Aunque Machu Picchu es su mejor carta de presentación, muchos otros lugares no juegan un papel de comparsa. Desde hacía tiempo me apetecía conocer el norte de Perú y sumirme en sus contrastes naturales y culturales. Este viaje nos llevará de los glaciares a la selva.
A veces hacemos promesas que después no podemos cumplir. No ha sido así en esta ocasión. Hace 2 años, tras mi corto viaje al Perú inca, prometí volver, y aquí estoy de nuevo.
La época elegida, noviembre, inicio de temporada de lluvias en los Andes. Esperábamos encontrarnos paisajes más verdes, cascadas más copiosas, navegar por bosques inundables, ver las orquídeas en flor, y compartir todo ello con pocos turistas. Disponemos de 3 semanas para ello.
El avión de Iberia nos dejaba en el aeropuerto de Lima tras doce horas de vuelo desde Madrid, durante las cuales repasaba mentalmente el itinerario que nos esperaba por delante.
Itinerario por el norte de Perú
En el Parque Nacional Huascarán (Cordillera Blanca) contemplaremos glaciares, lagunas, y montañas de más de 6.000 metros de altura, embadurnadas de vivencias andinas presentes en cada uno de sus pueblecitos.
Después nos desplazaremos a la desértica costa del Pacífico, para conocer las ciudades de Trujillo y Chiclayo, que custodian los secretos de las culturas mochica y chimú. Aprovecharemos la ocasión para saludar a los osos de anteojos.
Más adelante, la región de los Chachapoyas nos encandilará, arraigada a sus montañas selváticas de gigantes cataratas, y a la herencia de sus antiguas civilizaciones.
La selva nos acompañará por las tierras más bajas de Moyobamba y Tarapoto. Navegaremos entre melodías y aromas entre desbordante vegetación.
Restos arqueológicos, culturas vivas, paisajes. De las montañas a la costa. De los glaciares a la selva. Todo ello formará parte de esta nueva experiencia viajera. Por si no faltasen alicientes, la reconocida gastronomía peruana se encargará de deleitar nuestros paladares.
Y si algo puede ejercer de hilo conductor en todos estos lugares, yo diría que es el agua,……… que estará siempre presente, aunque en diferentes envoltorios: glaciares, ríos, cascadas, lagos, océano.
Mapa de mi itinerario por el norte de Perú
Comienza el viaje. Nos vamos al Parque Nacional Huascarán
A Huaraz llegamos hechos una piltrafa, en autobús nocturno de Cruz del Sur (8 horas). Por muy cómodos y reclinables que sean los asientos, no deja de ser un autobús. Ya es mala pata pillar un retraso de 3 horas en el vuelo, que nos dejó sin poder cenar en Lima…………el único vuelo que figuraba con retraso en el tablero de Barajas. Especialmente ahora que Iberia encabeza el ranking de las compañías aéreas más puntuales del mundo.
Cada inconveniente suele tener alguna ventaja. En esta ocasión, suponía poder presenciar un atardecer de lo más llamativo. Ocurrió desde el avión. Justo antes de tocar la línea imaginaria del continente americano, el cielo se incendió en llamaradas anaranjadas que se iban tornando más rojizas. Del mar de nubes sobre el que navegaba el avión, se elevaban fantasmagóricas figuras de aparente consistencia algodonosa.
Acuciados por la falta de tiempo, seguimos volando por el aeropuerto de Lima para hacer todos los trámites de ingreso como una flecha, y nos dirigimos directamente a los Green Taxi para desplazarnos a la estación de Plaza Norte, a donde llegamos con milimétrica puntualidad…..por los pelos……para embarcar en el autobús. Menos mal que había comprado por internet los billetes para el último autobús del día, y saliendo de Plaza Norte, cercana al aeropuerto. Cualquier otra opción nos habría dejado en tierra. Previamente había confirmado con un amigo de Lima que Plaza Norte es un lugar seguro por la noche. Recordaba lo chunga que es la zona norte de Lima, pero en este sector no hay problema.