Ruta de los 7 lagos de Bariloche a San Martín de los Andes ARGENTINA - PATAGONIA


Nos despertamos al borde del lago Nahuel Huapi con una sorpresa, ¡ha nevado en las montañas!…….en pleno verano, a principios de febrero!! Sol y nubes en el cielo…….Lindo día, dicen por acá. Durante los próximos dos días recorreremos la ruta de los 7 lagos, aunque tal vez son algunos más los lagos que nos encontramos entre Bariloche y San Martín de los Andes.

Primer día de la ruta de los 7 lagos

Tras un estupendo desayuno con vistas al Brazo Campanario del lago Nahuel Huapi, y de agradecer a Walter su hospitalidad, emprendemos rumbo hacia San Martín de los Andes.

Península de San Pedro en Lago Nahuel Huapi

Aunque, antes, hacemos la primera parada para subir al Cerro Campanario en las aerosillas, aprovechando que hoy hay mejor visibilidad. Sin duda, merece la pena. En sólo 7 minutos estamos en lo alto. Un pequeño circuito permite disfrutar de preciosas vistas desde varios miradores.

Vistas desde Cerro Campanario en Bariloche

La ubicación del Cerro Campanario es privilegiada, ofreciendo una panorámica amplia y encantadora de lagos, montañas y bosques. El Lago Nahuel Huapi, el Lago Moreno, Morenito, Laguna El Trébol, Cerro López, Cerro Capilla, Cerro Catedral, Goye, Bella Vista, y compañía, la península de San Pedro………..divisamos la casa donde hemos pasado las 2 últimas noches, a orillas de la playa. ¡Una vista magnífica! Aunque, reconozco que me gustó más la vista desde el Cerro Llao-llao………el Brazo Tristeza tiene algo especial, tan estrecho, ente montañas, y con ese aire de melancolía.

Frío de muerte arriba, sopla bien el viento. Bajamos mirando al lago. Los árboles que nos rodean ayudan a protegernos del viento.

Cuando llegamos abajo, los autobuses turísticos se arremolinaban y habían empezado las colas para subir.
Nosotros seguiremos con nuestro plan y nos encaminamos hacia Villa La Angostura, atravesando la ciudad de Bariloche por su paseo lacustre. El sol que luce hoy ha animado a la gente a pasear, aunque el viento sopla fuerte en esta ciudad construida fuera del resguardo de las montañas. Tráfico denso, árboles foráneos, no se parece a la Patagonia a la que nos habíamos acostumbrado.

Circulando por el borde del lago Nahuel Huapi, las vistas eran estupendas. El lago azul intenso, los pináculos del Cerro Catedral recubiertos de nieve caída anoche…. De camino a Villa La Angostura, tanto el paisaje como el cielo cambiaban a cada instante. Era como ver una película a cámara rápida.

¡Cuán diversa es esta RN-40 que recorre todo el país en paralelo a la Cordillera de los Andes!

Lago Nahuel Huapi

Villa La Angostura queda en nuestro camino. Estamos ya en la provincia de Neuquén. Un pueblo muy cuidado y encantador, de rotundo estilo alpino, con sus casas de madera y sus balcones floridos. Y en un entorno magnífico, entre montañas.
Y también rotundamente turístico…….comidas, dulces, chocolates……»Todo para ser feliz», anuncia alguno. Unos enormes helados caían en nuestras manos, a pesar del frío que hacía.

Nos acercamos al puerto, aunque no le encontramos interés especial. Es el punto de partida para las navegaciones por el lago Nahuel Huapi para visitar la península donde se encuentra el Parque Nacional Los Arrayanes.

Puerto de Villa La Angostura

Hemos dejado atrás el Nahuel Huapi, y vamos recorriendo la Ruta de los 7 lagos: Lago Espejo, Lago Correntoso.

Siguiendo nuestro circuito, paramos en cada mirador. En las cimas de las montañas luce nieve de anoche.

Ruta de los Siete Lagos

Tomando una desviación de ripio hacia Villa Traful, pasado el lago Correntoso, nos desviamos de la ruta 7 Lagos. Una carretera tan incómoda como bonita, primero por un precioso bosque de coigües, y después por bosque de ñires, hasta que llegamos al Lago Traful. Pasamos un rato muy a gusto tumbados sobre la cálida arena de la playa.

Lago Traful en la Ruta de los Siete Lagos

Villa Traful es un pueblo pequeñísimo, que mira al lago, y donde la pinta de las hosterías y cabañas nos pareció muy apetecible.

En el mirador Traful, a 5 km de Villa Traful, sobre un acantilado colgado al borde del lago, el viento era invencible y el vértigo respetable. Los árboles más achaparrados luchan por sobrevivir buscando las vertientes menos castigadas. El ambiente se va haciendo más seco………..transición de la Cordillera a la estepa.

Mirador Traful

Superado el alargado Lago Traful, nos adentramos en tierra de castillos, tal vez habitados en sus tiempos por nobles guerreros que defendían sus territorios, tal vez con balcones desde donde, tristes princesas encerradas, soñaban con la llave de la libertad para poder corretear alegremente por estas montañas.

Formaciones rocosas en carretera hacia el Paso Córdoba

Sólo que………. se trata únicamente de castillos imaginarios, moldeados por la fuerza del viento sobre las rocas que predominan en este lugar.
O, tal vez, sí que estuvieron habitados, y sus habitantes también quedaron petrificados en los miles de rocas de todas las formas que conforman este singular paraje.

Ripio horrible nada más pasar Confluencia, y emprendemos la subida hacia el Paso Córdoba, a 1300 m de altura, en una zona de muy escasas precipitaciones. ¡Qué cambio de paisaje! De la frondosidad de bosques y lagos a la semiaridez de rocas y viento……….y soledad. ¡Me gusta!

Hemos entrado en el Parque Nacional Lanín.

Por la zona de Meliquina, apenas queda vegetación nativa. Enormes extensiones reforestadas con pinos.

El amenazante cielo dramatizaba el paisaje sobre el agitado Lago Meliquina. Terrible viento.

Lago Meliquina 

A partir de Meliquina, el bosque nativo se recupera: lengas, ñires, cipreses.

Llegamos a San Martín de los Andes tras una paliza de coche. A orillas del lago Lácar y en el km 2210 de la RN-40, el pueblo no termina de engancharnos. Paseo por la costanera, ¡qué frío!, el aire venía helado desde el lago.

La Avenida San Martín, la arteria comercial del pueblo, nos entretuvo un rato, fijándonos en sus tiendas y restaurantes……mucho donde elegir. Recordábamos aquella noche en La Junta, buscando un sitio donde cenar, “el sitio” del pueblo, en aquella Patagonia profunda de extensiones deshabitadas que atrapa…………Nos sonreíamos. Con la vuelta a la “civilización” nos dábamos cuenta que estas vacaciones se estaban acercando a su fin, y nos empezábamos a emocionar, pasando por la memoria tantos recuerdos.

Pero volvamos al presente y vamos a seguir viviendo los dos días que nos quedan. Esta noche la pasamos en San Martín de los Andes.

 

Segundo día de la ruta de los 7 lagos

Al día siguiente…………

Por la mañana perdimos mucho tiempo en San Martín de los Andes, ¡era la locura!. Colas larguísimas para todo. Armados de paciencia, también nos tocaba esperar en la cola para repostar gasolina.
¡Cuánto tráfico! ¡Cuánta gente! Nos queremos marchar, no es a lo que hemos venido.

Vamos ya apurados de tiempo y no podremos acercamos al poblado mapuche de Quila Quina………..todavía tenemos un largo trayecto por delante.

Una vez en la ruta 40, tomamos dirección sur para recorrer la Ruta de los 7 Lagos.
El sol luce con intensidad. La temperatura sigue muy fresca.

Lago Lácar

Entre el Lago Lacar y el Lago Hermoso conviven sectores de vegetación autóctona, mayoritariamente lengas y ñires de bajo porte, golpeados por el viento, con otros sectores más degradados, que han sido convertidos en pastos, o reforestados con pinos.

Ningún atractivo descubrimos en el lago Machonico, por el que pasamos a continuación.

Nos acercamos al lago Hermoso cuando la hermosa mañana soleada ya había dado paso a profundos nubarrones. Paseábamos por su orilla, cobijándonos del aire fresco bajo los ñires, al igual que las florecillas que tampoco parecían entender nada de lo que estaba ocurriendo en este verano austral.  ¡¡7 ºC!!

El chiringuito de alquiler de kayaks no hacía su agosto. Los argentinos mateaban a calma.

Lago Hermoso en la Ruta de los Siete Lagos

Tras parar en una pequeña cascada, nos asomamos al siguiente lago, el lago Falkner. Otra parada y paseo. Nada especial. Unos cuantos argentinos se relajaban, contemplando, paseando, o mateando.

Lago Falkner

Por el lago Vilarino pasamos de largo. Los cauquenes volaban ensayando coreografías en grupo.

Por un senderito resbaladizo nos asomamos al lago Escondido, realmente oculto entre la vegetación. Aguas de color verde intenso. Y es que, por esta zona, la exuberancia del bosque nativo permanece. Un área mucho mejor conservada que en las proximidades de San Martín, quizá porque los valles son más estrechos, y las pendientes más escarpadas.

Lago Escondido

Para visitar el lago Traful nos tuvimos que desviar 2 km por una estrecha carretera boscosa. El lago mostraba serenidad, recogido entre montañas. Los campistas preparaban la comida, los niños jugaban a la pelota en la playa, las cotorras chillaban desde los árboles, los cauquenes paseaban tranquilos adaptados a la presencia humana. Y nosotros también paseábamos tranquilos, fijándonos en los colores que se forman a orillas del lago. Sosiego y melancolía.

Lago Traful

Cauquenes

Más bonito nos pareció el tramo que viene después, por un cañón de un río, donde las montañas se verticalizan, el río nos acompaña y los bosques ocupan las laderas. Tras lo cual, el paisaje se vuelve a suavizar. Las obras están presentes durante los pocos kilómetros de ripio que quedan, ancheando y asfaltando esta ruta.

Finalmente, para despedirnos de la ruta de los 7 lagos nos acercamos al lago Espejo Chico, también con área de camping, como todos. Aprovechamos para comer. Una de las cajas de chocolates que nos compramos en Bariloche se iba vaciando.

Y directamente nos vamos al paso fronterizo Puyehue, o Antonio Samoré, para cruzar a Chile, después de recorrer esta ruta de 7 lagos que nos ha dejado bastante fríos. Esperábamos más.

Rumbo a Chile, un poco después del cruce a Villa La Angostura, encontramos un mirador con las mejores vistas del lago Espejo.

¡Qué diferente es cada uno de los cruces andinos! Cruzar la Cordillera siempre es emocionante, y ¡Re-lindo!
En el hito fronterizo, a 1300 m de altura, nos despedíamos de Argentina.

En esta ocasión, el lado soleado de los Andes se ha portado bastante gris. Y eso que es la primera vez que venimos en verano. ¡HASTA PRONTO, ARGENTINA!

Seguimos por Chile

 

Para comer y dormir en San Martín de los Andes:

  • Alojamiento: La Posta del Cazador
  • Para cenar: El Regional, restaurante de cocina regional, donde pudimos probar especialidades de la zona, a base de carne de caza.

 

ESTA ETAPA PERTENECE AL VIAJE: Patagonia norte: Chile y Argentina

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