Entre Ghorepani y Chuille transcurre la segunda etapa de nuestro trek al Annapurna Base Camp, entre bosques, valles y montañas. Antes subiremos a Poon Hill para disfrutar de un amanecer anaranjado sobre los picos de los Annapurnas.
¡¡¡Happy new year!!! Son las felicitaciones que nos llegan en este primer día del año nuevo nepalí, año 2073 (13 de abril para nosotros).
Aunque, antes, había comenzado el día muy temprano, saltando del catre en un madrugón de consideración, que nos ponía a andar a las 5:10 de la madrugada para subir al Poon Hill. A pesar de que no confiábamos en encontrarnos unas vistas despejadas, intentar, hay que intentarlo.
Pronto empieza a clarear y los frontales dejan de hacer falta. Tras pagar 50 rupias, y abrirnos paso entre la multitud, sobre todo dificultoso entre los lentos, llego arriba en media hora, todavía en penumbra. No cabe duda de que es una gran atracción y atrae a montones de excursionistas. A estas horas resulta difícil conseguir un hueco en primera línea de Himalaya…..…o en segunda.
Desde Poon Hill, el cielo se torna anaranjado, presagiando la inminente salida del sol por detrás de los Annapurnas. A las 6 en punto asoma, y las siluetas del Machapuchare, Annapurna South, Annapurna I, se van difuminando, al mismo tiempo que el Daulaghiri recibe los primeros rayos del alba para iluminar su frente de hielo.
Ondean las banderas de oración en la cima de Poon Hill
El desayuno entra con ganas en Ghorepani después del paseo a Poon Hill. Como siempre, hemos dejado anotado el pedido desde ayer para que nos lo tengan preparado a la hora deseada. No nos podemos quejar, hay variedad para elegir, distintos tipos de pan, huevos, dulces, y todo preparado al momento. Lo que echo de menos es fruta.
Por la mañana en Ghorepani
Las montañas nevadas emergen frente al pueblo cuando comenzamos la caminata del día, desde Ghorepani hasta Chuille. Será un tremendo rompepiernas con sube y baja continuos.
El bosque de rododendros envuelve los alrededores de Ghorepani. Es precioso recorrerlo en esta temporada, en abril, repleto de flores, especialmente por encima de 3000 m de altura. Un bosque de colores. En ocasiones, incluso el suelo se pinta de tonos rosados de los pétalos caídos.
Las escaleras no nos abandonan, y ya nos tienen machacados, pero siempre la recompensa es mayor que el esfuerzo. En un claro del bosque, los 3200 m de altura del Deurali Pass nos ofrecen espléndidas vistas al perfil de los Annapurnas. Las montañas parecen flotar, efecto de la bruma que encubre sus bases, creando un curioso efecto, como convertidas en islas de merengues flotantes, como si los miles de toneladas que las componen no fuesen más que materia vaporosa de extrema ligereza.
La cantidad de gente en este tramo es notable. Algunos suben lentamente y con visible esfuerzo. Todos andamos flipados fotografiando los rododendros, que forman túneles floridos en el camino, o tapizan en rosa las escarpadísimas laderas.
Vistas desde Deurali Pass
Superado este collado, iniciamos el descenso por el bosque de rododendros, que exhiben troncos ramificados y flores rojas, rosas o fucsias.
En el poblado de Deurali se reúnen puestos de artesanía y algunos alojamientos en un lugar sin gran encanto.
A medida que perdemos altura, altísimas coníferas y algunos bambús se combinan con los rododendros, los cuales se van despojando de sus flores. La primavera se declaró antes por estos lares. Calculo que la floración ocurrió a mediados de marzo en estas zonas más bajas, a unos 2700 m.
Bosques de coníferas
Las escaleras de descenso por un barranco nos conducen al lado del río, notablemente seco en esta época, el cual discurre por una angosta garganta.
Bhanthanti es el siguiente poblado, de idéntico nombre que nuestra base de la primera noche. También cuenta con varios lodges y buenas vistas hacia el valle. Nosotros continuamos hasta la siguiente gesthouse para almorzar, que se encuentra separada de la aldea y dispone de un pequeño huerto, mirando hacia un valle arropado por laderas cubiertas de árboles en pronunciada pendiente.
Tan a gusto estamos al solecito en la terraza, donde nos volvemos a encontrar con el turco con el que ya coincidimos en los 2 alojamientos anteriores. Yo he tomado nota para visitar los bonitos atractivos naturales del norte de Turquía que me recomendó.
Como faltaba una hamaca para echarnos la siesta, continuamos nuestro camino.
El descenso es pronunciado, por inacabables escaleras que transitan por un bosque cada vez más diverso, en el que los grandes rododendros comparten espacio con múltiples especies vegetales. Los musgos tapizan troncos y rocas, los líquenes cuelgan de las ramas, aportando cierto misterio al entorno.
Todo lo que baja vuelve a subir, y tras ascender interminables escaleras llegamos a Tadapani. Todas las ovejas del Himalaya estaban allí, y desfilaban por el pueblo ante las instrucciones del pastor con gorrito nepalí. Las vistas que prometía un cartel en un mirador del pueblo no eran tales en esos momentos. Las altas cumbres permanecían ocultas por las nubes, y se nos fastidiaba una vez más el espectáculo…………. ¡¡¡Paciencia!!!
Nuestro fin de etapa será en Chuille, a una media hora de Tadapani, descendiendo 500 m de desnivel a toda velocidad cuando detectamos unos gruesos goterones sobre nuestras cabezas, los cuales provenían de un cielo que se había oscurecido de repente. Esos goterones se transformaron en un fuerte diluvio justo cuando alcanzamos el lodge de Chuille. De buena nos hemos librado. Por los pelos. Diluvio y granizo, que sobre los tejados metálicos resonaba estruendoso y parecía que las casitas iban a salir volando.
El lugar en el que se enclava el alojamiento de Chuille es precioso, a 2200 m de altura. Me encanta, a pesar de la niebla. Recostado sobre un valle verde en el que divisamos pequeñas aldeas y terrazas agrícolas escalonadas en la ladera, mientras que el bosque himalayo ocupa las zonas más altas. Lo único que falta es un arcoíris sobre el valle del río Kimrong,…………¡ y un buen masaje!.
Las cumbres del Machapuchare y de los Annapurnas se dejan vislumbrar por momentos, asomando por encima del valle, aunque pronto se vuelven a esconder. Los truenos siguen resonando. La electricidad se ha cortado……esto no es nada extraño, ocurre todos los días. Y nosotros, deseando que el chaparrón limpie la atmósfera y que nos regale un cielo claro y limpio para poder contemplar con nitidez las montañas.
Cena, lectura, música y baile. Feliz año nuevo nepalí. Menudo tormentón. La luna empieza a crecer.
Hotel en Chuille: Hotel Rainbow Attractive, con baño privado en la habitación.
Resumen de etapa de Ghorepani a Chuille
De Ghorepani a Poon Hill: 30’
Amanecer en Poon Hill: 1 h de contemplación
Desde Poon Hill a Ghorepani: 30’
De Ghorepani a Deurali Pass: 1 h
De Deurali Pass a upper-Bhantanti: 1h 30’
Comida en upper-Bhanthanti
De upper-Bhanthanti a Tadapani: 1h
De Tadapani a Chuille: 30’
Track de la ruta
Descargable para GPS: es.wikiloc.com/wikiloc… d=13151315