La ruta de los Ibones de Anayet es bonita y bastante sencilla, aunque con cierto desnivel (unos 600 m). Transcurre por el Valle de Tena en Pirineos aragoneses y nos permite alcanzar 2 bonitos lagos de montañas al pie del Pico Anayet.
Uno de sus atractivos del Valle de Tena es conocer algunos de los muchos lagos de montaña en parajes idílicos, que en Huesca denominan ibones. Un par de esos lagos son los que se enclavan al pie del Pico Anayet, hermosa montaña de origen volcánico y peculiar forma.
Localización
Para llegar al punto de inicio de la ruta nos desplazamos en coche desde Panticosa tomando la carretera que se dirige a Francia por la frontera del Portalet. Unos 2 Km después de pasar Formigal encontramos espacio para aparcar al borde de la carretera, en la pista de acceso a la Estación de esquí Anayet. El lugar se conoce como Corral de las Mulas y tardamos unos 15 minutos desde Panticosa.
Coordenadas GPS: 42.7844307,-0.4029573,15.04
Descripción de la ruta a los Ibones de Anayet en Valle de Tena
- Longitud: 14 Km con 700 m de ascenso
- Lineal
- Dificultad: fácil
- Señalizado (es parte del GR-11)
El pronóstico de lluvias y tormentas a partir de mediodía nos hizo desistir de subir al Pico Anayet (complicadillo) o al Vértice Anayet (más sencillo). Así que decidimos madrugar para huir de la tormenta y llegar sólo a los ibones de Anayet.
Una pista asfaltada que parte de la carretera A-136 en el lugar de Corral de las Mulas continúa durante algo más de 2 Km hasta la estación de esquí Anayet, pero un portal impide el paso en verano, por lo que tenemos que recorrerla a pie. Por absurdo que parezca, tenemos que añadir 4,5 Km a la ruta caminando por asfalto. Nos comentaron que los hosteleros de la zona están presionando para que mantengan la pista abierta al tráfico en verano, pero de momento no lo han conseguido. Supongo que la ventaja es que así viene menos gente.
Con paso ligero, decididos a librarnos de la tormenta, avanzamos rápidamente por la pista para alcanzar la estación. A partir de entonces comienza el sendero, siempre bien marcado, ya que coincide con un tramo del GR-11. Ascendemos gradualmente en dirección al Barranco de Culivillas, por donde desciende el arroyo de Culivillas. Todos los colores están presentes en las flores que adornan las praderas.
La subida se empina por el barranco. Ahora el riachuelo desciende más aceleradamente formando saltos de agua. Las grandes rocas depositadas y la hierba de intenso verde componen parajes muy bonitos, enmarcados por las montañas. Una tormenta se empieza a desencadenar. Negros nubarrones han cubierto las cimas, oímos truenos y empieza a granizar. Nos planteamos regresar, pero por suerte, mirando al cielo observamos que las nubes están rotas y que la dirección del viento las empuja a alejarse.
Esperamos unos minutos pertrechados con ropas de aguas hasta que parece que el cielo da una tregua, y aún sin estar convencidos del todo, decidimos continuar. Es una ruta bastante corta y ya estábamos cerca.
Siguiendo el sendero perfectamente trazado y señalizado llegamos al Ibón grande de Anayet en un momento de cielo gris plomizo que le otorga un aspecto tenebroso. En las praderas pasta el ganado y la silueta del Pico Anayet domina la estampa. Resulta inevitable fijarse en su figura, sin embargo, también me llama la atención el colorido rojizo de las montañas más bajas que lo acompañan, que no dejan duda de su origen volcánico. En realidad, lo que vemos ahora del Pico Anayet es la chimenea volcánica que queda después de haberse derrumbado parte del cono volcánico.
Los claros van ganando la batalla y los rayos de sol empiezan a incidir, proporcionando luz a este paraje tan bonito. ¡Ya sólo falta un arco iris!!
Una tienda de campaña se ha aposentado a orillas del lago. Bordeamos el Ibón grande para llegar al Ibón pequeño de Anayet, más escondido y encajonado. En este caso es el pico francés Midi d’Osseau el presidente de la escena. Asomándonos al precipicio, divisamos abajo un valle muy verde. El sol luce ahora y concede mayor viveza a estos parajes.
Tras un buen rato disfrutando del lugar emprendemos el descenso. La ruta es lineal, por lo que regresamos por el mismo camino. Iluminadas por los rayos de sol, las flores han abierto más y el campo se ha pintado en multitud de colores. Ahora llevamos de cara la el Macizo de Viñamala jugueteando con las nubes, hasta que llegamos de nuevo al aparcamiento tras 12 Km recorridos.
Fotos de la ruta a los Ibones de Anayet
Corral de las Mulas
Barranco de Culivillas
Gentiana lutea en el Valle de Tena
Rana en el Barranco de Culivillas
Barranco de Culivillas
Subida a los Ibones de Anayet
Ibones de Anayet: Ibón grande
Las coloridas montañas volcánicas que acompañan al Pico Anayet
Valle francés al pie del Pico Anayet
Pico Anayet
Ibones de Anayet: Ibón pequeño y Pico Midi d’Osseau
Descendiendo de los Ibones de Anayet
Barranco de Culivillas
Sempervivum montanum: Siempreviva
Orquídea
Flores de algodón silvestre
Barranco de Culivillas
Corral de las Mulas
Track de la ruta a los Ibones de Anayet
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