Visitamos Conimbriga para conocer el principal yacimiento romano de Portugal, que se encuentra cerca de Coimbra. No faltaban lujos en las mansiones romanas que pertenecían a las familias más acaudaladas, tales como mosaicos, fuentes, jardines, así como lugares públicos para realizar actividades lúdicas: saunas, zonas deportivas, piscina…
Historia de Conimbriga
Legiones romanas fundaron la ciudad de Conimbriga en el año 139 a.C., la cual se asentaba en la Vía romana que unía Lisboa con Braga. En realidad, anteriores pobladores iniciaron la ocupación de este lugar en la Edad de Bronce, en torno a 1000 años antes de Cristo, y después fue conquistada por los romanos en el año 139 a.C. Durante el siglo I d.C. alcanzó su mayor notoriedad cuando la designaron municipio de derecho latino bajo el nombre de Flavia Conimbriga, y parece ser que en algún momento se convirtió en la capital de la provincia romana de Lusitania, constituida por el territorio portugués y parte del español al sur del Duero.
Mosaicos en Conimbriga
En aquellos tiempos, la ciudad romana ocupaba una extensión considerable y constaba de foro (zona comercial), templo, termas, palestra, viviendas, anfiteatro, acueductos, pozos….
En los siglos III-IV se levantó la muralla del Bajo Imperio para fortificar la ciudad. Estaba dotada de una gran puerta monumental defendida por dos torres. Su construcción obligó a demoler, sin remilgos, edificaciones y otras construcciones emblemáticas, incluso el anfiteatro y palacios de familias acomodadas.
La ciudad decayó con el final del imperio romano hasta que fue abandonada en la Edad Media.
Las excavaciones arqueológicas comenzaron en 1899, y en 1962 se fundó el museo.
Muralla de Conimbriga
Visitando Conimbriga
Las ruinas romanas de Conimbriga se ubican en el municipio de Condeixa a Nova y se tarda unos 20 minutos desde Coimbra. Existe amplio aparcamiento, tienda y cafetería/restaurante.
La entrada de 4,5 € da acceso al yacimiento arqueológico y al museo.
El itinerario de visita cuenta con paneles informativos en diversos puntos que explican el uso y las características de las construcciones relevantes.
Al acceder al yacimiento, nos encontramos de frente la calzada romana que atravesaba la ciudad. Se trataba de la Vía más ancha de la Península Ibérica en aquellos tiempos.
Seguimos el circuito indicado, que nos traslada por las ruinas de diferentes estancias y viviendas, donde podemos apreciar los mosaicos que se conservan al aire libre.
Ruinas de la ciudad romana de Conimbriga
Cerca de la entrada nos encontramos la primera zona de termas. Y es que, en la ciudad existían varias termas públicas, tan del gusto de los romanos. Las instalaciones disponían de horno para calentar el agua, sauna, salas frías, salas calientes. Se cree que algunas de ellas eran usadas alternativamente por hombres y mujeres, mientras que otras eran posiblemente sólo para mujeres.
Avanzamos para cruzar la muralla y continuamos recorriendo ruinas de las antiguas viviendas hasta llegar a las termas del Sur, las más alejadas de la entrada. En esta zona existía una palestra en la que practicaban actividades deportivas, así como una amplia piscina. Ya antiguamente, el ocio formaba parte de sus vidas.
El foro se situaba en una amplia plaza que servía de centro comercial y se rodeaba por un pórtico con columnas, de las que ahora apenas se mantienen las bases. Un extremo estaba ocupado por un templo de considerable altura.
Restos del foro y templo en la ciudad romana de Conimbriga
Regresamos hacia la muralla, donde se sitúa el anfiteatro, y en esta zona cercana a la muralla encontramos varias casas de familias acaudaladas.
Muralla de la ciudad romana de Conimbriga
La Casa de Cantaber era las más grande de la ciudadela, propiedad de Cantaber, un aristócrata del siglo V. La mansión contaba con más de 3200 m2. Disponía de pórtico, numerosas estancias con mosaicos, e incluso tenía sus propias termas privadas. Sin duda, todos los lujos de la época. Parece increíble.
Casa de Cantaber en la ciudad romana de Conimbriga
La Casa dos Repuxos (casa de las fuentes) era otra de las viviendas aristocráticas de gran tamaño y disponía de muchos lujos. Los suelos estaban cubiertos por mosaicos que representan diferentes figuras, las paredes por pinturas murales, y el sumun se alcanzaba en el suntuoso jardín central que poseía numerosas fuentes, conocido como jardín de agua. Construida a principios del siglo I, fue una de las lujosas residencias que no se salvaron de ser derruidas para construir la muralla.
Casa dos Repuxos
Finalizada la visita libre a las ruinas arqueológicas nos tomamos unos cafés en la cafetería antes de entrar a conocer el Museo, que expone diferentes objetos hallados en las excavaciones. Recorrimos las cuatro salas, una dedicada a objetos cotidianos, la segunda al foro, la tercera a las esculturas y mosaicos de las villas, la cuarta a la espiritualidad.
Museo de Conimbriga
En el museo observamos monedas, herramientas de metal, vasijas, telares, joyas. También nos detenemos ante una maqueta que reconstruye el foro. Se exponen mosaicos y columnas recuperados de las lujosas residencias, frisos policromados y otros adornos. Nos fijamos en un mosaico que representa el laberinto del minotauro, conocida leyenda de la mitología griega.
Una buena oportunidad de hacernos una idea de la avanzada arquitectura de la época nos la brinda el exterior del museo, donde han construido un patio con pórticos sobre columnas que recrea los patios romanos.
Hemos necesitado unas 3-4 horas para realizar la visita con detenimiento, leer los paneles informativos y abarcar el extenso recinto.
Dónde comer en Albergaria-a-Velha
Continuamos ruta en coche hacia el norte y paramos a comer en A Casa da Teresinha, en la localidad de Albergaria-a-Velha. El restaurante está en una casa de las afueras. Sirve comida tradicional y su clientela es portuguesa. Queríamos probar el cozido bébado, pero el restaurante estaba lleno y nos dijeron que tardaría más de media hora. El cozido bébado se prepara con carne de cerdo, patatas y verduras que se cuecen en vino.
Finalmente nos decantamos por el bacalhau á Zé do Pipo, que estaba espectacular, riquísimo. Gratinado al horno, con puré de patatas, cebolla, mayonesa y un toque de mostaza. 25 € la ración para 2 personas, muy abundante.
Tenían también guiso de anguilas y preparan leitao por encargo. En verano se puede comer en las mesas que colocan en la huerta.
bacalhau á Zé do Pipo
Ver más excursiones por Portugal continental: Aquí