Estamos en el Circo de Cilaos contemplando el Piton des Neiges. Aunque nuestro deseo era ascenderlo, finalmente nos quedaremos ganduleando en Cilaos y en Ilet a Cordes, las poblaciones que se asientan en el escarpado terreno volcánico.
Uno de los mitos de senderistas y montañeros en La Reunión es ascender al Piton des Neiges. Con más de 3000 m de altura, es la montaña más alta del Índico, un volcán extinto situado en el centro de la isla, y accesible a pie desde Cilaos.
La ascensión al Piton des Neiges se realiza normalmente en dos días, para salvar los 1900 m de desnivel desde Cilaos. La noche intermedia se pernocta en el refugio des Neiges (también conocido como Caverne Dufour), situado a unos 2500 m. Eso es lo que me hubiese gustado hacer, pero el refugio estaba completo para toda la semana. Otros senderistas nos comentaban que habían reservado en abril para noviembre. ¡Y yo pretendía reservar en octubre para noviembre…………misión imposible! Nunca se sabe, a veces hay cancelaciones y se puede encontrar sitio en el último momento. Eso sí, comodidades en este refugio, las mínimas. Litera en dormitorio compartido, frío, cena caliente y ausencia de ducha, es lo que podemos esperar.
En cualquier caso, yo me animaba a realizar la salvaje ascensión en el día desde Cilaos si las condiciones meteorológicas eran favorables. Y por eso había reservado hotel para 2 noches en Cilaos. Pero en esta ocasión me dejé doblegar ante la negativa de mi compañía. Demasiada salvajada tras el tute que llevábamos encima. Y, qué rabia, porque la climatología no podía haberse presentado más favorable. Un cielo completamente despejado durante todo el día, como es inusual verlo en Reunión en esta época.
El Piton des Neiges sobre Cilaos
Ganduleando en Cilaos
Así que, dedicamos el día a gandulear por Cilaos. Y es que esta pequeña ciudad de montaña desprende un ambiente vacacional. Tanto senderistas como turistas convencionales no suelen perderse un día de descanso en Cilaos.
Pasear por sus calles es como estar en una ciudad balneario o en un resort de montaña. Por algo está hermanada con Chamonix. Asentada en una pequeña llanura de la caldera volcánica enmarcada por altas montañas, está repleta de bares, restaurantes, tiendas de artesanía o productos típicos, y actividades de todo tipo, para ocupar el tiempo de ocio, de forma más activa o más pasiva. Simplemente sentarse en la terraza del hotel a mirar las montañas, o bañarse en la piscina, satisface el merecido descanso después de días de duras caminatas.
Comenzamos la mañana de domingo deambulando por el mercado dominical al aire libre. Durante la mañana se habían instalado puestos de todo tipo de productos locales o regionales: frutas, verduras, las valoradas lentejas de Cilaos, vino local, vainilla, artesanías…..
Vaguear no es la única actividad que se puede realizar en Cilaos. Sus alrededores ofrecen senderos de distintos niveles de dificultad. Algunos conducen a miradores, otros permiten conocer la botánica autóctona, otros se internan en barrancos, descendiendo hasta los ríos que discurren por sus entrañas.
Sendero a la Roche Marveillose
Nosotros elegimos uno muy fácil para la mañana. Ya me habían advertido: “Hoy, nada de cansarnos”. Se trata del sendero a la Roche Marveillose, que parte junto a la iglesia de Cilaos y se realiza en un par de horas ida y vuelta.
El bosque por el que transcurre la ruta es un auténtico jardín botánico. Una sencilla delicia de diversidad vegetal, de olores y de sonidos, muy apropiado para un día tan caluroso. Culmina en un mirador sobre el circo de Cilaos. Desde este punto panorámico observamos la forma de la caldera volcánica, la ciudad, y los paredones montañosos que la rodean: La Fenêtre, El Piton Cabris, el Grand Bénare…..Al otro lado, Langevin. De frente apreciamos cómo el relieve pierde altura al dirigirse al océano. De espaldas, el imponente Piton des Neiges sin sus compañeras habituales, las nubes.
Vistas del Circo de Cilaos desde el Mirador de la Roche Marveillose
En apenas dos horas habíamos subido y bajado a pie (Es también accesible en coche).
Ilet a Cordes
¡Qué ricos estaban los helados que tomamos ayer en la heladería!. Dispuestos a probar nuevos sabores, nos dirigimos allí (todos están buenísimos), antes de tomar el minubús a Ilet a Cordes.
Todos los autobuses de Cilaos paran en la Rue des Glycines. Ahí tomamos el nº 63 que se dirige a la aldea de Ilet à Cordes.
La carretera panorámica se delinea al borde del abismo. Es impresionante recorrerla. El minibús debe maniobrar en algunas de las pronunciadas curvas, dando marcha atrás y reajustando posición. Gran pericia la del conductor. Todo el recorrido es un delirio paisajístico.
Fotos desde el autobús en la carretera de Cilaos a Ilet a Cordes
Desde Ilet à Cordes las vistas nos impresionan. Si Cilaos era antiguamente una localidad agrícola, ahora se ha reconvertido a centro turístico. En cambio, en Ilet á Cordes, los campos agrícolas rodean la aldea. Lechugas, patatas, vides, lentejas, tapizan la tierra de verde.
Su ubicación es magnífica, aunque no me parece tan encantadora como las aldeas de Mafate. Enmarcada por montañas, ocupa una pequeña planicie frente a Cilaos. Ambas están cerquísima en línea recta, sólo que el barranco de la Rivière del Bras de Cilaos las separa. Ya sabemos que en Reunión no existe la línea recta. La profundidad del precipicio se interpone en medio.
Vista del Piton des Neiges desde Ilet a Cordes
Ahora, Ilet a Cordes dispone de acceso por serpenteante carretera, pero en el siglo XIX resultaba complicadísmo llegar hasta aquí. Los esclavos fugitivos trepaban los acantilados por cuerdas para alcanzar este inexpugnable lugar. De ahí su nombre: “Cordes”. Para ellos era su Tsilaosa: “el lugar donde se siente la seguridad”.
Ventana típica de las casas criollas y cenefa de lambrequines
El resto de la tarde lo pasamos relajadamente en Cilaos, en la piscina del hotel, paseando alrededor del insulso laguito navegable, mirando tiendas y tomando helados. Qué casualidad que volvemos a coincidir con gente del refugio del primer día, el de Plaine des Chicots.
En la heladería repetimos tres veces. Aunque no llegamos a probar todos los sabores, sí que lo hicimos con un amplio repertorio, especialmente los más inusuales, como lichi, tamarindo, y por supuesto, la encumbrada vainilla bourbon. ¡Riquísimos todos!
Para comer y dormir en Cilaos
Restaurante Caze Mathys. Muy bien, todo muy rico. Pato a las olivas, costillas de cerdo con lentejas.
Pato a las olivas
También en Cilaos me costó encontrar hotel para las dos noches, y de hecho, cada noche tuvimos que pasarla en uno diferente. Muy buenas habitaciones en ambos.
Hotel Tsilaosa: más céntrico, en un bonito edificio de arquitectura criolla. Bonitas y amplias habitaciones y baños.
Hotel Des Neiges: en una zona más residencial, pero cerca del centro, con piscina mirando a las montañas.
Track de la ruta a la Roche Marveillose
https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=15595990