Comenzamos el día visitando Calatañazor, pueblo soriano que conserva su arquitectura medieval. Después paramos en La Fuentona de Muriel. A continuación nos adentramos en el Cañón del río Lobos, donde nos acercamos a la ermita de San Bartolomé que se resguarda entre las altas paredes rocosas que ha excavado el río Lobos, y realizamos una parte del sendero del río.
Nos habíamos alojado en Vinuesa, por lo que tomamos dirección a Abejar para después dirigirnos a Calatañazor.
Calatañazor
La aproximación en coche nos permite apreciar el emplazamiento de la villa medieval amurallada situada sobre un cerro que domina las vegas del río Abión.. Su nombre es de origen árabe y significa nido de águilas.
Aparcamos en la explanada del Castillo y subimos a la Torre del Homenaje, cuyo acceso es gratuito. Hay que reconocer que la restauración en hormigón para construir escaleras y terraza para visitantes ha quedado bastante chapucilla. Desde la terraza contemplamos la disposición del pueblo a vista de pájaro, destacando las chimeneas cónicas sobre los tejados de teja. En el paisaje se extiende el Valle de la Sangre a un lado, consistente en una llanura de campos de cereal, y el barranco del río Milanos al otro. Hacia el norte asoman las redondeadas montañas de la Sierra de la Demanda que comparten las provincias de Burgos, Soria y La Rioja.
Castillo de Calatañazor
Vista desde el castillo de Calatañazor
Contigua al castillo está la Plaza Mayor, presidida por el rollo, antiguo lugar de ajusticiamientos públicos, así como la «piedra del abanico», una roca que contiene palmeras fosilizadas de hace millones de años cuando el clima era más cálido.
Bajamos por la Calle Real, empedrada con cantos rodados. Parecería un paseo en el tiempo si no fuera por los establecimientos turísticos. Se conservan las fachadas de arquitectura típica medieval, caracterizada por una primera planta de piedra y planta superior con entramado de madera de sabina. Algunas casas están porticadas, usando puntales de madera.
Nos encontramos paseando por escenarios de la película Campanadas a medianoche, de Orson Welles.
Retrocedemos por la Calle Real e indagamos por calles laterales que ascienden, hasta tropezarnos con la muralla que rodea el cerro, desde donde se controlan los campos de los alrededores. Desde luego, el emplazamiento sobre la loma proporcionaba una posición de vigilancia y defensa.
Reza el dicho popular que “en Calatañazor, Almanzor perdió el tambor”, ya que se cree que el caudillo musulmán murió cerca de aquí tras ser derrotado. Por eso, el valle de los alrededores se conoce como Valle de la Sangre, en recuerdo a la sangre derramada en la batalla.
Calatañazor
Sabinar de Calatañazor
Las sabinas son reliquias prehistóricas, antiquísimas, ya que provienen del Terciario. Perviven en poquísimos lugares del mundo: Península Ibérica, sur de Francia, norte de África, y en ningún otro lugar alcanzan un porte tan elevado como en el Sabinar de Calatañazor, por lo que este bosque ha sido declarado Reserva Natural.
El acceso es muy fácil, al lado de la carretera y con aparcamiento.
Monumento Natural de la Fuentona de Muriel
A este lugar declarado Monumento Natural accedemos desde el pueblo de Muriel por una pista de tierra, por la cual está prohibido circular en temporada turística. Después de dejar el coche en el último aparcamiento junto al centro de visitantes, para llegar a la Fuentona tenemos que caminar 800 metros por un sendero accesible entre verdes sabinas y amarillos álamos.
Estamos ante una laguna cuya profundidad no ha podido ser confirmada todavía, a pesar de las exploraciones realizadas por buzos profesionales.
En la Fuentona nace el río Abión. El agua aflora de una galería de acuíferos subterráneos que recogen agua de lluvia en la roca kárstica.
Varias leyendas pululan acerca de esta laguna, que algunos creían habitada por monstruos o seres misteriosos.
Sendero a la Fuentona de Muriel
La Fuentona de Muriel
Cañón del río Lobos
Desde La Fuentona continuamos en coche hacia el Cañón del río Lobos, distante todavía 45 minutos. Circulamos por la Carretera de Vadillo, de uso vecinal para conectar pequeños pueblos en zonas despobladas.
Existen tres puntos de acceso al Parque Natural del Cañón del río Lobos:
- El acceso más frecuentado es el sector este por Ucero, en la provincia de Soria, ya que da entrada al lugar más emblemático, la ermita románica de San Bartolomé, que se emplaza en la zona más bonita entre altos paredones rocosos.
- El acceso al sector central se realiza por San Leonardo de Yagüe y Arganza, llegando al Puente de los Siete Ojos.
- Desde Hontoria del Pinar, en Burgos, se puede acceder al oeste, zona menos escarpada, ya que el cañón va perdiendo profundidad hacia el oeste.
Mirador de La Galiana en el Cañón del río Lobos
Accedemos al cañón por la parte alta y nos topamos con el Mirador de la Galiana, que se emplaza sobre las paredes rocosas que encierran el valle. Nos asomamos a echar un vistazo desde el balcón colgado sobre la pared rocosa.
Desde lo alto divisamos la carretera a la que nos dirigiremos, que se adentra en el cañón y circula por una zona considerablemente más baja, por lo que a continuación tendremos que pasar pronunciadas curvas para salvar el fuerte desnivel. Por el fondo del valle fluye el río Ucero acompañado por otoñales árboles caducifolios.
Mirador de La Galiana
Al otro lado se emplaza el pueblo de Ucero. El castillo de Ucero se alza sobre un peñasco separado del pueblo. Los buitres que habitan en este Parque Natural vuelan por el entorno.
Castillo de Ucero
Ermita de San Bartolomé en el Cañón del río Lobos
Por la estrecha carreta, cuyo acceso está regulado en verano, nos vamos adentrando entre las altas paredes del desfiladero. El entorno es Parque Natural desde 1985.
Dejamos el coche en el último aparcamiento y nos disponemos a caminar. Empezamos por la pista (después volveremos por la senda) y en 1 Km llegamos a la ermita de San Bartolomé, que se cree vinculada a los templarios. El lugar es mágico, la ermita románica se oculta entre las altas paredes calizas del cañón. Se trata de paredes de roca kárstica, la cual es muy fácilmente erosionable por el agua, por lo que las murallas naturales están llenas de oquedades, cavidades, aleros, chimeneas……….idóneas para el anidamiento de aves rapaces.
Ermita de San Bartolomé en el Cañón del río Lobos
En octubre encontramos el lugar muy solitario, nada que ver con la afluencia que recibe en otras épocas del año. El aspecto negativo es que la ermita está cerrada y no podemos visitar su interior.
Junto a la ermita está la Cueva de San Bartolomé, gran cavidad en la roca del paredón. Son en realidad dos cuevas, la Cueva Grande y Cueva Pequeña, en las que existen petroglifos. También hay un mirador sobre un afloramiento rocoso que permite hacer bonitas fotos del entorno.
Cueva de San Bartolomé
Los alrededores de la ermita son el sitio más emblemático y espectacular, y es que la ermita dentro del cañón es algo muy singular.
Sendero del río en el Cañón del río Lobos
Sin embargo, queremos explorar el lugar más a fondo, por lo que recorreremos una parte del sendero que discurre a lo largo del todo el cañón. Se conoce como Senda del río, y, con una longitud de más de 20 Km atraviesa todo el cañón. Es un sendero lineal, por lo que es demasiado largo recorrer ida y vuelta, y además no tiene mucho sentido, ya que la parte más bonita es la inicial, por lo cual sólo realizaremos un tramo.
Cañón del río Lobos
Avanzamos entre las altas paredes, sobre las que sobrevuelan continuamente buitres, algunos planean cerca de nuestras cabezas.
Buitres en el Cañón del río Lobos
En corta distancia llegamos al Colmenar de los Frailes. Observamos las colmenas que los frailes templarios usaban para recoger miel. Están incrustadas en la roca, es muy curioso. Las fabricaban con troncos huecos y colocaban encima una losa de piedra para taparlas.
Colmenar de los Frailes
Seguimos avanzando a pie, a veces al lado del agua que se estanca, sobre la que crecen nenúfares. Nos sentamos a comer los bocatas, y oh, sorpresa, se nos cruza un ciervo que pasa corriendo. Escuchamos continuamente chillidos de los buitres que anidan sobre las paredes de roca.
Los árboles ya han adquirido tonalidades otoñales y decoran las orillas del río.
Cañón del río Lobos: sendero del río
Continuamos el paseo, siempre llano y tranquilo. Los buitres están activos. Asistimos a una pelea de buitres con desgarradores chillidos. Estamos ya dentro de la zona de Reserva especial Castillo Billido. Un letrero avisa que el acceso a la zona de reserva especial está controlado del 1-enero al 15-julio y los grupos de más de 20 personas necesitan autorización para acceder en dicho periodo.
Vemos muchísimos buitres, docenas y docenas, oteando desde lo alto de los peñascos o volando. También se suceden las charcas con nenúfares, las paredes rocosas, los árboles, todo forma parte del escenario que nos acompaña.
Llegamos hasta el arco de piedra, algo menos de 7 Km desde el inicio, y regresamos por el mismo sendero, PR-SOBU-65, compartido por Soria y Burgos en cada extremo.
No hay gente y nos encanta escuchar los sonidos naturales, pajarillos cantando, nerviosos buitres chillando…..
Regresamos al aparcamiento y de nuevo en el coche, nos acercamos al Puente de los Siete Ojos para conocer otro sector del Parque Natural. Se accede desde San Leonardo de Yagüe, localidad distante 6 Km de puente. El perfil ha cambiado por completo y apenas queda cañón…………..ni agua, el cauce estaba completamente seco. Existe un área recreativa.
Desde aquí hay 8 Km a la ermita caminando, aunque el paisaje es mucho menos atractivo en esta zona que en los alrededores de la ermita.
Puente de los Siete Ojos en el Cañón del río Lobos
Ponemos rumbo hacia Quintanar de la Sierra, en la provincia de Burgos, donde nos alojaremos la siguiente noche. Circulamos por una carretera estrecha con muchas curvas y sin ningún tráfico, que transita entre pinares y más pinares.
Track de la ruta del Cañón del río Lobos