De la decadencia del barrio del Castello (el origen de la ciudad), a la elegancia de la Vía Roma en la fachada marítima, recorriendo las calles de Cagliari descubrimos rincones peculiares en la capital de Cerdeña.
Visitando Cagliari
Llegamos a Cagliari por el Parque Natural de la Salinas Molentargius contemplando los flamencos que habitan en la laguna. Al otro lado se extiende la Playa de Poetto, que es más que una playa. Es un extenso espacio recreativo que dispone de paseo, bares, parques infantiles, instalaciones deportivas. Flamencos y playa a escasos kilómetros de la ciudad, ¡qué puntazo!.
Se nota que entramos en zona urbana, en la capital de la isla y de la región autónoma de la Sardegna, ya que en ningún sitio de la isla habíamos encontrado tanto tráfico. Sin embargo, dentro de la ciudad, el tráfico es fluido y conducir por las calles no nos resulta latoso.
Unas 150.000 personas habitan en Cagliari, que se localiza en la costa del sur de la isla de Cerdeña.
Aunque pegada al mar, se emplaza sobre colinas, por lo que los desniveles son considerables. Afortunadamente, existen ascensores para moverse de los barrios bajos al barrio alto del Castello. La ciudadela amurallada se enclavaba en torno al castillo medieval. Todavía se pueden observar las potentes murallas colgadas sobre la colina.
Al llegar a la ciudad, metimos el coche en el aparcamiento Regina Elena, desde el que se puede coger directamente el ascensor para subir al barrio del Castello, origen de la ciudad. Sin embargo, no subimos todavía, sino que seguimos caminando por los jardines hasta el siguiente ascensor que nos eleva hasta el Bastión.
Barrio del Castello de Cagliari
El Bastión de Saint Remy es un enorme arco que ejerce de puerta de entrada al Barrio del Castello. Hemos visto a lo largo de la isla de Cerdeña muchas antiguas fortificaciones, pero ésta no lo es tanto, ya que fue estrenado al iniciarse el siglo XX, y sin embargo se ha convertido en un símbolo de Cagliari.
Sobre el Bastión se coloca una gran terraza, Terraza Umberto I, punto de encuentro de visitantes que deseen apreciar las panorámicas de Cagliari desde lo alto. Un conglomerado de tejados, coloridas fachadas, cúpulas, se acumulan sin ningún orden. Desde la distancia intuimos la intensa actividad que generan los ferries y buques de mercancías en el puerto.
Bastión de Saint Remy
Subimos por estrechas calles de edificios mayoritariamente desconchados, envejecidos, ruinosos, que constituyen el Barrio del Castello. Parece que la vida no resulta cómoda en este apiñamiento de calles oscuras en las que casi no entra la luz. Casi tétricos se muestran los callejones cuando están solitarios y te cruzas con borrachos merodeando. Por eso, la vida moderna se ha instalado más abajo, sin tantas cuestas, con más luz, más cerca del mar.
Barrio del Castello
La ropa cuelga en los exteriores. Las fachadas se llenan de andamios pidiendo a gritos una profunda restauración. Parece que van abriendo pequeños alojamientos en esta zona histórica, aunque todavía le falta mucho por hacer para que resulte atractivo alojarse en este barrio. Apenas hay bares, restaurantes o cualquier tipo de servicio. La mayoría de edificios vivieron tiempos mejores, pues se nota el pasado boyante de palacetes y edificios, que, indudablemente fueron distinguidos.
El entorno de la Catedral es un lugar ineludible. Al igual que la ciudad, la plaza es un espacio a dos alturas, con un nivel inferior que constituye la Piazza Carlo Alberto y una escalinata que conduce a la plaza superior.
El templo está dedicado a Santa María y la construcción inicial data del siglo XIII, aunque sufrió diversas remodelaciones en siglos posteriores. Actualmente presenta una fachada neorrománica que imita la de la catedral de Pisa.
Piazza Carlo Alberto de Cagliari
La plaza superior es la Piazza Palazzo, de forma alargada, donde a continuación de la Catedral encontramos el Palacio Real (Palazzo Regio).
Catedral de Santa María de Cagliari
La catedral está acompañada de otros notables edificios, como el Palazzo di Cittá, sede del antiguo ayuntamiento. Actualmente se puede visitar, ya que se ha convertido en el Museo Cívico y expone diversos objetos de la isla.
Palazzo di Citá
El Palacio Real era la residencia del antiguo virrey de Cerdeña.
Diversas puertas y torres se conservan en las murallas de Cagliari que rodean el barrio del Castello. La Torre de San Pancracio y la Torre del Elefante son las principales.
Murallas de Cagliari
Hay que caminar un poco más para llegar al Museo Arqueológico de Cagliari, que alberga interesantes hallazgos de los poblados nurágicos y de otros períodos históricos. Las esculturas nurágicas son únicas. El museo se emplaza en el antiguo Arsenal, junto con otros museos.
En un espacio próximo a la Basílica de Santa Croce encontramos la luz en otra terraza sobre la muralla que nos regala otra vista de las casas apretujadas. Estamos en el antiguo barrio judío, y esta basílica fue anteriormente la sinagoga.
Basílica de Santa Croce
La terraza se sitúa sobre el Bastión de Santa Cruz. Nos asomamos para contemplar el panorama urbano, el mar y los acantilados al fondo.
Terraza en la Vía Santa Croce
Vistas de Cagliari desde la terraza de Santa Croce
Barrio de Villanova de Cagliari
Cuando atravesamos el Bastión y bajamos las escaleras para salir del barrio alto y acceder al barrio de Villanova, Cagliari cambia, se abre, se anima. La vida bulle en sus terrazas, heladerías, calles llenas de tiendas en la zona comercial.
Bastión de Saint Remy desde la Plaza de la Constitución
Nos costó encontrar un sitio en el Castello donde probar bocado. Sin embargo, la zona comercial de Villanova está llena de bares y es fácil comer a cualquier hora.
No nos podíamos marchar sin tomar unos helados de despedida, que estaban riquísimos (al lado de un restaurante senegalés): limón y fresa, chocolate con naranja y striachatella.
Nuestro paseo nos conduce a la plaza de San Giacomo, donde se emplaza la iglesia de San Jaime. Se trata de un templo construido en gótico catalán (siglo XV), cuya fachada fue remodelada en el siglo XIX y presenta un aspecto neoclásico.
Iglesia de San Jaime y plaza de San Giacomo
En este barrio se asentaban antiguamente los artesanos y los campesinos que acudían a vender sus cosechas. Nos fijamos en algunas fachadas que nos llaman la atención.
Barrio de Villanova
Más alejado queda el anfiteatro romano, elevado sobre otra colina. Fue construido en el siglo II durante la ocupación romana. Estaba cerrado cuando visitamos la ciudad.
La distinción encuentra su lugar en la fachada marítima, en la Vía Roma. Seguramente los arquitectos o urbanistas han elegido este lugar frente al mar, más amplio e iluminado, para que las fachadas luzcan su refinado estilo. Edificios con poderío se suceden en fiera competencia, cual pasarela de la elegancia.
Despedida de Cagliari
Llegar al aeropuerto en coche nos resultó fácil. Está cerca y no encontramos atascos. Devolvemos el coche de alquiler sin incidencias después de repostar. Llegamos con mucha antelación y por una vez no vamos apurados. Cenamos tranquilamente, y además bien, en un bar del aeropuerto. Este viaje se acaba.