La mezcla indígena del norte de Chile ha dado lugar a una riqueza cultural que conoceremos en esta ruta arqueológica de Arica a Putre. Los vestigios de diferentes épocas se manifiestan al aire libre en forma de geoglifos o pucarás, mientras que el Museo arqueológico del Valle de Azapa alberga una colección de momias chichorro y diversos objetos de los pueblos de la costa, valles o altiplano.
Llegada a Arica y alojamiento
El vuelo de Santiago a Arica con JetSmart transcurre bien, sobrevolando el desierto costero. El aeropuerto de Arica es pequeño y los trámites ágiles. De inmediato notamos un ambiente mucho más tranquilo que en Santiago. En Europcar recogemos la flamante y enorme camioneta 4×4 con la que nos aventuraremos por el remoto y hermosísimo altiplano. Aunque, de momento, nos quedamos una noche en Arica. Ya es hora de descansar. Arica es la ciudad de la eterna primavera y pillamos a la gente regresando de la playa por la tarde.
Un atardecer al lado el mar siempre es bonito, y cuando esto ocurre después de un día tan cansado, se agradece más.
Nos alojamos en el hotel Diego de Almagro, al lado de la playa Las Machas, en un ambiente de total relax. Junto al hotel hay un paseo playero y diversos chiringuitos (algunos son cafeterías y otros escuelas de surf). Habitación muy espaciosa con 2 camas dobles y vistas al mar. Algo molesto el ruido del oleaje por la noche. Cenamos en el restaurante del hotel. Un ceviche de merluza y salmón, sin destacar. Salmón con risotto de aceitunas, riquísimo. Helado de chirimoya y naranja, regular.
Playa Las Machas en Arica
Visita de Arica
Arica no madruga. Ocurre como en España. Está desviada de su huso horario, por lo que es habitual desayunar a las 9-10 am y cenar a las 9-10 pm. Por el paseo marítimo vemos trotar a algunos corredores mañaneros, mientras que un poco más tarde salen los surferos a cabalgar las olas. Yo, lo primero que quiero hacer es bañarme en el mar. Quería sentir la temperatura del agua (que resultó bastante fresquita) y el oleaje del Océano Pacífico antes de llenarnos de polvo en el altiplano.
Arica es una ciudad que no sabría cómo definir. No me recuerda a ningún otro lugar que haya conocido. No es bonita, aunque no resulta desagradable ni estresante. Es una ciudad entre el mar y el desierto. Aunque sin duda, tiene un aire más peruano que chileno. No es de extrañar, ya que fue ganada por Chile a Perú en la Guerra del Pacífico. Es un puerto marítimo muy codiciado, especialmente por Bolivia que no tiene salida al mar. Por el tratado de Paz del Pacífico, Arica es el puerto usado por los bolivianos para exportar sur mercancías exentas de tasas portuarias. Por eso, el tráfico de camiones es permanentemente intenso en la carretera de Arica a La Paz.
Algunos edificios históricos de la época colonial se ubican en el centro de Arica. Son algunos ejemplos la Catedral de San Pedro, la antigua Casa de Gobierno, la antigua Aduana, la Casa Bolognesi, etc.
Catedral de Arica
Visitamos el Museo de Sitio Colón para conocer las momias de la cultura Chinchorro. Datan de hace unos 4000 años y son las momias más antiguas del mundo, anteriores a las egipcias. Aunque la mayoría de momias están expuestas en el museo de San Miguel de Azapa, merece la pena visitar el Museo Colón de Arica porque es un museo de sitio. Las momias se presentan en el lugar en el que fueron halladas y en su posición original. La entrada cuesta 2000 CLP. Es un lugar pequeño, una vivienda, donde al realizar trabajos de remodelación de la casa descubrieron las momias.
Algunos cuerpos resultaron momificados por medios naturales mientras que otros fueron manipulados manualmente aplicando diversos métodos de vaciado de vísceras. Se diferencia entre momias negras y momias rojas en función del tratamiento al que se sometían los cuerpos. Las negras (5000-3000 a.C.) adquirían color negruzco al ser pintadas con óxido de manganeso. Las momias rojas (2500-2000 a.C.) eran pintadas con óxido de hierro. La finalidad era prolongar la presencia de los difuntos entre los vivos, en una comunión entre la vida y la muerte tan característica de las culturas prehispánicas.
Momias chinchorro en Museo de sitio Colón de Arica
El Morro de Arica es el símbolo de la ciudad. Este peñón arenoso se alza sobre el Océano Pacífico más de 100 m de altura. Existe un sendero peatonal que parte de la Calle Colón para llegar hasta arriba. Nosotros nos acercamos en coche tomando la calle Sotomayor.
Es lo alto del Morro hay un museo militar, cañones, senderos, miradores, aunque lo que destaca sobremanera es la enorme bandera chilena que es visible de todas partes. Sin duda, es un símbolo territorial después de la conquista de la ciudad por parte de Chile. Estos cañones pretendían defender de posibles ataques peruanos tras la Guerra del Pacífico de 1880 cuando tanto Tacna como Arica pasaron a manos chilenas. Después, en 1929, ambos países firmaron el Tratado de la Concordia, mediante el cual Arica quedaba en Chile mientras que Tacna pasaba a ser territorio peruano. Hoy en día, el Morro de Arica es un lugar de esparcimiento, con vistas a la ciudad y a la costa de Arica, y quienes vigilan ahora son las docenas de buitres que vuelan en la zona.
Vistas desde el Morro de Arica
Buitres en el Morro de Arica
El último sitio que visitamos en Arica fue el mercado agropecuario, donde se reúnen los habitantes de los valles para vender sus productos en la ciudad. Es un mercado muy extenso en el que puedes encontrar de todo. Se sitúa a las afueras de Arica, al borde de la Panamericana hacia Iquique.
Ruta arqueológica de Arica a Putre
Tras conseguir un bidón de combustible de repuesto para la camioneta, por fin emprendemos rumbo a Putre. La ruta de Arica a Putre está repleta de restos arqueológicos de distintas épocas, y es una completa e interesante excursión en sí misma. Nosotros paramos en numerosos lugares, aunque podríamos haberlo hecho en muchos más.
Me sorprende que el paisaje va ganando vegetación a medida que asciende en altura. Es el mundo al revés. De los arenosos desiertos costeros ascendemos hasta las proximidades de la Cordillera de los Andes. La geología se va haciendo más accidentada al acercarnos a Putre. Esta ha sido desde la antigüedad una ruta comercial. Es algo así como la ruta de la seda, pero en Sudamérica. Es una vía de comunicación entre el altiplano, los valles y la costa. Por eso, los distintos pueblos han realizado intercambios comerciales. Ha sido escenario de caravanas para transportar productos agrícolas y ganado. También era la vía de salida de la plata de las minas de Potosí, que cargaban en burros para transportarla hasta Arica, donde era embarcada rumbo al imperio español.
En nuestra ruta de Arica a Putre por el Valle de Azapa realizamos varias paradas:
Geoglifos del Valle de Azapa:
Cerro Pintado, Atoca, Gran Llama. Se interpreta que los geoglifos representan las caravanas de llamas que realizaban esta ruta. Algunos están elaborados raspando el terreno mientras que otros se dibujan con piedras superpuestas. Se sitúan sobre las laderas arenosas con intención de hacerlos visibles desde la distancia, posiblemente para guiar el camino. Otros les atribuyen connotaciones místicas.
Geoglifo de la Gran Llama
Geoglifos de Cerro Pintado
Geoglifos de Cerro Sombrero
Mirador Las Llosyas:
Ofrece vistas al Valle de Azapa, bastante feucho. Es un valle plastificado, repleto de invernaderos de cultivos. Destaca especialmente el cultivo de la aceituna. También frutas y verduras. En el mirador coincidimos con una pareja de chilenos parlanchines, que nos pusieron al día acerca los últimos altercados acaecidos en la Araucanía contra los mapuches.
Museo arqueológico de San Miguel de Azapa:
Este recinto alberga una importante colección de momias de la cultura chinchorro, las más antiguas del mundo. Pero no es lo único que ofrece el museo. También acoge una estupenda colección de objetos de las diversas culturas que poblaron la zona. En orden cronológico narra la historia, las costumbres y el modo de vida de estos pueblos. Además, en los exteriores encontramos algunas muestras de petroglifos. Y por si fuera poco, en el jardín revolotean colibrís, el picaflor de Azapa. Es realmente interesante. Me ha gustado mucho este museo.
Museo arqueológico de San Miguel de Azapa
Carretera del Desierto
De San Miguel de Azapa hasta Putre se suele seguir hacia Poconchile para conectar con la carretera internacional. Sin embargo, nosotros elejimos un atajo. Se trata de una estrecha carretera asfaltada que atraviesa el árido desierto. No está permitida la circulación de camiones, por lo que durante todo este tramo no nos encontramos a nadie. Son lugares muy solitarios y hay que rogar que el coche no te juegue una mala pasada.
Mirador Valle de Azapa
Carretera del Desierto en la ruta de Arica a Putre
Con la carretera internacional enlazamos poco antes del Valle de los Cardones. A partir de entonces nos cruzamos repetidamente con camiones que transportan mercancías desde Bolivia.
Mirador de Copaquilla
No es un mirador en sí mismo sino un lugar con espacio para parar al borde de la carretera que baja al valle de Copaquilla. La vista del pueblo en el fondo del valle rodeado por áridas montañas es bastante curiosa.
Pucará de Copaquilla
Con el 4×4 podemos acercarnos a esta antigua ciudadela del siglo XII compuesta por unas 400 construcciones circulares. El pucará de Copaquilla es Monumento Nacional. Los muros de piedra observan el Valle de Copaquilla, en cuyo fondo se esconde el actual pueblo. Resalta el verde de los campos de cultivo, mientras que a su alrededor la geología se quiebra teñida de ocres. Es una visita llamativa.
Tambo de Zapahuira
La vegetación ha aumentado y aparecen matorrales. Un tambo era una especie de puesto de vigilancia en la época de los incas. En este lugar se conservan algunos de ellos, así como chulpas y algunos restos de viviendas circulares. Todas las gamas de ocres barnizan estos parajes.
Tambo de Zapahuira en la ruta de Arica a Putre
Socoroma
A este pueblo de adobe llegamos tras desviarnos 4 km de la carretera principal. Se ubica en el fondo de una quebrada, muy escondido. Es increíble cómo cambia el ambiente. Es un auténtico oasis cálido y verde en contraste con la aridez del desierto. Socoroma es un pueblo histórico, en la vía de las caravanas comerciales. A mí me gusta recorrer sus calles empedradas entre casas de adobe. Los geranios adornan calles y plazas. Es que todavía no me creo estar en un sitio casi tropical a tan escasa distancia del árido desierto. La gente vive tranquila aquí, aunque su esfuerzo queda marcado en las terrazas agrícolas que sus antepasados han labrado en la montaña.
La iglesia de Socoroma, construida en adobe y techada con paja, es una de las que componen la colección de iglesias de pueblos precordilleranos y altiplánicos. Para nosotros era la primera de este viaje, y en los siguientes días iríamos conociendo muchas más.
Iglesia de Socoroma
Aldea de Socoroma
Mirador de Socoroma
Ofrece vistas a la Quebrada de Socoroma. La luz es desfavorable por la tarde y no ofrece buenos momentos fotográficos.
Mirador de Putre
Este mirador nos anuncia la llegada al pueblo precordillerano de Putre. Divisamos su emplazamiento rodeado de verdes parcelas en las que se cultiva principalmente orégano, que ellos llaman su “oro verde”. Al fondo, los Nevados de Putre.
Llegada a Putre
Putre se asienta en un valle regado por varios riachuelos y resguardado por montañas. De ahí que, a pesar de sus 3500 m de altitud, es un lugar propicio para la agricultura. Por eso, en el siglo XVI fue ocupada por pobladores de Arequipa. Ellos fundaron Putre (en aymara: Puxturi, murmullo de aguas) y construyeron canales de riego que siguen en uso hoy en día y se regulan por turnos que establece la comunidad. En siglos pasados, Putre era base de apoyo a las caravanas de mulas que transportaban plata de Potosí a Arica.
El pueblo cuenta ahora con varios alojamientos, restaurantes y agencias de turismo, así como centro de salud, e incluso banco. No dispone de gasolinera, aunque en algunas tiendas se puede comprar combustible en bidones que traen desde Arica, eso sí, a un precio bastante más elevado.
La temperatura es muy agradable en la Precordillera. Es perfecta durante el día y algo más fresca por la noche.
Alojamiento en Putre:
En Putre nos quedamos 4 noches, como base para explorar el altiplano de la provincia de Arica-Parinacota. Hostal La Chakana.
El desayuno en La Chakana no está mal. Falta fruta para mi gusto. Hay pan caliente, queso, jamón york, cereales, tomate o aguacate, leche, mate de coca, mermeladas, y…..¡aceite de oliva!, que producen en el Valle de Azapa.
El domingo por la noche cierran varios restaurantes y nos tenemos que conformar con uno que a esas horas sólo nos ofrece bocadillos. El mío es de carne con tomate y aguacate, lo que ellos llaman “un churrasco”.
La brillante luna nos impide disfrutar de un cielo repleto de estrellas. Sólo algunos puñados se dejan ver.
La noche nos sorprende con un par de visitantes en la habitación/cabaña. Son un par de pequeños escorpiones que aniquilamos de inmediato.
ESTA ETAPA PERTENECE AL VIAJE: CHILE. UN VIAJE ENTRE VOLCANES: NORTE, ARAUCANÍA Y CHILOÉ