El mundo cambia en cuanto dejamos la autopista. Estrechas carreteras serpentean entre las aldeas rurales que se descuelgan por las laderas de la comarca del Ribeiro. Los viñedos configuran el paisaje, donde tampoco faltan amplias extensiones de bosque autóctono. Nos acercamos a Pena Corneira.
Localización de la ruta.
Estamos en O Ribeiro, comarca vitivinícola cercana a la ciudad de Ourense.
Ruta senderista a Pena Corneira
La aldea de Abelenda, en el municipio de Carballeda de Avia, es el punto de inicio de nuestra caminata por estas tierras vitivinícolas.
Tras 1 Km de cómoda caminata, por un tramo sin señalizar, nos acercamos a los molinos de Abelenda das Penas, en una zona acondicionada como área recreativa. Estos molinos se abastecían de agua del rego da Gateira.
Molinos de Abelenda das Penas
Nuestra ruta prosigue por el Camino Natural de Carballeda de Avia, ahora sí señalizado.
Los mosquitos se convierten en molestos acompañantes. Es una de las desventajas de agosto. El camino es ancho y cómodo, tipo pista forestal; eso sí, con algunas pronunciadas subidas.
Camino Natural de Carballeda de Avia
Las formaciones graníticas se integran en el paisaje, combinadas con la vegetación. Y Carballeda de Avia se va ganando su nombre, porque los carballos predominan en el bosque.
Entre robles y bolos graníticos anda el juego cuando alcanzamos la parte alta de la Sierra de Pena Corneira, a unos 600 m de altitud. Componen un paisaje peculiar. Uno más de los muchos que constituyen la diversidad paisajística de Galicia.
Sierra de Pena Corneira
Desde aquí, ya divisamos a lo lejos la característica roca situada en lo alto de Pena Corneira, un pedrusco de granito con forma de cuerno, que da nombre a la sierra, y que, con sus 10 m de altura, es visible desde muchos lugares del entorno. Hasta allí nos dirigimos.
Seguimos nuestra ruta inmersos en el bosque, por un sendero que es una alfombra de hojas de robles. Nos vamos topando con más y más bolos graníticos mezclados con la vegetación. Estas rocas se formaron hace 300 millones de años, al solidificar magma en el interior de la corteza terrestre. Su desgaste erosivo durante tantos millones de años ha ocasionado las diferentes formas de las rocas, muchas de ellas redondeadas y cubiertas de musgo.
Desde el año 2007, esta Sierra de Pena Corneira está protegida como Monumento Natural. Lo más increíble es que se ha hecho un inventario de todas las rocas, y cada una de ellas está catalogada. De ese modo, quedan protegidas contra la extracción para la construcción que se realizaba en el siglo pasado. También está protegida la diversa flora y la fauna que habita en estos montes.
Monumento Natural de Pena Corneira
Sin duda, la figura protagonista es la roca que se alza en lo alto de Pena Corneira. Parece como si algún gigante la hubiese colocado ahí para vigilar, permaneciendo en equilibrio y dispuesta a caerse encima de quién pretenda cometer alguna maldad.
Continuamos por un mundo casi de trasnos
Junto a la base del pedrusco llegamos cuando el cielo se ha cubierto amenazadoramente. Las vistas son amplias hacia la frondosidad del entorno.
Vistas desde Pena Corneira
Tras reponer fuerzas con la empanada de bacalao con pasas, el descenso es cómodo hasta la aldea de Faramontaos. Pocos habitantes quedan ya viviendo en sus casas de piedra con patios emparrados y con vistas a Pena Corneira. Maizales, viñedos, castaños, manzanos, leiras de berzas, ocupan los terrenos alrededor de la aldea.
Rocas de la Sierra de Pena Corneira
Pena Corneira
Viñedos en la aldea de Faramontaos
Continuamos por corredoiras entre robles, sufriendo la persecución de los mosquitos. Las moras de esta zona son buenísimas, grandes y sabrosas.
Sin pérdida, la carretera nos conduce hasta Abelenda, donde recogemos el coche, tras pasar por su iglesia románica de San Andrés con cruces celtas.
Iglesia románica de San Andrés de Abelenda
Visitas en coche
Ya en coche, nos dedicaremos a hacer unas visitas por los alrededores:
Muimenta es una aldea del municipio de Carballeda de Avia que conserva una interesante colección de canastros (hórreos). Debe de haber unas dos docenas de hórreos apelotonados en una eira, alrededor de la cual se sitúan las viviendas. Canastros con pies y armazón de piedra, paredes de madera y tejado de tejas. Un conjunto digno de ser conservado.
Llama la atención que la mayoría de hórreos de esta zona no están coronados, ni por cruz ni por turulecos.
También interesante me resultó recorrer sus calles y observar sus casas de arquitectura típica, cuyos muros se soportan a veces sobre las propias rocas del terreno. Esta zona tiene mucho en común con el Xurés.
Hórreos de Muimenta
También interesante resulta recorrer sus calles y observar sus casas de arquitectura típica, cuyos muros se soportan a veces sobre las propias rocas del terreno. Esta zona tiene mucho en común con el Xurés.
Nuestra siguiente parada es la aldea de Vilar de Condes, que también posee un conjunto de canastros muy curioso, agrupados en la eira.
Hórreos de Vilar de Condes
Callejeando por la aldea también encontramos un “hórreo-puente”, y a unas cuantas paisanas con caras sorprendidas, probablemente preguntándose qué se nos habría perdido por allí.
Aldea de Vilar de Condes
Y ya, no vamos hacia el hotel Monasterio de San Clodio.
Track de la ruta a Pena Corneira
Descargable para GPS: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10812158