Llegar al Lago Piraña remando en canoa desde Gamboa es cansado para quienes no estamos acostumbrados, pero no importa. El afán de aventura te ayuda a superarlo todo. Navegar por la selva inundada es una experiencia hechizante. Estamos en el Amazonas, entre Perú y Colombia.
Amanecer en Amazonas. Reserva Gamboa
Toque de despertador a las 5 am porque Jim nos ha citado para desperezarnos ante el amanecer navegando en canoa. La intención es observar aves, que están más activas a estas horas. Y efectivamente estaba en lo cierto. Ya no son las ranas las que llevan la batuta. Los sonidos cambian totalmente respecto a la noche. Ahora son gorgoritos desordenados de aves, trompeteos, los que anuncian el despertar del día.
Los loros y las cotorras no sólo entonan canciones chillonas, sino que también ejecutan coreografías en cuadrilla. Los gavilanes, el martín pescador, los mochileros, vuelan sobre las copas de los árboles. Los monos intervienen en la escena selvática agitando el ramaje.
Regresamos al poblado Gamboa hora y cuarto más tarde cuando los nativos comienzan el día agarrando su bote. Qué bonitos instantes. Qué dulzura esas imágenes de las cabañas y las palmeras reflejadas sobre el agua con la luz del amanecer!. Una vez más recuerdo que en este viaje por Colombia nunca hemos dejado de ver palmas.
Amanecer en Quebrada Gamboa (Amazonas)
Nidos de pájaros mochileros
Martín pescador
Quebrada Gamboa en Amazonas
Al Lago Piraña remando por la selva inundada
Ducha en agua fría y desayuno, mientras aguardamos la llegada de una pareja de franceses que nos acompañarán en la siguiente excursión. Ellos se quedarán a dormir la próxima noche en el poblado Gamboa, mientras que por la tarde ya nos marcharemos los alemanes y nosotros. Me ha gustado que esta agencia adapta las excursiones a ti y las encaja con los horarios que te convengan.
Con nuevas fuerzas agarramos los remos porque va a ser una excursión larga, muy larga y cansada. Nos vamos al Lago Piraña y tardaremos 3 horas en llegar desde Gamboa. Estamos en la Amazonía peruana. Remamos primero por el río Gamboa hasta enlazar con el río Amazonas. Te sientes insignificante en canoa de remos surcando este enorme río de varios kilómetros de ancho.
Después nos adentramos en la selva inundada y la sensación resulta cautivadora una vez más. Nos dedicamos a sortear los enormes troncos que el agua ha anegado varios metros de profundidad. Trato de imaginarme cómo será esta jungla seca en otras épocas del año, y no me resulta fácil.
La espesura vegetal nos obliga a agachar las cabezas para no chocar contra ramas o lianas colgantes. Hojas de todas las formas y tamaños inimaginables se entremezclan en esta tupida selva sin dejar huecos vacíos. Verdes y más verdes hacen destacar los rojos de llamativas flores, o blancos, violetas, naranjas, mientras que los colores azules los aportan los revoloteos de las incansables mariposas gigantes.
Es tan largo el camino al Lago Piraña que hay tiempo para absorberlo y también para fijarse en los bichillos que se mimetizan con el entorno. Hileras de hormigas gigantes, cientos de ciempiés, arañas de todos los tamaños, peludas tarántulas, la serpiente amarilla que asoma entre las ramas.
Más de 1000 especies diferentes de aves habitan en el Amazonas, donde han encontrado un hábitat ideal que les suministra alimento y refugio. Jim es un fenómeno y es capaz de distinguir cualquier animal por mucho que se quieran ocultar. A lo lejos suenan los monos aulladores. “Es un grupo numeroso”, afirma al escuchar sus sonidos.
La canoa agota. La posición es incómoda y mi cuerpo ya estaba dolorido cuando todavía faltaba media hora para llegar al Lago Piraña. Ya no sabía cómo sentarme. Hay que tener resistencia.
Tres horas después de salir de Gamboa se abre un claro en el bosque. Vislumbramos una cabaña que están construyendo para recibir a visitantes a orillas del Lago Piraña. Proporcionará alojamiento y restaurante. Es un lugar de semejante tranquilidad que nuestra presencia sobresalta a los cormoranes que nadaban en sus aguas, haciéndolos remontar el vuelo.
Rodeado de vegetación selvática, el lago Piraña es un lugar amplio y sosegado, un espejo que refleja el habitualmente fotogénico cielo amazónico. Siento que estoy en un lugar tan apartado, tan inexplicablemente relajante y excitante……………Te deja sin palabras.
Si preguntas quién ha estado en el Lago Piraña, ¿cuántas respuestas afirmativas recibirías?
Descansamos un buen rato porque la travesía había resultado dura y todavía quedaban 2 horas en canoa. Por el bosque inundado regresamos hasta el río Amazonas donde nos esperaba una lancha motorizada para llevarnos a la Isla de Santa Rosa bajo una insolente tormenta amazónica de furia inesperada.
Navegando por la selva inundada al Lago Piraña
Lago Piraña
Navegando por el Amazonas a Santa Rosa
Despedida del Amazonas colombiano. Vuelo de Leticia a Bogotá
Tras el tardío almuerzo en el animado restaurante peruano con música brasileña, en Santa Rosa, llega el momento de morirnos de envidia al despedirnos de la pareja alemana, quiénes continuarán viaje durante varios meses más.
Cruzar el Amazonas desde Santa Rosa hasta Leticia supone una nueva despedida de Perú y otra vez estamos en Colombia sin ningún control migratorio. Recoger equipaje en el hotel, despedirnos de Sebastián en la agencia, taxi al aeropuerto.
Nuestro vuelo desde Leticia partía ya de noche. Algo más de hora y media a Bogotá. Hay que tener en cuenta que en los vuelos que parten de Leticia se necesita tarjeta de embarque impresa, en la cual hay que tener un sello de migración, el cual estampan en la oficina del aeropuerto. El aeropuerto de Leticia es diminuto y se puede salir caminando hasta Leticia. Ahora sólo operan aviones a Bogotá. Están construyendo un aeropuerto nuevo más grande para ampliar conexiones de vuelos y promocionarlo como destino turístico.
ESTA ETAPA PERTENECE AL VIAJE: COLOMBIA: EJE CAFETERO, CARIBE Y AMAZONAS
Gracias por compartir. Podrias subir videos?
Hola Noemí,
Muchas gracias por tus comentarios. Lo siento, no tengo vídeos de esta zona. En realidad, no suelo hacer vídeos. Me lo he planteado alguna vez, pero al final me terminan gustando más las fotos.
Un saludo