Ruta de Castro Laboreiro. Bico do patelo en Trilho Castrejo PORTUGAL - Parque Nacional Peneda-Gerés 1


Ya sólo la carretera para llegar a Castro Laboreiro desde Entrimo es un espectáculo paisajístico que muestra lo agreste de la Serra da Peneda. Pertenece al único Parque Nacional de Portugal, el Parque Nacional Peneda-Gerés, limítrofe con el Parque Natural Baixa Limia –  Serra do Xurés, en Ourense.

Una buena carretera en la zona ourensana, bastante ancha y pintada, que cambia bruscamente al entrar en Portugal a una estrecha pista de montaña.

Un restaurante de Castro Laboreiro presume de preparar el mejor bacalhau con broa del mundo……..¡eso no nos lo podemos perder!…. Así que primero nos vamos a reservar mesa. Calcularemos las distancias de la ruta para llegar a la hora de comer. Por ello, en vez de comenzar la caminata en el pueblo, nos apartamos unos 3 Km de Castro Laboreiro, donde dejamos el coche, entre Ponte Varziela y Ponte Cainheiras, a 1000 m de altitud.

Comenzamos la caminata por asfalto. Y así, el primer pueblo que pasamos es Cainheiras, el Portugal rural y profundo.

Iglesia de Cainheiras

Me entraron ganas de comprar una casona de piedra que estaba en venta. Pasada la aldea, nos desviamos por un camino de tierra, desde el que apreciamos una buena panorámica sobre Cainheiras.

Panorámica de Cainheiras

Poco a poco, el camino se va complicando, encharcado, pedregoso, y empinado, a la sombra de los robles, hasta que llegamos a un alto despejado con unas vistas imponentes de un paisaje granítico, pétreo, casi lunar.

Pasamos por la aldea de Pradosouro, no se oye ni un murmullo. Y después por Seara, comunicadas ambas por este camino de carros medieval, a 1120 m de altura. Las vistas son espectaculares. Los robles, a esta altura, presentan un aspecto muy diferente al que vimos ayer en el Valle del Gerés. A esta altitud ya están desnudos.

Por la parte alta de la sierra el granito deja notar su personalidad. Grandes rocas de las más diversas formas componen unos peñascos donde sientes que estás en un lugar salvaje……..un mundo de silencio.

Un mundo de silencio, de soledad, y de sensaciones.

Salvando las distancias, y buscando parecidos, uno puede soñar con transportarse a la Isla de Pascua. Algunos enormes bloques parecen tallados por gigantes y depositados a propósito en peculiares configuraciones.

Y en la siguiente subida, cambiando de perspectiva, hacia el valle, tenemos la mejor vista del Bico do Patelo (el beso del pato), un lugar espectacular, imponente.

Bico do Patelo

Descendemos hacia Curveira por un sendero incómodo de caminar.

Más abajo, incluso en diciembre, se agradece la sombra cuando llegamos a una pequeña carballeira. Bosques coloreados de otoño.
En la aldea de Curveira encontramos una fuente donde rellenar agua, y vemos lo alto que ha quedado O Bico do Patelo.

A continuación, bajamos hasta los 800 m de altura. La vegetación es más abundante, aunque el ambiente granítico sigue presente. Los paisajes de estas sierra son imponentes.
Tras cruzar el río por la Ponte Nova, de inmediato llegamos a Asureira, y a continuación a Padre, pequeñísimas aldeas, entre árboles, en un remoto aislamiento. Después pasamos por Barreiro. Todas……., sin un ruido.

Las vacas de cuernos grandes son características de la Serra da Peneda. También encontramos caballos salvajes típicos de esta zona.

Cruzamos un tramo de bosque, al lado de un río, y comenzamos la subida hasta llegar de nuevo a zona de penedos graníticos. La vista es imponente, y resulta increíble ver desde aquí todo lo que hemos caminado.

Impresiona sentirse parte de este lugar, rodeados por personajes de piedra, que, yo creo que se deben de montar buenas fiestas por la noche.

Caminamos por esta semi-planicie a 1000 m de altura, y ya enfilamos una suave bajada hasta llegar al pueblo portugués de Castro Laboreiro. Parece mentira encontrar un pueblo tan cuidado en una sierra tan aislada.

En el restaurante Miracastro reponemos fuerzas con su famoso bacalhau con broa. Presumen de preparar el mejor del mundo. Eso no me atrevo a juzgarlo, pero la verdad es que estaba buenísimo. Y además, comemos al lado de una ventana con vistas a la sierra, aunque a contraluz, la tarde era espléndida. La carta me pareció de lo más apetecible. Habrá que volver para probar ese cabrito al horno, y otras cuantas especialidades más.

Mirador de Castro Laboreiro

En lo más alto de Castro Laboreiro, sobre un peñasco, las ruinas de su castillo parecen otro espléndido mirador, aunque ya no subimos hasta allí.
Paseando por el pueblo descubrimos alguno de sus rincones. Ya sólo su nombre nos hace pensar en lo antiguo de su origen, que se remonta a la época castreña. Su castillo medieval en ubicación privilegiada, su Pelourinho, elementos etnográficos, la mayor concentración de dólmenes prehistóricos de la Península Ibérica, sus paisajes, su gastronomía etc, etc, son motivos más que suficientes para pensar en volver pronto.

Aldea de Castro Laboreiro

Después de comer, nos quedan unos 3 Km de caminata hasta el coche y otro puente de piedra.
Los robles están impresionantemente brillantes con la luz del atardecer.

Cruzamos el último puente medieval y pasamos por la última aldea, Ponte Varziela.
Al caer la tarde, me parece que las figuras que vigilan estas montañas se empiezan a despertar, silenciosas, dejando volar la fantasía.

Alrededores de Castro Laboreiro

Y con el atardecer ya está claro que se nos acaba este puente y toca volver a casa. Me encanta la Serra da Peneda, y ya estoy deseando volver. Esta ruta es ¡ESPECTACULAR!

Atardecer en la Serra da Peneda

Para comer: Restaurante Miracastro, en Castro Laboreiro.

Track del Trilho Castrejo en Castro Laboreiro

Descargable para GPS: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=5781927

 

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