En este segundo día de tour, los paisajes no dejarán de sorprendernos a cada instante. Nos aproximamos a los Andes, y veremos volcanes, salares, lagunas y desiertos. Horas y horas por parajes absolutamente solitarios, inmensos y sobrecogedores, dentro del Refugio de fauna andina Eduardo Avaroa. Un santuario de fauna adaptada a las extremas condiciones de vida del altiplano andino: frío, altitud, sequedad, aridez.
Un disgusto nos deparaba Alfredo a primera hora de la mañana, al comunicarnos que el hotel que habíamos reservado para la siguiente noche estaba cancelado. La única opción era pasar la noche en los refugios de la Laguna Colorada, un alojamiento infra-básico, sin calefacción en un sitio terriblemente frío. Precisamente lo que habíamos querido evitar haciendo un tour privado y eligiendo nosotros los alojamientos.
Pero, a pesar del cabreo, allá nos fuimos, era la única opción.
Cordón de volcanes andinos
A veces, el coche se quería enterrar en la arena y necesitaba una ayudita.
Los jeeps cargan todo lo necesario para los días de tour: comida, bebida, gas, utensilios, gasolina.
Un día más, Carmen preparaba la comida, cocinando en medio del desierto. Mientras tanto, nosotros nos dedicábamos a pasear entre formaciones rocosas y terreno de arena.
Apenas alguna escasa planta sobrevive en un lugar tan inhóspito. Ahí en medio de una duna distinguimos un montón de matrículas de vehículos chilenos tiradas. Suponemos que pertenecían a coches robados que después revenden. Estamos muy cerca de la frontera Chile/Bolivia/Argentina, lejos de la civilización, por lo que la zona es un foco incontrolado de contrabando, y el robo de vehículos está a la orden del día.
¡Qué bien cocina Carmen con lo más simple!
Los volcanes se iban sucediendo tras retomar nuestro itinerario, aunque si uno destaca sobre los demás es el Volcán Ollagüe (5800 m). Su humear es suficiente motivo para detenernos a contemplarlo y a tomar unas cuantas fotos. El Ollagüe es un volcán activo que se ubica en la frontera entre Bolivia y Chile.
Unos paisajes impresionantes.
Pero, ahhhhhhh, tenemos otra sorpresita para el día.
Resulta que se celebran elecciones judiciales en el país. En Bolivia es obligatorio votar, bajo pena de 3 meses privado de poder realizar gestiones oficiales: ni gestiones bancarias, ni salir del país, ni recibir ayudas o subsidios, etc.
El día de elecciones también está prohibida la circulación de vehículos, públicos o privados, en todo el país. Muchas agencias cancelaron los tours para estos días, pero nosotros nos arriesgamos a seguir.
Total, ¿quién nos iba a parar allí en medio del desierto, a cientos de kilómetros de cualquier pueblo medianamente civilizado?
Pues sí, allí estaba la policía de frente, en medio de la nada. Ya nos temíamos lo peor. Resultó ser la policía antinarcóticos. Nos inspeccionaron, y cuando vieron que éramos españoles nos pidieron disculpas y nos dejaron seguir. Alfredo tuvo que dar explicaciones por circular, pero sin mayores problemas.
Laguna Hedionda
Alcanzamos la Laguna Hedionda tras avanzar por el desierto y recorrer algunas lagunas menores. Su nombre es bastante descriptivo, el alto contenido en azufre es responsable de semejante olorcito. Olor que parecía no importarles a los flamencos, que nos ofrecían un fantástico espectáculo visual, permitiéndonos además acercarnos bastante. En esta zona están bastante acostumbrados a los humanos y permanecen tranquilos, sin huir, siempre que respetes su espacio.
Son 3 los tipos de flamencos andinos que podemos observar en esta zona de la Reserva Eduardo Avaroa: flamenco chileno, parina grande y parina chica.
¡¡Ay, qué bonito!!. Pero, bueno, continuaremos adelante porque las sorpresas no tienen fin.
Desierto del Siloli
Otra de nuestras paradas es el Desierto del Siloli. El viento sopla intensamente, encargándose de moldear el paisaje y esculpir las rocas, por ejemplo la conocida como “Árbol de Piedra”.
Las fortísimas ráfagas de viento balanceaban el jeep conforme circulábamos por los desolados parajes. Nuestras conversaciones musicales y viajeras se interrumpían ocasionalmente para quedarnos boquiabiertos ante la soledad del desierto, el cual íbamos dejando atrás mientras nos aproximábamos a la Cordillera de los Andes.
Laguna Colorada
Ahí, al pie de las altas montañas se refugian lagunas de llamativos colores. Es el caso de la Laguna Colorada, cuyo color rojizo procede de los microorganismos que la habitan. Entre el color de la laguna, las montañas andinas y el desierto circundante, ………….es una composición escenográfica digna de ciencia-ficción. Sólo los flamencos parecían trasladarnos a la Tierra.
Estamos dentro de la Reserva de fauna andina Eduardo Avaroa. ¡Qué paisajes!
La noche en los refugios de la Laguna Colorada…………., ¡mejor no recordarla!.
A 20ºC bajo cero, sin calefacción, sin agua caliente, sin electricidad, baño compartido para casi 40 personas.
Aunque Alfredo se preocupó de conseguir la mejor habitación posible para nosotros, con el doble de camas de las que necesitábamos, para que pudiésemos disponer de más mantas, incluso así, el frío era insoportable.
Durmiendo (más bien no durmiendo) a 4300 m de altitud, o sea, ¡¡ medio km por encima del Teide !!!, con todo el peso de 7 mantas encima, que oprimían todavía más la respiración.
Peeeeero, siempre hay alguien peor que un@. Días después, en Tupiza, oímos a otras turistas quejándose de dormir en una habitación con las ventanas rotas.
Es mejor que pasemos al día siguiente, a nuestro tercer día de tour que continuará por la Reserva Eduardo Avaroa.