblo en el año 2008.
Cuesta imaginarse lo que ocurrió hace tan pocos años, al ver un entorno tan verde y donde la vegetación ha tomado la misma decisión que los habitantes de Chaitén: seguir sobreviviendo en este lugar.
Sus gentes todavía tienen muy presente lo ocurrido hace poco tiempo, y nos lo explican recordándolo con total nitidez. Las cenizas volcánicas arrasaron los bosques de los alrededores. El pueblo no resultó asolado por las cenizas del volcán sino que quedó sepultado bajo los sedimentos que arrastró el río desbordado. Todavía hoy dejan ver cómo ha cambiado el paisaje, separando el pueblo del mar por una llanura de sedimentos, así como en las casas que permanecen medio enterradas.
Chaitén era antigua capital provincial, capital que fue trasladada a Palena tras la destrucción de Chaitén. Los intentos de trasladar el pueblo a 10 km más al norte, a una posición más segura, no han tenido éxito. La mayoría apuesta por seguir viviendo en el mismo lugar, asumiendo y adaptándose a las fuerzas de la naturaleza.
Vemos bastantes casas abandonadas, destruidas por los efectos del Volcán Chaitén, que se despertó tras 9000 años de sueño profundo. Pero, muchas más, demuestran cómo el pueblo resurge con ánimos renovados.
Una recuperación que sólo ha sido posible gracias al agua. En Chaitén llueve muchísimo y hoy no podía ser diferente.
Es un pueblo entre el mar, las montañas y la selva.
Ruta Austral, de Chaitén a La Junta
Nuestro destino final de hoy será La Junta, pueblo a unos 150 km al sur de Chaitén, hacia el cual emprendemos rumbo por la R-7.
Selvas infranqueables sobre pendientes inaccesibles, cascadas cayendo por todas partes………¡la fiesta continúa!
La lluvia da una pequeña tregua. La previsión meteorológica mejora. Ayer: cubierto y lluvia. Hoy: nublado y chubascos, que al parecer, es mucho mejor.
Recorríamos el valle del río Yelcho, boquiabiertos, con la Cordillera a ambos lados de la carretera. Surgen las cumbres nevadas de los picos más altos entre la niebla.
Un cartel nos da la bienvenida: “Bienvenidos a El Amarillo, el centro del mundo”
Tras cruzar el puente sobre el río Amarillo, nos desviamos de la Ruta Austral, para ingresar en el sector El Amarillo del Parque Pumalín.
Nos equivocamos de camino, y seguimos de frente. Pasamos las Termas El Amarillo, y continuamos adelante. El camino es alucinante, con miles de fucsias en flor a ambos lados del camino, que rompen la homogeneidad de los miles de verdes dominantes. Tras 12 km, regresamos al darnos cuenta de nuestro error.
Ya una vez en el camino correcto, llegábamos al camping Grande de Pumalín. Se trata de un camino ripiado muy estrecho, por plena naturaleza,…………… un jardín gigante.
El Parque Pumalín permaneció cerrado durante 2 años, como consecuencia de la erupción.
Tras aparcar en el área del camping, nos dispusimos a buscar el sendero que conduce al Ventisquero. En teoría, había guardaparques, pero no encontramos a nadie. O sea que, comenzamos a andar por el sendero que parecía más evidente, aunque marcado con un claro letrero “No pasar”.
Un camino cubierto de cenizas volcánicas por un paisaje de parque jurásico. No tardamos mucho tiempo en descubrir que no conducía a ningún sitio, más que a una maraña de selva que nos impedía continuar. Se notaba que este camino fue apto para el tránsito de vehículos en algún momento, pues incluso encontramos un antiguo aparcamiento, ahora cubierto de cenizas volcánicas.
Mi mano parece diminuta al lado de estas hojas gigantes. Igual de diminutos nos sentimos nosotros ante esta naturaleza.
Total, que, en media hora, estábamos de regreso en el coche, asumiendo nuestro fracaso, y a tiempo de guarecernos de un intenso aguacero.
Tras un buen momento de espera, una vez que pensábamos que habíamos localizado el sendero correcto hacia el mirador del ventisquero del volcán Michinmahuida (2400 m de altura), y al ver que el chaparrón no cesaba sino que se incrementaba, retornábamos a la Ruta Austral (R-7).
Por momentos, podíamos contemplar las cumbres nevadas, pero el día seguía feo feo.
Cuando nos asomamos a las aguas lechosas del Lago Yelcho, de origen glaciar, continuaba lloviendo.
Sobrepasado Puerto Cárdenas, tras pasar el puente colgante Yelcho, se nos acaba el asfalto, que había comenzado en Chaitén.
Más valientes de la ruta………….
Un ripio repleto de agujeros. Nuestro pequeño Chevrolet Sonic sufría. Nuestras espaldas también.
Al alcanzar el Puente Ventisquero, la lluvia continuaba, por lo que el sendero que lleva al glaciar Yelcho tampoco pudo entrar en nuestro viaje. No quedaba más remedio que conformarnos con verlo a lo lejos desde la carretera.
¡Qué duuuuuuro!
Más bosques y más ríos y más cascadas. Patagonia salvaje.
“Había que hacerlo”, me contesta un ciclista al que, en una parada para fotos, yo animaba y admiraba por semejante aventura.
En Villa Santa Lucía nada hace sospechar que fue fundada en 1982. Más bien parece un antiguo asentamiento de pioneros. En este pequeño pueblo se suman a nuestro coche un par de jóvenes alemanes que se habían quedado colgados y hacían dedo. El autobús que pasó hoy no tenía sitio, y el próximo pasará el domingo (estamos a miércoles). Estaban bastante desesperados.
Ripio horrible desde Villa Santa Lucía hasta La Junta, es un suplicio. Obras continuas, baches, agujeros, piedras……..¡horrible! Parece que quieren asfaltar la carretera, vemos desbroces a ambos lados, ancheándola………se nota que la vegetación te envuelve menos, pierde parte de su esencia.
Las cascadas se siguen sucediendo, las cumbres nevadas asoman tímidamente. Se abren amplios valles, el del río Frío, el del Palena, la confluencia de ambos. Los pobres alemanes van calados hasta los huesos, están recorriendo Sudamérica durante meses, en un año sabático antes de empezar la Universidad, un período de reflexión sobre su futuro.
9 ºC a mediodía, lluvia incesante, verano patagónico!!
Confluencia de río Frío y río Palena
La Junta: Sendero Rosselot
En La Junta encontramos una oficina de información turística abierta! Novedoso!. Los alemanes se quedan buscando alojamiento. Nosotros ya tenemos el nuestro, nos despedimos, y nos vamos a encender la estufa.
En la tumbona de la terraza del hotel estábamos de vicio por la tarde, mirando hacia las montañas y al valle del Palena, pero teníamos que ganarnos la cena.
Un rato después, estábamos subiendo el sendero Rosselot, que se inicia en el mismo pueblo de La Junta. La calificación de “sendero de montaña” le viene un poco exagerada, aunque es verdad que ganamos 500 m de altura en poco más de 2 km.
La vegetación selvática nos rodea. En la zona baja predomina el bosque bajo: fucsias y grandes helechos y nalcas, y en la zona alta dominan los grandes coigües.
A media ladera, paramos en un espléndido mirador: el pueblo de La Junta, el valle donde se unen los ríos Palena y Rosselot quedan a nuestros pies……rodeando el valle, apenas percibimos las cumbres nevadas. El Cordón Barros Arana nos lo imaginamos majestuoso con sus picos puntiagudos. ……Me recordaba mucho a Villa O´Higgings.
Continuamos subiendo. Por momentos, la vegetación invade el camino y tenemos que abrirnos paso como podemos.
Tras 2.8 km en medio del bosque, en medio de nada, un letrero “Fin de sendero” nos desconcierta. Ni un mirador, ni un destino final. El intento de continuar es vano, la vegetación es infranqueable. Media vuelta y para abajo, acompañados de montones de pajarillos.
La Junta, un pueblo de encuentro en la Ruta Austral
La Junta, o pueblo de El Encuentro, lugar donde se juntan varios ríos y varios valles. Fundada en 1963 y conectada por carretera desde 1986. El lugar donde se encuentran los ríos Palena y Rosselot, y también donde los primeros pobladores juntaban a sus animales desde los valles cercanos para llevarlos a los lugares de venta. Y esto se nota en el paisaje, pues el bosque patagónico está menos presente, los amplios valles de esta zona han sido convertidos en pastizales para ganado.
Valles rodeados de montañas de más de 2000 m de altura, montañas de cumbres nevadas incluso en verano. Hoy, las nubes se empeñan en ocultarlas.
Para dormir y comer en La Junta
- Alojamiento: Terrazas del Palena, a 1 km del pueblo, unas cabañas chulísimas y nuevecitas, con unas bonitas vistas sobre la cuenca del Palena.
- Para cenar: “Donde la Rosita”. Rico salmón.
Track de la ruta
Descargable para GPS: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6194852