Impresionante etapa nos espera entre Ilet à Bourse y Roche Plate. Tan bonita como dura, ya que hemos juntado 3 etapas en 2 días. Seguimos recorriendo el circo de Mafate siguiendo el GR-2, también conocido como la Gran Travesía de Isla Reunión.
Amanecer en Ilet a Bourse
El amanecer, bastante nublado, ya hacía presagiar que el tiempo iría empeorando durante el día, aunque no sospechábamos que empezaría a llover tan temprano.
El desayuno, ni es completo, ni variado. Siempre lo mismo. Zumo embotellado, café o chocolate, pan con mantequilla y mermelada…………..Siempre, mucha mermelada. Además, aquí no se puede elegir horario. Desayuno para todos a las 7:15.
De Ilet a Bourse a Grand Place
Pasadas las 8 am emprendíamos la caminata con energías renovadas. Hemos descansado muy bien en el Gite de Itet à Bourse y hemos estado muy a gusto. Además, me encanta su emplazamiento.
Por un bosque de cryptomerias comienza el descenso, muy tranquilamente, hasta que más adelante nos internamos en un bosque tropical. La montaña triangular nos acompaña gran parte del día. Me recuerda al Monte Cervino y al Machapuchare.
La vegetación no es muy frondosa, y nos permite apreciar las vistas, que, por cierto, son una maravilla.
En hora y cuarto alcanzamos Grand Place, que dispone de ciertos servicios: alojamientos y tienda.
De Roche Plate a Cayenne
Varias son las opciones que se nos presentan para continuar la ruta, y podríamos ir a Roche Plate por distintos caminos. Nosotros optamos por seguir el GR-2 hacia Cayenne. El paisaje es precioso todo el tiempo.
Cayenne queda escondida en una ubicación de ensueño. Sólo los helicópteros son su conexión con el mundo exterior. Las coloridas casitas de madera destacan entre el verdor que las rodea. Parece un pueblo casi flotante en el abrupto entorno de Mafate.
Impresionantes las figuras picudas que componen las montañas…………su verticalidad…….la profundidad de los barrancos. Es maravilloso caminar por aquí. Para quitarse el sombrero.
De Cayenne a Ilet des Lataniers
Nosotros, además de ocuparnos de observar hacia todas partes para no perdernos detalles, también nos dedicamos a bordear la ladera. Aunque, hablar de laderas en un terreno tan escarpado es mucho decir. Más bien son terrenos cortados que caen perpendiculares.
Puntiagudas agujas, afiladas crestas, profundos barrancos, recónditas gargantas, quebrada orografía creada por los volcanes. Un relieve enrevesado que estamos experimentando en nuestro propio pellejo.
Hace siglos, cuando La Reunión se conocía como Isla Bourbon, estos escondrijos eran los lugares a los que huían los esclavos. Eran sometidos a crueles mutilaciones cuando no acataban por completo las órdenes de sus dueños.
Desde luego, el principio matemático que establece que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta, no se cumple en la Isla Reunión. Simplemente porque en esta isla no existe nada recto, al menos en horizontal. Tampoco se han descubierto aquí las figuras geométricas. Todo es enrevesado, abrupto, surrealista. Nada es plano, nada es recto, nada es paralelo,……. en su geografía no hay nada geométrico.
Bajar hasta el río (Rivière des Galets) es la finalidad de las escaleras por las cuales descendemos entre vegetación tropical. La inclinación de las pendientes es una pasada, y convierten la ruta en una experiencia durísima. Lo notamos sobre todo tras cruzar el río y emprender la salvaje subida que nos llevará desde los 280 m del río hasta 1280 m, dejándonos sin respiración.
El peso de la mochila se nota, y es un buen pretexto para detenernos continuamente, porque disfrutar de estos aislados paisajes nos reconforta el esfuerzo.
Todavía no habíamos subido ni un tercio de las escaleras cuando ya iba pensando que las escaleras del Annapurna eran de juguete al lado de éstas. ¡Qué barbaridad!
A lo lejos volvemos a divisar Cayenne. Sus casas no son más que motas de colores casi inapreciables en el paisaje.
De Ilet des Lataniers a Ilet des Orangers
El paisaje cambia radicalmente cuando, tras pasar Ilet des Lataniers, llegamos a un río que se encierra en un profundo cañón. Es el río des Orangers. De repente, nos vemos rodeados de altísimos paredones. A orillas del río crecen nísperos, árboles y arbustos diversos, y los aloes vera que están presentes por doquier.
Ya se veía venir que las nubes se iban cerrando sobre las montañas, y empieza a lloviznar. Lo peor es que las piedras se ponen resbaladizas. Durante unos instantes ascendemos por el cañón, mientras el verde de la vegetación se intensifica bajo la lluvia.
No sin esfuerzo alcanzamos Ilet Les Orangers. La ubicación de este pueblo es excepcional. ¡Qué maravilla de paisaje, que ni las nubes consiguen enturbiar! Las gallinas corretean mientras nos pedimos 2 litros de zumo en la tienda del pueblo, que pagamos a precio de Campos Elíseos, pero que nos sentó mejor que en cualquier terraza parisina. Es compresible, ha tenido que viajar en helicóptero para llegar hasta aquí. Lo degustamos bajo las sombrillas de la terraza, que en esta ocasión, sirven para protegernos de la lluvia.
De Ilet des Orangers a Roche Plate
La naturaleza es capaz de transmitir todas las emociones que un humano puede sentir. Estos paisajes transmiten enérgica serenidad, y mueven nuestro afán por descubrir la perspectiva desde el siguiente peldaño.
La lluvia arrecia, y nos empapa durante la subida que parece no acabarse nunca. ¡Qué lástima! ¡Qué paisajes nos estamos perdiendo ahora, tapados por la niebla!
Alcanzados 1280 m de altura comienza el descenso que nos conduce a Roche Plate, fin de etapa.
Noche en Roche Plate
Roche Plate dispone de varios alojamientos, aunque yo no logré encontrar disponibilidad en habitación doble en la página oficial de turismo de Reunión: http://resa.reunion.fr/ . Conseguí sitio en un alojamiento privado, escribiendo directamente al propietario. Se trataba de unas cabañas de madera con buena pinta, que estaban cerradas cuando llegamos. Nos preocupó no encontrarnos a nadie alrededor. A ver si nos vamos a quedar bajo la lluvia toda la noche. En mi rudimentario francés llamé por teléfono al propietario y, no sé cómo, conseguí hacerme entender.
Al menos, aquel año de clases de francés en una academia han servido para algo. Aunque de eso hace ya 15 años, pero como dicen siempre, “el que tuvo, algo retuvo”.
Axel acudió a buscarnos para acompañarnos a nuestra cabaña, la cual se ubicaba al lado de su casa. Tras saludar a su mujer, a sus perros y a sus pollos, nos mostró la cabaña. Era amplia, agradable y limpia.
Aluciné al entrar en el cuarto de baño y encontrarme una gran bañera, de ésas de esquina. No me la puedo imaginar volando en helicóptero. Había calentador a gas, y………..¡Qué gusto aquel baño calentito! Jamás lo hubiera imaginado en un lugar así, alejado de la civilización, sin carreteras, sin red eléctrica. Se ve que Francia cuida bien a sus súbditos y facilita las comodidades en lugares remotos.
Axel desconoce el funcionamiento de las mitocondrias, y, sin embargo, se ha ganado un doctorado en conocimiento de todas las plantas de su entorno.
¡Qué gran tío es Axel! Primero nos sirvió una infusión en el porche. Sí que era una infusión natural. Recogió las plantas de su propio huerto: citronella, canela y otras hojas. Nos sentó estupendamente tomar algo caliente después de la mojadura, y la saboreamos al ritmo del cacareo de las gallinas en medio de su frondoso huerto. Después nos preparó un ron con zumo de frutos rojos que había recogido de un árbol al lado de nuestra cabaña. Más tarde, llegó con la cena: ensalada, cerdo en salsa de berenjena, arroz con lentejas, y bizcocho de chocolate.
Mientras tanto, ojeábamos un libro sobre el Mafate de hace años, cuando aún no se había establecido el transporte mediante helicópteros. Sus habitantes vivían en un aislamiento total, subsistiendo con lo que producían ellos mismos. No hace tantos años, únicamente podían abastecerse de productos exteriores cargándolos a sus espaldas o a lomos de bueyes.
Ahora, el médico visita periódicamente estas aldeas de entre 20 y 100 habitantes. Me gustaba mirar aquellas fotos, como la de una boda celebrada en Roche Plate por todo lo alto, después de 20 años sin celebrarse ninguna boda en la aldea.
Resumen de etapa
Descenso cómodo de Ilet à Bourse a Grand Place: hora y cuarto.
Continúa el descenso hasta el río, pasando por Cayenne. Llegamos a 280 m de altura.
Subida continúa desde 280 m a 1280, desde Rivière des Galets hasta Roche Plate, pasando por Les Orangers.
Caminata 15,2 Km
Dificultades
- La bestial subida por escaleras desde el río, a 280 m de altura, hasta 1280 m de altitud.
- La lluvia desde Ilet Les Orangers hasta Roche Plate.
Lo mejor
- Las vistas durante todo el trayecto hasta que la niebla lo tapó todo. Esta etapa no tiene desperdicio.
- La increíble ubicación de Cayenne y de Ilet Les Orangers.
Track de la ruta
https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=15595708
ESTA ETAPA PERTENECE AL VIAJE: Isla Reunión: trekking, coche y helicóptero