A 3800 m de altitud y 160 Km de La Paz (unas 3-4 h de viaje), se emplaza el lago Titicaca, lugar sagrado para los incas. Visitaremos la Isla del Sol, la mayor de las islas existentes en el lago. Poco a poco iremos desgranando leyendas y tradiciones de estos lugares.
A Copacabana llegamos en autobús tras casi 4 horas desde La Paz, asomando por la ventanilla los paisajes altiplánicos.
Tras dejar atrás las vistas nevadas a la Cordillera Real, y más adelante la aridez del altiplano, asistimos al insólito navegar de los vehículos por el Estrecho de Tiquina…………..¡No hay puente para cruzar este estrecho que forma el lago!
Observábamos que las tierras a orillas del Titicaca son menos áridas que las del Altiplano. Estas tierras algo verdes permiten el desarrollo de una precaria agricultura.
Copacabana es una pequeña ciudad boliviana a orillas del Titicaca, muy turística. Y muy cercana a la frontera con Perú, país con el cual Bolivia comparte el mayor lago de Sudamérica.
Nada más bajar del autobús en Copacabana, ya estaba Inti esperándonos, joven estudiante de turismo, poco sonriente pero muy instruido. Sería nuestro guía por los próximos 2 días. Desde luego que podríamos hacer la visita por libre. Pero pensamos que acompañarnos de un local para escuchar las narraciones e historias acerca la forma de vida en la isla, sus culturas y tradiciones, y conocer las leyendas y la mitología inca que envuelve el lugar, lo convertiría en una experiencia más especial.
Inti significa “sol” en aymara, la lengua indígena que siguen hablando en la región.
Del pequeño embarcadero de Copacabana parten los botes para navegar por el lago Titicaca y llegar a las islas del Sol y de la Luna. Según opinión general, la más bonita es la primera, y allá nos vamos, saboreando ese azul arrebatador del lago y del cielo.
Lago Titicaca
Alcanzar la Isla del Sol no nos supuso más que hora y media en bote. Y así llegamos a este lugar sagrado para los incas. Ellos la consideraban un lugar mágico. Una isla llena de historias, donde, según la leyenda inca, nació el sol.
Cuenta la mitología inca que los hijos del Sol emergieron de las aguas del lago para fundar su imperio. Las leyendas aseguran que bajo el lago se sumergen ciudades repletas de oro y plata.
La escalinata que asciende desde el embarcadero conduce al pueblo principal, Yumani.
Inti nos propone detenemos al final de las escaleras. Su propuesta consiste en probar el agua que cae por los 3 chorros que brotan de la fuente de la eterna juventud, así comprobar el distinto sabor de cada uno,…. Y………¡¡por si acaso funciona!!.
Poco a poco íbamos descubriendo infinidad de tradiciones indígenas de la isla.
En la Isla del Sol no hay vehículos. Los animales, llamas, ovejas o cerdos, pasean por las calles. Y es que la agricultura y ganadería han sido tradicionalmente su medio de vida. Sus cultivos en terrazas así lo atestiguan. Ahora, el turismo ha irrumpido en sus vidas, y los alojamientos y puestos de artesanías se extienden por la isla, aunque no han dejado de practicar antiguas costumbres incaicas.
Diversos senderos permiten recorrer la isla. Con Inti exploramos algunos de los más interesantes, al tiempo que nos iba mostrando la variedad de plantas autóctonas que pueblan la isla. Los incas conocían muy bien la utilidad de cada una de ellas.
Inti también nos contó la historia de la ciudad sumergida en el lago Titicaca, y la leyenda sobre su próxima emersión. Nos habló de las exploraciones realizadas por Jacques Custeau en los fondos del lago. También acerca de las ranas gigantes que habitan en el lago….
En fin, muchas historias envuelven de misterio estos lugares. Como para quedarse escuchando mientras recorres los senderos y disfrutas de los paisajes.
La Isla del Sol era también un lugar elegido por el emperador inca para descansar. Hasta aquí llegaba desde Machu Pichu, cuando el imperio inca dominaba un amplio territorio de la Sudamérica andina. Al borde del agua se ubican las ruinas de su antiguo palacio, recostadas en la falda de una ladera. Cuesta abajo llegamos como rosas. A la vuelta, cuesta arriba, los casi 4000 m de altitud se notaban.
Entre las 36 islas del lago se encuentra también la Isla de la Luna. Ahí habitaban las vírgenes del sol en la época inca, elegidas entre las mujeres del imperio. Yo creo que en aquellas épocas era mejor que nadie se fijase en ti. Las elegidas no tenían otro destino que actuar de concubinas al servicio del gobernante Inca, o ser sacrificadas en ofrenda a los dioses.
Casi cualquier lugar es un buen mirador, pero subir a lo más alto de la isla del Sol nos ofrecía un amplio panorama, al tiempo que se intuía la tormenta……….
Tormenta que se convirtió en impresionante por la noche. ¡Qué barbaridad! Parecía el fin del mundo: rayos, truenos, viento, y el diluvio universal.
Nuestra hostal se situaba en lo alto de la isla, con unas vistas espectaculares del lago. Era una diana abierta a aquellos terribles vientos que soplaron toda la noche. Muy rica la trucha del lago Titicaca. Aunque el hostal era de los mejores de la isla, las comodidades más bien escaseaban, sin calefacción ni agua caliente. Una noche para olvidar, bajo el peso de 5 mantas.
Un camino atraviesa la isla de sur a norte. Recorrerlo era nuestra intención para la mañana siguiente, sólo que, el diluvio continuaba y las intenciones se quedaron sin cumplir. Menos mal que escampó justo a tiempo de caminar hasta el embarcadero para tomar el barco de regreso a Copacabana.
Navegábamos por el Lago Titicaca contemplando el paisaje mientras las bolivianas, sentadas en el suelo del bote, aprovechaban el tiempo tejiendo.
Copacabana se ha convertido en un lugar de peregrinación. Llama la atención el impoluto santuario de la Virgen de Copacabana, que me parece discordante con la humildad de su entorno. También sorprendente resulta que la imagen de la virgen negra haya sido esculpida por un descendiente de Yupanqui, el fundador del imperio Inca…..sin duda, una mezcla de cultura indígena con evangelización cristiana.
Y de regreso a La Paz, de nuevo autobús navegando……..
Después de la terrible nochecita en la Isla del Sol, da gusto disfrutar de una noche de civilización. Volvemos a la comodidad del hotel de La Paz, y a los restaurantes de cocina internacional para darnos un homenaje gastronómico.