En esta ruta en coche recorremos el municipio de Chandrexa de Queixa, que se emplaza en el Macizo Central Ourensano y se compone de pequeñas aldeas que se respaldan por montañas redondeadas. Diversos ríos surcan valles glaciares y el embalse de Chandrexa es protagonista destacado del paisaje.
De Pobra de Trives a Chandrexa de Queixa
La carretera de Pobra de Trives a Chandrexa de Queixa nos muestra paisajes muy bonitos. Recorre el encajado valle del río Navea, en el que se asientan pequeñas aldeas dedicadas a la ganadería. Es que el paisaje está precioso en mayo: prados verdes, laderas tapizadas de flores, árboles rebosantes de vitalidad y una luminosidad cegadora.
Carretera de Pobra de Trives a Chandrexa de Queixa
El pueblo de Chandrexa, aunque capital municipal, es pequeño y rural. De hecho, la población de todo el municipio ronda los 500 habitantes. Goza de un encantador emplazamiento a orillas del embalse de Chandrexa de Queixa, en el que confluyen varios ríos para originar el río Navea. Sobre las laderas que abrazan el embalse se sitúan pequeñas aldeas.
Embalse de Chandrexa de Queixa
Continuamos por la carretera que rodea el embalse por el norte, teniendo la oportunidad de gozar de los paisajes de este municipio.
Paseo a pie a A Ferrería
Nos dirigimos al área recreativa «O Plantío» de Santa Cruz (hay que circular 1 Km por pista de tierra en buen estado). Aparcamos en el área recreativa para iniciar la ruta de senderismo a la Ferrería, que discurre paralela al río Queixa.
El suelo de la pista después del área recreativa es más irregular, con algún tramo de piedras sueltas. Tal vez, conduciendo despacio se pueda pasar en coche. Pero, en cualquier caso, recorrerla a pie siempre es una buena opción para oxigenarse y estirar las piernas. No es que el paisaje sea una maravilla, pero tampoco está mal para un paseo tranquilo, facilitado por el camino ancho y llano. Nos brinda la oportunidad de caminar relajadamente sin preocuparnos por nuestras pisadas mientras escuchamos los sonidos del río y los trinos de los pájaros, y nos fijamos en la vegetación y en las estructuras geológicas de plegamientos o metamorfosis de las pizarras.
Camino a A Ferrería de Chandrexa de Queixa
En 2015 se declaró la Reserva Natural Fluvial Río Navea I, que abarca desde Edreira (Laza) hasta el Embalse de Chandreixa. En este espacio natural habitan especies como la toupa de río (en castellano: desmán ibérico), que es un endemismo ibérico.
Canta el cuco mientras avanzamos a pie por la pista de tierra paralela al río. Un reducido bosque de ribera se desarrolla apenas a orillas del río, puesto que las laderas se alzan muy cercanas al agua revestidas de monte bajo, principalmente brezos. Hace calor e incluso las vacas han bajado a remojarse al río para refrescarse. Caminan por el agua y parecen más interesadas en buscar sombra que alimento.
El valle está arropado por montes redondeados forrados de brezo, algunos en flor y otros que ya han superado la floración en esta época. Tras unos 3 Km llegamos a las construcciones de la antigua ferrería, que antaño pertenecía a los monjes del Monasterio de Montederramo. Ahora es una propiedad privada, una especie de granja dedicada a la ganadería. Entramos a curiosear por las antiguas construcciones, donde corretean las gallinas, hasta que los ladridos de un pastor alemán nos advirtieron que no éramos bien recibidos, obligándonos a abandonar el recinto que se emplaza a orillas del río.
Varios caminos parten de aquí, supuestamente usados por senderistas, aunque los carteles de la propiedad privada prohíben el paso. Regresamos por el mismo camino, y cuando se presenta la oportunidad de acercarnos a la orilla del río, la aprovechamos para admirar su transparencia y ver los pequeños peces nadando.
Río Queixa
Finalizado el paseo, nos sentamos en una mesa del área recreativa a la sombra de un plátano para resguardarnos de los 30 ºC y comer la empanada de mejillones.
Área recreativa O Plantío / Santa Cruz
Track del paseo por el río Queixa hasta A Ferrería: Enlace a wikiloc
Ruta en coche por las aldeas de Chandrexa de Queixa
Reanudamos la ruta en coche por el municipio de Chandrexa de Queixa. Bordeamos ahora la otra margen del embalse. Toda esta orilla está rodeada de robles, aunque el bosque aligera por momentos y se destapan las aldeas asentadas en las laderas.
Embalse de Chandrexa de Queixa
Si miramos hacia las cumbres, las vemos a pleno color, como auténticos tapices compuestos por los colores de las flores, brezos morados y xestas amarillas.
Para conocer los pueblos de la sierra tomamos la carretera a Zamorela (señalizada a Castelo), que sube desde el embalse, ofreciéndonos unos paisajes preciosos de montañas coloreadas, verdes carballeiras y pequeñas aldeas de piedra en ubicaciones increíbles.
Zamorela es una pequeña aldea rodeada por la sierra. Muchas de sus casas de piedra están abandonadas. No falta su pequeña iglesia de piedra.
Zamorela
La carretera sigue subiendo y podemos apreciar una panorámica de la aldea de Zamorela, del embalse de Chandrexa de Queixa y de su entorno.
La carretera a Requeixo pasa por el Miradoiro das Estrelas, un sitio increíble. Paramos a absorber la impresionante belleza primaveral de este lugar. La única instalación del mirador es un rústico banco de madera sobre la hierba. Nos sentamos a admirar el paisaje compuesto por mosaicos de colores que decoran las montañas, como un cuadro, como si hubieran pintado a propósito las montañas. La floración está en pleno esplendor y yo creo que nos pasamos una hora en este lugar alucinando con el panorama. Es tremendo. No hay palabras,……. ni nadie alrededor. Las manchas verdes de árboles se refugian en las cicatrices, en las zonas más umbrías de doblez de las montañas. Los colores se acentúan al iluminarse por el sol. Y además, el mirador está en una pradera llena de brezos blancos en flor. Estamos a 1275 m de altura.
Miradoiro das Estrelas en Chandrexa de Queixa
La carretera baja a la aldea de Requeixo, ofreciéndonos una vista de su ubicación.
Emplazamiento de Requeixo
No te puedes creer que siga viviendo gente en lugares tan apartados, aunque hay que reconocer que son afortunadas de tener estos paisajes. El paraje es imponente, la aldea se esconde en el valle encerrado por montañas coloreadas. Curioseamos por las calles del pueblo, compuesto por casas de piedra de arquitectura rural. Descubrimos su pequeña iglesia, saludamos a los paisanos que conversaban a la sombra y contemplamos a los caballos pastando.
Requeixo, aldea de Chandrexa de Queixa
Continuamos por la estrechísima carretera que recorre el Valle Glaciar de Forcadas y nos detenemos en el Miradoiro dos Glaciares “bágoas do Seixo” para observar los efectos del glaciarismo. Los antiguos glaciares fueron los creadores de estos valles que ahora están llenos de vegetación y de colores.
Miradoiro dos Glaciares “bágoas do Seixo”
Siguiendo la ruta en coche, divisamos la aldea de Forcadas en la ladera, pero no hay sitio para parar. Bordeamos el valle y nos dirigimos a la aldea por una estrechísima carretera. Por aquí no circula nadie, menos mal, pues si viene un coche de frente, no hay espacio para apartarse.
Existe una ruta de senderismo por el valle glaciar de Forcadas que va de la aldea de Forcadas a Requeixo. Queda para otra ocasión.
Aldea de Forcadas
Aunque muchas casas de Forcadas están abandonadas, hay vida en la aldea, especialmente en la zona baja. Los lugareños se reúnen a la sombra para parlotear, su principal entretenimiento.
La carretera se acaba en Forcadas, por lo que retrocedemos para regresar a Chandrexa de Queixa. En Celeiros (al lado de Chandrexa) comienza el itinerario ambiental por el río Dorelle, de 8,8 Km. Hay también un museo etnográfico, con horarios limitados.
En el regreso paramos en el Mirador de la Fervenza de Dorelle. La cascada tiene buena pinta, cae en dos brazos de agua, pero desde el mirador se ve muy lejos. El entorno es bonito, muy frondoso, y la aldea de Vozqueimado forma también parte del paisaje.
Mirador de la Fervenza de Dorelle
Aldea de Vozqueimado
Ya no nos queda más que continuar hasta Pobra de Trives, donde nos alojamos varias noches.