Peneda-Gerés: Ruta das Seis Pontes PORTUGAL - Parque Nacional Peneda-Gerés


Pequeñas aldeas integradas en la sierra y bosques otoñales pintados de colores dorados de los árboles caducifolios que se mezclan con el verde de los pinos, es el escenario que nos encontramos en la carretera que cruza el ourensano Parque Natural del Xurés hasta la frontera con Portugal. En Portela do Homem comienza el Parque Nacional da Peneda-Gerés.

En coche hacia el Parque Nacional Peneda-Gerés

La Vía Nova romana se conserva perfectamente visible en esta zona. El tramo de Portela do Homen a Bande se puede recorrer a pie en medio de estos bosques. También se conservan varios miliarios, los postes de piedra que servían para marcar las distancias en la época romana. Esta carretera de hace 2000 años unía Bracara Augusta (actual Braga) con Asturica Augusta (actual Astorga). Por ejemplo, algunos miliarios de la Vía Nova se encuentran al lado de la carretera justo antes de entrar en Portugal.

Miliarios de la Vía Nova Romana

¡Qué frío hace en estas sierras del interior por las noches y por las mañanas!

En Portela do Homem aparcamos el coche para comenzar la ruta de senderismo del lado portugués de este Parque Transfronterizo. El concepto de Parque Transfronterizo es único en Europa. Se trata del Parque Nacional Peneda-Gerés en Portugal, y Parque Natural do Xurés en Galicia.

Somos recibidos por un anticipo de los colores que van a decorar el paisaje de hoy.

Ruta de senderismo das Seis Pontes

Esta ruta por el Parque Peneda-Gerés es circular. Nosotros elegimos empezar subiendo por el camino más cómodo, una pista ancha que va ganando altura y abriéndose las vistas hacia la sierra y el valle del Gerés.

Los robles se convierten en protagonistas del paisaje, con sus tonalidades ocres en esta época de otoñal tardía. Los montes exhiben sus penedos graníticos que desde aquí divisamos lejanamente.

Nos dirigimos al mirador que vemos allá arriba. Para subir hasta allí, tenemos que dejar la pista y coger una estrecha senda que sube pendiente.

Una vez en lo alto, subimos a la torre de vigilancia por escaleras de gato. Desde este mirador las vistas son espectaculares, abarcando una buena parte del Parque Peneda-Gerés.
No es buen momento para fotos, con el sol muy potente. Sólo dejo una pequeña muestra que no hace honor a la realidad, como suele ocurrir en espacios tan extensos.
A este mirador, a casi 1000 m de altura, sólo se puede llegar caminando. Nadie más ha subido hoy hasta aquí, lo tenemos sólo para nosotros.

El sol ya está calentando bien y nos podemos desabrigar…………en manga corta en diciembre en plena sierra.

Albufeira de Vilariño da Furna

De aquí regresamos para volver a la pista, desde la que tomamos un estrecho sendero a la derecha que desciende hacia el bosque. La panorámica de las laderas cubiertas de árboles de diferentes colores que descienden al valle es espléndida. Notamos calor en esta vertiente soleada.
Conforme descendemos, la vegetación se va haciendo más espesa y nos va cerrando las vistas hacia la sierra. Robles dorados, verdes acebos cargados de bolitas rojas, y un sinfín de especies vegetales que componen este espacio natural protegido, nos van acompañando.

Parque Nacional Peneda-Gerés

Cuando llegamos al entorno del río, notamos como la temperatura ha descendido bruscamente en este ambiente sombrío. El hielo en el camino y en las piedras del río son muestras claras. Nos rodea el verdor de los laureles, acebos, musgos, helechos, hiedras………. Pasamos sólo unos instantes cerca del río porque nuevamente subimos por la ladera soleada y cálida, gozando de vistas espléndidas.

Más adelante cruzamos el río por un puente de madera. Será sólo el primero, pues nos encontraremos varios puentes más por el camino. Continuamos subiendo, y después bajando, para volver a cruzar el río por un segundo puente.

Seguimos en un continuo sube y baja hasta que alcanzamos una pista de tierra donde está el Miliario XXXII de la Vía Nova. Ahora la pista nos facilita el ritmo. Cruzamos 2 puentes más y nos salimos de la pista para continuar por la calzada romana entre el bosque. Seguimos el curso del río Homem. Por esta zona observamos castaños a los que ya les ha caído la hoja, mezclado con robles dorados, abedules ocres, y hayas rojizas.

El empedrado de la Vía romana (Geria en portugués) apenas se conserva en esta zona, aunque sí los miliarios, que vamos encontrando durante la ruta. Por ejemplo, en la milla XXXIII todavía se mantienen en pie 20 postes de piedra, en esta vía de comunicación de hace 2000 años entre Braga y Astorga.

Miliarios de la Vía Nova

A partir de la Ponte Nova nuestra ruta se estrecha por el bosque, continuando la deteriorada calzada romana. Pasamos por una casa abandonada en medio de la vegetación, y sólo nos queda caminar un poco más hasta llegar al punto fronterizo de Portela do Homem, en la milla XXXIV, donde recogemos el coche.

La ruta ha resultado preciosa, con paisajes variados, más abiertos y más cerrados, y con los colores otoñales que acentúan la belleza de estos bosques de Peneda-Gerés.

Ruta en coche por el Valle del Gerés

Como todavía nos queda tiempo de luz diurna, bajamos en coche hacia el pueblo de Vila de Gerés, recorriendo la sinuosa carretera que atraviesa este Parque Nacional portugués. Bosques encantadores por los que bajan cascadas. El río Gerés se encajona, y nosotros llegamos al fondo del valle, donde se asienta Vila do Gerés. No nos detenemos, sino que continuamos carretera subiendo al mirador Pedra Bela, que cuelga sobre el precipicio de la montaña.
Buenísima vista, aunque no puedo hacer fotos con el sol de frente, y con la sombra sobre el valle y las laderas de enfrente. Otra vez que estuve aquí, la niebla lo tapaba todo, la visibilidad no pasaba de 2 m, y era difícil imaginar el valle que caía a nuestros pies. Ahora vemos el valle sobre el que se ubica Vila do Gerés, y todas las montañas que lo rodean, así como el embalse.

Mirador Pedra Bela sobre el Valle del Gerés

Como estamos tan cerca, nos acercamos a la Cascada do Arado. Confirmamos lo que ya sospechábamos, que iba a tener poca agua, ya que estábamos viendo la sequía de la zona en esta época. Yo recordaba la zona con mucha agua en otras visitas, cayendo cascadas con fuerza, y ríos desbordantes de vitalidad. Llegamos a la cascada subiendo unas escaleras hechas para gigantes. A pesar del escaso caudal, la visita ha merecido la pena.

Cascada do Arado en Valle do Gerés

También son buenas las vistas en los alrededores de la zona de la cascada.

Vistas al Valle del Gerés desde Cascata do Arado

Tras merendar en Vila do Gerés, y tomarnos unas larpeiradas portuguesas, se nos ha hecho de noche. Conducir por la estrecha y encaracolada carretera es un suplicio en la oscuridad.
Al llegar a Portela do Homem nos paramos a contemplar las estrellas……la Vía Láctea se ve tenuemente pues la luna brilla aunque todavía empieza a crecer.

Baños termales de Lobios

Y después de unos paisajes tan bonitos, no se me ocurre nada mejor que un baño en las termas de Lobios. Una gozada, un placer, un lujo gratuito. Meterse en las piscinas de agua caliente termal al aire libre, en una fría noche de diciembre, y bajo el cielo estrellado. Esto relaja, y a la vez revitaliza a cualquiera, ¡maravilloso!
El termalismo tiene una gran tradición en la provincia de Ourense, donde la energía geotérmica del subsuelo genera aguas calientes que manan de la tierra.

Comer y dormir

Para cenar: Hostal Lusitano, en Lobios. Un histórico que lleva abierto desde 1930. Su arroz con corzo sigue estando tan rico como siempre. Sin duda, era uno de los motivos para volver por aquí.

 

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