Nos saluda un día precioso en Torres del Paine. Soleado, con algunas nubes que forman un cielo ¡tan bonito!. Todo está a favor para emprender el último largo día de caminata de nuestro circuito W, desde las Cabañas Los Cuernos hasta la hostería Las Torres. Un día en el que esperamos deslumbrarnos con la belleza del Mirador Las Torres.
Levantarte con estas vistas en las Cabañas Los Cuernos…………..y como guinda, un arco iris sobre el lago Nordenskjold. ¡Maravilloso!
Amanecer en Cabañas Los Cuernos
Cambio de planes. Pensábamos tomarnos un día tranquilo, recorriendo el borde del lago Nordenskjold desde Los Cuernos hasta la hostería Las Torres, sólo 11 km, muy fáciles. Al día siguiente, planeábamos subir al mirador Las Torres.
Peeeeeeeero……………amaneció tan radiante………….y, aquí el tiempo es tan variable, que, ¡quién sabe cómo estará mañana! ¿Y si mañana no tenemos vistas desde el mirador de Las Torres? ¿o si cortan el camino porque hace tanto viento cómo está previsto?. Así que, ¿para qué esperar? Aplicamos el dicho: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.
A pesar de la paliza del día anterior por el Valle del Francés, y aún sabiendo que nos espera otra paliza, subiendo desde Los Cuernos al mirador Las Torres, bastante más largo que desde la hostería Las Torres, nos encontrábamos con fuerzas físicas y psicológicas para ello.
¡Y……..con muchas ganas!
De Cabañas Los Cuernos al Refugio Chileno
Durante la primera parte del recorrido, vamos viendo el lago y Los Cuernos, destacando entre el jardín en flor que lo rodea.
Lago Nordenskjold
Desde una perspectiva diferente, nos despedimos de Los Cuernos. Los hemos bordeado y hemos visto cómo cambia su forma desde distintos puntos de vista.
Los Cuernos del Paine
Al fondo, distinguimos el lago Sarmiento, de color rabiosamente azul, contrastando con el verdoso del Nordenskjold.
Han subido las temperaturas. Achicharrados de calor. ¡Hoy es primavera todo el día.!!!!!!
Por el camino, voy conversando con un porteador. Ellos recorren bastantes kilómetros todos los días, a ritmo rápido, trasladando equipajes a quienes prefieren caminar sin carga.
Para llegar al Campamento Chileno, tomamos el atajo señalizado, en vez de continuar hasta la hostería Las Torres.
Empezamos a ver la parte oriental del macizo, destacando la gran mole del Almirante Nieto.
Esta zona es la menos espectacular del circuito W, con paisajes más “vulgares”.
En la subida hasta el Campamento Chileno, predomina el matorral bajo. Descubrimos algunas flores llamativas.
Resulta formidable la entrada en el Valle del Ascensio. En este punto se une nuestra ruta (desde Cabañas Los Cuernos) con la más habitual que sube desde el sector Las Torres. Nos adentramos en un cañón por el que discurre el río, mientras los cóndores vuelan en las alturas.
En 3h 40 min, llegamos al refugio Chileno. Comida al sol, en las mesas de la terraza. Dejamos mochilas para subir sin peso.
(Algunos prefieren subir a caballo hasta el Chileno, para caminar sólo la última parte hasta el mirador).
De Refugio Chileno a Mirador Las Torres
En el siguiente tramo, desde el Chileno hasta el Campamento Las Torres, recorremos bosques de lengas y ñires, siguiendo el cauce del río, por un sendero fácil.
A partir del último campamento, el Campamento Las Torres, empieza lo más complicado. Kilómetro y medio de fuerte pendiente, subiendo 400 m de desnivel. Está marcado para 45 minutos, y nos apostamos si conseguiré subirlo en 30 minutos. Al final fueron 29 minutos.
Puede resultar complicado, sobre todo el último trecho, donde ya no hay sendero, sino que se sube por piedras.
En hora y media desde el Campamento Chileno alcanzamos el Mirador Las Torres. Vista espectacular hacia las montañas tan características y tan fotografiadas, con la laguna a sus pies.
Como no, turno para fotos desde varias perspectivas.
Mirador Las Torres
Del Mirador Las Torres al Hotel Las Torres
Es un día largo, y no tenemos mucho tiempo para remolonear. O sea que, tras una hora dedicados a la contemplación, iniciamos el descenso.
De camino, cervecita en el Refugio Chileno, y continuamos bajando. Una hora más hasta la hostería Las Torres, por el valle del Ascensio.
Cruzamos el puente colgante sobre el río, y ya casi estamos en la hostería Las Torres, el alojamiento para nuestra última noche en Torres del Paine.
En total, 29 km, ¡palizón!, pero muy satisfechos. Mañana, día de relax.
Alojamiento en Hotel Las Torres
La historia de la hostería Las Torres es de pioneros en estas tierras. Hijo de emigrantes croatas que, manteniendo la tradición ganadera de su padre, compra grandes extensiones de terreno en el Paine, para montar su estancia y criar su ganado. En los años 90, al comenzar la llegada a Torres del Paine de turistas interesados en la belleza de sus montañas, decide construir las primeras habitaciones para ofrecer alojamiento. Siempre conservando, en algún modo, las tradiciones de los estancieros.
Hoy, sólo 20 años después, el parque es muy diferente al de los años 90. ¡Quién hubiera estado allí entonces!
Un homenaje de cena. Nos lo hemos ganado. Glorioso el mousse de calafate.
El cambio de ambiente es radical. Pasamos de los refugios de la W, de ambiente montañero y mochilero, con vestuario de montaña, al confortable hotel, de gente vestida pija y que busca actividades más relajadas.
Track de la W Torres del Paine
Nuestra ruta W en GPS: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3781534
Algunas reflexiones sobre Torres del Paine
En el parque nacional Torres del Paine, me llama la atención la escasa fauna del lugar. La zona quemada ha quedado arrasada. En el resto, tampoco se ven apenas animales, ni siquiera se oyen pajarillos en los bosques, algún loro de montaña y poco más. Me imagino que han huido, asustados, ante la masiva afluencia de turistas.
La parte oriental del parque sigue siendo propiedad privada. Otros terrenos que eran privados fueron expropiados durante la dictadura. Incluso, un escalador se había comprado unas montañas porque le gustaban mucho para escalar.
El parque recibe una gran afluencia de turistas, más de 160.000 visitantes ingresaron en 2011. Unas 2000 personas entraron al día en temporada alta. Teniendo en cuenta que la mayoría se quedan varios días, podemos estar hablando de algunos miles de personas al día dentro del parque en los días de mayor afluencia.
Es triste que bastantes turistas que ni saben a qué van. Contratan un paquete con una agencia, que les organiza una visita al parque, y resulta que son sus primeras caminatas por montañas en su vida. Así van, caminando cabizbajos, resoplando, con ganas de llegar al siguiente refugio para beber vino, sin ningún espíritu de montaña.
Dicen que no es costumbre de damas ni de caballeros hablar de dinero. Pero, la verdad es que el Paine es una auténtica sangría económica, desmesurado y casi una tomadura de pelo. Totalmente enfocado a la explotación turística.
Y además es explotado por determinadas empresas, no por pobladores locales, por lo que el trato al visitante es propio de cualquier empleado que trata de cumplir con su trabajo, pero eso es, un simple trabajo, con escaso entusiasmo y sin trato cercano.
Tras la grata experiencia de Karukinka, la experiencia del Paine nos resultó demasiado comercial e impersonal.
Eso sí, los paisajes son grandiosos, magníficos